Principios prácticos de medicina paliativa y del dolor. Guillermo Eduardo Aréchiga Ornelas

Principios prácticos de medicina paliativa y del dolor - Guillermo Eduardo Aréchiga Ornelas


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contra el cáncer, unidades de CP de agudos, unidades de CP de media y larga estancia y servicios de especialidades de los hospitales de agudos (Arechavaleta, 2009). Otros 2 modelos son el consultivo y el integrador, los cuales proporcionan CP en la unidad de cuidados intensivos, por el proyecto IPAL-ICU. El primero se enfoca en aumentar la participación y efectividad de consultores de CP en el cuidado de pacientes que enfrentan enfermedades críticas de la unidad de terapia intensiva y sus familias (Nelson et al., 2010).

      Por otro lado, el modelo de atención integral se distingue por la identificación de personas con enfermedades avanzadas, necesidades paliativas y pronóstico de vida limitado. Se evalúan necesidades multidimensionales (nutricional, cognitiva, social, etc.). Posteriormente, se revisa la situación y los tratamientos, y se identifican los valores y preferencias de la persona. De esta manera, se puede iniciar un proceso de planificación de decisiones anticipadas y gestión de caso, donde se tiene en cuenta la limitación de vida. Es primordial que se exploren las necesidades, expectativas y demandas de la persona que padece la enfermedad, así como de sus familiares y del cuidador principal. Todo debe de ir de acuerdo con los valores y preferencias de la persona a la que se le da la atención principal (Gómez-Batiste et al., 2018: 2-6).

      El modelo de atención que tiene el mayor peso para la futura propuesta es la atención centrada en la persona, divulgada en 2010. Deriva de una transformación social y política de los últimos años, donde se afecta el diseño y planificación de servicios profesionales y es necesario establecer una nueva perspectiva de atención basadas en derechos de las personas. Sobre todo se enfoca en personas mayores, personas con discapacidad y en situaciones de fragilidad o dependencia. Como premisa fundamental está el cambio de perspectiva, de basar la atención en la enfermedad y curación, para enfocarse en los cuidados de la persona, sus necesidades, su dignidad y sus derechos.

      Se distingue por tener a la persona con necesidad de apoyo como la protagonista, referente y motor de la atención. Los roles profesionales se vuelven de prescriptores a facilitadores para la persona, con el fin de conservar su autonomía en la toma de decisiones y el control de su vida en general. La participación de la persona es activa, al contrario de otros modelos que mantienen a la persona pasiva en el plan de atención, tratamientos, objetivos y cuidados relacionados con su salud. La atención es individualizada, manteniendo los principios de autonomía (diversidad de elección), participación (accesibilidad e interdisciplinariedad), integralidad (globalidad), individualidad (flexibilidad y atención personalizada), independencia (prevención y rehabilitación) y continuidad de la atención (coordinación y convergencia) (Rodríguez, 2010). Asimismo, la focalización es en las necesidades de salud, en una relación personal duradera, atención integral continua, responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad a lo largo del ciclo vital y responsabilidad de afrontar los determinantes de la mala salud; las personas son asociadas en la gestión de su salud y la de su comunidad (OMS, 2018).

      Finalmente, la atención gerontológica centrada en la persona se orienta hacia las necesidades de los individuos, sus derechos, preferencias y calidad de vida, enfocándose en elementos clave de la persona como: autonomía, elección, colaboración, responsabilidad, habilitación (funcionalidad), congruencia con el contexto, accesibilidad, flexibilidad y respeto a la diversidad (valores y creencias) (Martínez, 2016: 22-28). La atención gerontológica centrada en la persona se maneja por medio del trato digno, visto desde dos dimensiones: autonomía e independencia, y es fundamentada principalmente por la teoría del humanismo desarrollada por Carls Rogers, donde la planificación se enfoca en el paciente (Rodríguez, 2011: 14-17).

      Al visualizar los tipos de modelos en CP, se confirma la falta de adaptación de estos dos últimos modelos de atención, los cuales se han definido como los más actualizados para dar servicio a adultos mayores, personas con discapacidad o dependencia, que son características de personas que llegan a necesitar CP, y de ahí deriva la importancia de conocerlos y unificarlos en un modelo.

