Principios prácticos de medicina paliativa y del dolor. Guillermo Eduardo Aréchiga Ornelas

Principios prácticos de medicina paliativa y del dolor - Guillermo Eduardo Aréchiga Ornelas


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plena con el paciente y la familia. Que el paciente cuente con información clara, precisa, oportuna y veraz le permitirá formular un panorama mayormente dimensionado de la realidad que vive respecto a la enfermedad y su entorno, hacia su condición futura y considerar el apego a la atención de sus voluntades. Algunos de los principales objetivos que pudieran enlistarse con la finalidad de visualizar la utilidad de las voluntades anticipadas son:

      •Conocer y reconocer deseos y preferencias de los pacientes.

      •Identificar las principales necesidades de los pacientes.

      •Favorecer la planificación de cuidados, entendido como un ejercicio en conjunto con los profesionales de la salud involucrados, el paciente y la familia con la que ya hubo un previo proceso de comunicación efectiva.

      Las principales barreras que limitan su aplicación son:

      •Incertidumbre del pronóstico.

      •Incomodidad por parte del profesional de la salud o falta de capacitación para comunicar información adversa.

      Renuencia a revelar un pronóstico no favorable

      Cuando existen concepciones erróneas por parte del profesional de la salud sobre los efectos de comunicar un diagnóstico o pronóstico no favorable se niega al paciente la oportunidad de realizar un balance sobre su propia vida, planificar su futuro. Por ejemplo, el 63% de los clínicos que trata principalmente a pacientes con cáncer se muestra excesivamente optimista en relación con el pronóstico sobreestimando el tiempo restante hasta la muerte (Walsh, 2010).

      Capacidades de comunicación inadecuadas

      Se debe favorecer a una toma de decisiones centrada en el paciente, no en criterios personales del profesional de salud que da la atención ni en valoraciones meramente morales. Que el profesional de la salud favorezca un entorno de comunicación abierto, honesto, respetuoso y suficiente garantizará en mayor medida un canal de comunicación efectivo.

      Si se garantiza que el profesional de la salud cuente con la capacitación y herramientas necesarias para una comunicación adecuada, se favorecerá en gran medida la toma de decisiones por el paciente.

      La falta de claridad en el abordaje por parte de los profesionales de la salud a pacientes capaces de tomar decisiones, que presentan enfermedades con pronóstico desfavorable, es un punto que implica la forma en que se organizan los servicios y la necesidad de implementar estrategias que favorezcan la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en función de brindar una atención de calidad que se vea reflejada en satisfacción de la atención recibida, claridad en la información, trabajo coordinado entre profesionales de la salud y con el paciente.

      Esta armonía y organización en la atención favorecerá a identificar el momento en donde se pueda entablar la conversación referente a la planificación a futuro y toma de decisiones, reflejado en las voluntades anticipadas.

      Conclusiones

      Podemos concluir que las voluntades anticipadas son un ejercicio que favorece un acercamiento al respeto de la autonomía de los pacientes, en el sentido estricto que toma en cuenta deseos y preferencias, reconociendo necesidades de los pacientes mismos que pueden ser cambiantes y por lo mismo se considera un documento que en cualquier momento puede ser revocable por el paciente. La identificación de barreras particulares y generales en el proceso de acceso a las voluntades anticipadas podrá generar estrategias que permitan que los pacientes tengan la oportunidad de no caer en obstinación terapéutica, mejorar la calidad de la atención en los pacientes, modificar el impacto económico en los servicios de salud al no gastar recursos en procedimientos e intervenciones innecesarias para el paciente e incluso la oportunidad de decidir pasar últimos días de vida en domicilio. A futuro queda seguir implementando estrategias en función de una mejor calidad de la atención hacia los pacientes y sus familias.

      ABEL DE JESÚS AGUILAR CASTAÑEDA

      CHRISTIAN SOLANO ORTEGA

      La muerte no es una cosa tan grave; el dolor sí.

      André Malraux

      Eutanasia

      El término eutanasia en su sentido etimológico (eu, bueno, thánatos, muerte), “buena muerte”, ha dejado de tener uso social. Para entender con conceptos más acertados se han consultado revisiones de países en donde la eutanasia se ha legislado, tales como Bélgica y Holanda. De acuerdo con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, la eutanasia se define como la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de ésta, y en un contexto médico. La legislación establece los términos para que los médicos pongan fin a la vida de los pacientes que se encuentran en un estado que, médicamente, no tiene perspectivas de mejora. Las solicitudes de eutanasia sólo se aprueban si el paciente se encuentra en una condición médica desesperada y se queja de un dolor físico o mental constante e insoportable que no puede aliviarse y es el resultado de una condición accidental o patológica grave e incurable. En dichos países debe transcurrir al menos 1 mes entre la solicitud por escrito y el proceso de eutanasia.

      Los criterios para solicitar eutanasia son:

      1.El paciente debe considerar que su sufrimiento es insoportable y sin esperanza. Por esta razón, es importante que el paciente esté bien informado sobre su pronóstico y las posibilidades que los cuidados paliativos tienen para otros.

      2.El deseo de morir debe ser bien considerado y persistente. Este criterio incluye el hecho de que el paciente debe estar tranquilo y la solicitud de eutanasia debe realizarse repetidamente.

      3.La solicitud debe ser voluntaria. Esta solicitud debe ser escrita y firmada por el paciente. Además, el deseo de morir no puede verse afectado por la presión del exterior, de los familiares o del personal médico.

      4.El médico debe consultar al menos a otro médico. Este médico consultado debe ser independiente y puede no estar involucrado en el tratamiento del paciente. Tiene que reconstruir el pronóstico desesperado y la certeza de la muerte.

      5.La solicitud de eutanasia debe ser discutida por el equipo de cuidadores involucrados: enfermeras, médicos, trabajadores sociales y, preferiblemente, también el médico general. Es tarea de este equipo mantener una estrecha vigilancia sobre el procedimiento y determinar si se han seguido todos los criterios de manera precisa y cuidadosa.

      6.El médico no puede atribuir la muerte a causas naturales y está obligado a mantener registros adecuados.

      Procedimiento

      Cuando se utiliza la expresión muerte a petición en relación con la eutanasia, se trata de una descripción técnica del acto, que se basa en el procedimiento de causar la muerte y el uso de medicamentos, por ejemplo, la inyección de un barbitúrico para inducir coma, seguida de la administración de un relajante neuromuscular para detener la respiración causando la muerte del paciente.

      La muerte sin el consentimiento de la persona, es decir, no voluntaria (cuando la persona no puede consentir) o involuntaria (contra la voluntad de la persona) no es eutanasia: es asesinato. Por lo tanto, la eutanasia solamente puede ser voluntaria. Así, el término eutanasia voluntaria debe ser abandonado, ya que, por implicación lógica, sugiere que hay formas de eutanasia que no son voluntarias, lo cual no es correcto.

      En la literatura, así como en el debate público, a veces se hace una distinción entre la eutanasia activa y pasiva. Esta distinción también es inapropiada. La eutanasia es activa por definición, y por lo tanto eutanasia pasiva es una contradicción en términos.

      En contraste con la eutanasia,


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