A todo ritmo. Jessa James

A todo ritmo - Jessa James


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la puerta esta vez con más cuidado y se encontró cara a cara con un trabajador de envíos que parecía que tenía suficientes cajas y bolsas para mudar un nuevo inquilino.

      “Lo siento, creo que vino al apartamento equivocado.”

      “¿Señorita Woods?” preguntó él, luciendo un poco menos aburrido después de haber observado el modesto escote a través de la camisa que llevaba.

      “Uh, sí. Soy ella. Digo, soy yo.”

      “¿La entrega es para usted, podría firmar aquí, por favor?”

      Él le puso un portapapeles en la cara y señaló una línea en la parte inferior en la que quería que firmara.

      “¿Lo siento, pero yo no he ordenado nada?” Al ver todo de cerca, parecía que todos los artículos eran de tiendas lujosas en las que no había podido comprar incluso antes de que saliera de la casa de sus padres.

      “Señorita, a mí solo me dicen dónde y a quién entregarle las cosas. Usted es la señorita Serena Woods y vive en la dirección en ese pedazo de papel, ¿cierto?”

      “Sí.”

      “Entonces esto es para usted. Por favor, firme señorita, para así poder retirarme.”

      Completamente confundida, ella firmó el estúpido pedazo de papel y él envió una orden de inmediato a alguien que ella no podía ver, “¡Vamos a meterlo todo!” Un hombre apareció del pasillo y los dos hombres metieron todos los paquetes en la sala de Josh en segundos. Mierda, ahora sí iba a matarla.

      Serena comenzó a abrir las bolsas apenas se fueron los hombres. Al principio se movió con timidez, pero cuando descubrió los tesoros que tenía, ella comenzó a emocionarse por cada uno.

      Estaba prácticamente gimiendo para cuando abrió la última bolsa. Serena nunca había sido fanática de la ciencia ficción, pero se imaginaba que así se sentían ciertos fanáticos del género cuando recibían objetos coleccionables.

      Dentro de las bolsas había algunos de los vestidos más hermosos que haya visto, de diseñadores que nunca en sus sueños más salvajes hubiera imaginado que usaría. Serena abrió otra caja, tenía una forma diferente, pero ella estaba ansiosa de seguir viendo zapatos hermosos, aunque solo descubrió que tenía algo totalmente diferente.

      Serena movió las cajas y comenzó a chillar de felicidad mientras abrazaba los zapatos que tenía más cerca. Luego abrió otra caja que tenía una forma diferente, estaba ansiosa por encontrar más zapatos, pero esta vez descubrió otra cosa.

      En vez de eso, esta caja y otras tres cajas, tenían alguna de la ropa interior más fina que haya visto – incluso en los catálogos que estaba avergonzada de admitir que había visto. Serena vio las etiquetas en cada una y eran exactamente de su talla. Sí, era un poco aterrador, pero ella no pudo evitar sentir un escalofrío por su columna.

      La próxima caja tenía una forma diferente. Sin saber qué esperar, ella abrió esta con más lentitud. Lo primero que notó fue un suave sobre blanco con una nota dentro.

       Diviértete. Espero que te encante todo.

       Te veo a las 8.

       -R

      Serena dejó la nota a un lado con cuidado, preguntándose si la había escrito él mismo. Olía un poco a él, pero si era honesta consigo misma, seguro que estaba drogada de tantas cosas de diseñador.

      Serena levantó el sobre de papel y encontró una botella de perfume que había estado deseando por años, pero nunca había comprado, aunque ella siempre se aseguraba de echarse un poco de las botellas de muestra en su cuello y su escote cuando pasaba por una tienda que los tenía. Al lado del perfume encontró algunos de los mejores cosméticos en la industria.

      Serena sonrió. Para un hombre que conocía por menos de veinticuatro horas, él conocía muy bien su estilo.

      Le tomó el resto del día, pero ella finalmente escogió lo que pensaba que era el traje perfecto para circunstancias desconocidas y estuvo lista justo a tiempo.