      Una nueva propuesta de atención de cuidados paliativos

      El desarrollo de los CP ha sido lento pero progresivo, con el respaldo legislativo correspondiente (Herrera, 2019). Los esfuerzos han sido grandes pero por pocas personas, sobre todo del área médica, por medio de diversas modalidades, como módulos de CP intrahospitalarios, consulta externa, clínicas del dolor, hospital de día, control domiciliario y asistencia telefónica, donde se proporciona un servicio sobre todo para el control sintomático, con límites para una atención integral (Navarro y Tarditi, 2016).

      En modelos de atención de CP se han abordado las áreas físicas, espirituales, psicológicas y sociales, pero no en su conjunto. En estos puntos es necesario unificar con la atención médica-física para la disminución de síntomas como el dolor, en equilibrio con las demás esferas mencionadas, lo cual beneficiará a disminuir la depresión, ansiedad y aumentar el alivio, no sólo del dolor, sino del sufrimiento, el bienestar y la calidad de vida de la persona. De la misma manera, se coincide con la urgencia de la sistematización de CP, así como una legislación de políticas para lograrlo. Al integrar las áreas biopsicosociales y espirituales inherentes de todo ser humano, se podrían obtener resultados contundentes en la atención de CP.

      Los postulados que serán las bases del enfoque de este proyecto de intervención son los clásicos de Cecily Saunders, por su orientación holística en el tratamiento del “dolor global”: físico, social, psicológico y espiritual. También se tomará en cuenta, específicamente, el proceso del enfermo terminal, establecido por Elizabeth Kübler-Ross, enmarcado por las diversas etapas de negación, ira, depresión, negociación, aceptación y esperanza. Por último, todo estará regido bajo los modelos que se adecuan a la resolución del problema: la atención integral, la atención centrada en la persona y atención gerontológica centrada en la persona, ya que abarca las dos teorías clásicas anteriores, con un desarrollo actualizado en la forma de intervenir con las personas desde una perspectiva gerontológica y, en específico, con las que viven una enfermedad crónico-degenerativa en cualquiera de sus fases, otorgándole el bienestar, disminución del dolor y calidad de vida acorde a sus necesidades y prioridades. Todo con el propósito de que tengan una vida digna hasta el último suspiro.

      En este caso, se propone un nuevo modelo, dentro del margen de modelos de atención en CP: un “modelo integral gerontológico de CP centrado en la persona”, con el fin de dar una alternativa innovadora de atención de calidad, fuera de lo que se da en un ambiente hospitalario con la atención tradicional y en condiciones inadecuadas para sobrellevar la enfermedad o padecimiento que vive la persona y su familia. Este modelo integra una fresca renovación de ver la enfermedad, la vida y la muerte como un proceso natural del ser humano, como en la antigüedad se vivía. Es traer a la actualidad fundamentos de los inicios de la medicina, de la filosofía de la vida y de la simpleza de la esencia del ser humano, la cual ha sido olvidada y sustituida por la sistematización de la salud y la tecnología, que, sin duda, ha favorecido la esperanza de vida, pero no la calidad y su verdadero significado.

      Traer todo esto al esquema actual de la sociedad es fundamental, así como centrarse en el ser humano y no en la enfermedad. El beneficio será para la persona con la presencia de un diagnóstico, su familia y el equipo interdisciplinario que otorga el cuidado con atención profesional, para vivir dignamente cada uno de sus días hasta el momento de morir.

      Lo que se propone es un modelo de atención integral de CP para adultos mayores con enfermedad crónico-degenerativa y presencia de dolor, desarrollado por un equipo multidisciplinario de calidad y profesionalismo, con múltiples áreas de atención en salud que trabajen en conjunto, de forma interdisciplinaria, regido por herramientas y técnicas tradicionales y actuales, unificadas de forma creativa, innovadora y centradas en las necesidades y los deseos de la persona. La atención es personalizada y única para cada persona y su familia, de manera que se integren las áreas biopsicosociales y espirituales, que componen al ser humano.

      El enfoque de este modelo surge desde el mismo significado de paliar, que proviene del latín palliare, que significa tapar, y a su vez deriva de pallium, manto o prenda de vestir exterior. Es así como, en medicina, se refiere a cubrir, mitigar, suavizar y atenuar las penas y síntomas con tratamientos específicos


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