      Eran las 8 en punto y hubo un golpe ligero en su puerta. Josh todavía no estaba en casa, así que ella abrió la puerta.

      Serena estaba comenzando a sentir que debería llevar un maldito tanque de oxígeno alrededor de este hombre. El estar a su alrededor hacía que le fuera difícil respirar, era casi imposible. Él llevaba unos jeans oscuros y una camisa abotonada del mismo color con mangas enrolladas y sus tatuajes asomándose. Sus dedos ansiaban tocar esos tatuajes, inspeccionarlos y aprender la historia detrás de cada uno...

      “¿Lista para ser impresionada?” preguntó él como saludo, cortando cada uno de sus pensamientos.

      “¡Nací lista!” mintió ella. Serena estaba dispuesta a apostar que nada lo ponía nerviosa, así que ella estaba desesperada en no mostrar su propio nerviosismo y falta de confianza.

      Debe haber funcionado, porque al hacerlo, él agarró su mano y la bajó por las escaleras hacia su motocicleta. No era lo que esperaba. Nunca había estado antes en una motocicleta, pero tampoco había estado nunca en una cita con una estrella de rock. Supongo que hay una primera vez para todo.

      Serena aceptó el casco que él le entregó, completamente feliz de haber elegido una simple cola de caballo en vez de un peinado más complicado. Serena se lo colocó y se metió en la chaqueta de cuero negro que él le entregó, luego lo abrazó mientras él aceleraba a través del aire frío de la noche. Claramente el límite de velocidad no aplicaba para las estrellas de rock. Ella colocó su cara en su espalda y se agarró como si su vida dependiera de ello.

      Serena no tenía frío, pero estaba agradecida de que finalmente bajó la velocidad. Solo que ahora que el rugido de su motor se había callado y finalmente tuvo el coraje de levantar la vista, una sensación fría apareció en su estómago. Estaban en una fiesta al exterior. Las luces estaban al máximo y la música pulsaba en sus huesos. Esta definitivamente no era su escena.

      Sin pensarlo, Serena murmuró, “Yo, uh, no uso drogas. Nunca lo he hecho, nunca quiero hacerlo.” Ella había visto a suficientes estudiantes de su secundaria adictos a esas cosas venenosas y ella no tenía intención de que eso le sucediera. Ni siquiera le gustaba tomar mucho, el vino con Josh fue una pequeña excepción.

      “No te preocupes, todo está bien. No hay drogas esta noche.” Él agarró su mano y la llevó a través de la multitud para llegar a un área rodeada por una cuerda y cuidada por hombres enormes en trajes oscuros. VIP, se dio cuenta ella. Todo su cuerpo se sentía encendido al tocarlo. Habían pasado treinta minutos de contacto físico constante entre ellos y su cuerpo parecía estar al borde.

      Serena había decidido después de su visita y su búsqueda rápida en Google dejar de invadir su privacidad como cualquier otra fanática y solo permitir que él diga lo que quiera que ella escuche, lo que quiera que ella sepa.

      Rhys pasó al lado de los guardias, apenas pausando para levantarles la barbilla como agradecimiento. Ellos siguieron imperturbables y volvieron a colocar la cuerda en su lugar apenas ellos pasaron hacia el área VIP.

      Era obvio que los dioses del rock y sus sabores de la semana no los afectaban mucho. El área VIP era mucho más espaciosa y calmada que las multitudes que habían atravesado. Ella no comprendía cómo no habían reconocido a Rhys, hasta que se le ocurrió que nadie esperaría que el príncipe de la guitarra estuviera atravesando las multitudes con una chica como ella.

      Rhys escaneó la habitación y encontró el intruso rubio de anoche relajándose en una cabina en la esquina. Serena había descubierto que él era Milo, mejor amigo de la secundaria de Rhys y el hombre detrás del teclado de Misery.

      Según los artículos que ella había leído antes de decidir dejar de acosarlos en línea, Milo era tan estrella de rock como Rhys, le daba un sonido único a Misery y era muy popular con los fanáticos.

      Aunque Serena no sabía mucho sobre los teclados, lo que sí sabía es que Milo


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