A todo ritmo. Jessa James
“Encantada de conocerte, Rhys.” Serena se recordó a sí misma de dejar de mirar esos ojos hipnotizantes, su fuerte mandíbula, las líneas negras de tatuajes que desaparecían debajo de su camisa negra de cuello en V…
“Entonces”, Serena soltó su mano y se forzó a detener su inspección casi pervertida. “¿Cómo terminaste aquí?”
“Me gusta pasear por ahí”, contestó él con una sonrisa curiosa en su cara. Una sonrisa que podría bajarle las bragas en diez segundos a cualquiera de las chicas hermosas que había en la fiesta. Tal vez ella no era una de las personas hermosas de la fiesta, pero sus bragas sí estaban listas para bajarse. Patético, pensó Serena.
“De acuerdo, señor que pasea. ¿Cómo es esta banda? En tu capacidad oficial de alguien que pasea, ¿son ellos tan buenos como parecen? ¿Y si esta es su fiesta, dónde están?”
Esta vez él soltó una risa sincera antes de responder, “Creo que son buenos. ¿Entonces no eres una fanática?”
“En realidad no. Bueno, no lo creo. Escuché música clásica en su mayoría mientras crecía. Últimamente he estado escuchando algo de pop, pero todavía no he comenzado a escuchar rock.”
Él se volvió a reír. Aunque ella no estaba segura de por qué se estaba riendo, ella quería descubrirlo y hacerlo reír lo más que pudiera por la mayor cantidad de tiempo posible. Serena estaba segura de que no había algo mejor que ver o escuchar en cualquier otro lugar o planeta que la risa de este hombre.
“De acuerdo, si quieres saber si Misery es tan bueno como parece, ven conmigo.” Él la agarró de la mano sin esperar su respuesta y la llevó por la escalera, todavía riéndose mientras subían al piso de arriba. Serena se emocionó un poco al volver a sentir esa sensación en su cuerpo cuando él volvió a tomar su mano.
Aquí arriba era más silencioso, pero todavía había algunas personas caminando por el segundo piso. Los sonidos que salían de algunas de las habitaciones que pasaron le dieron una buena idea de dónde estaba la banda. Él no dudó mientras la llevaba con confianza hasta el tercer piso.
Una vez ahí, él la llevó hacia la puerta al final del pasillo. Ahora solo estaban los dos. “¿Estás seguro de que podemos estar aquí?” preguntó Serena escéptica.
“Sí, claro, estos chicos son… mis amigos.” Su cara tenía una expresión divertida mientras murmuraba las palabras.
Él atravesó la puerta que había abierto como si fuera el dueño y ella lo siguió hasta una habitación pequeña y poco decorada.
Él parecía lo suficiente confiado como para subir y nadie lo había detenido o cuestionado, así que ella supuso que estaba bien estar aquí. Aunque Serena sentía que estaba invadiendo la privacidad de alguien.
Serena miró alrededor con curiosidad. La habitación tenía paredes de vidrio en dos lados, revelando una vista que la dejó sin respiración.
Además de la puerta por la que habían entrado, había otra puerta cerrada que parecía llevar a una habitación adjunta detrás de esta. La habitación estaba decorada con una alfombra gruesa, un par de sofás, una mesita de café, un sistema de sonido que parecía de última generación y muchas pelotas de papel cubriendo la mayoría de las superficies.
Él la estaba mirando mientras ella admiraba la habitación y se maravillaba con las vistas, pero para cuando ella volvió a mirarlo, él estaba tocando el sistema de sonido.
“Vamos, ponte cómoda y escucha esto.” Él señaló uno de los sofás cómodos y se sentó frente a ella, al lado del sistema de sonido. Cada espacio de la casa gritaba opulencia, excepto esta habitación. Parecía como una especie de santuario, uno en el cual vivía una persona real.
Justo entonces, un sonido hermoso de un solo de guitarra sonó por los parlantes, seguido de una poderosa voz masculina. Serena escuchó con atención y estaba un poco aturdida cuando los otros instrumentos más ruidosos comenzaron a sonar.
Rhys estaba mirándola atentamente una vez más, haciendo que su estómago se sintiera cálido y extraño y haciéndola desviar sus pensamientos de la música que salía por los parlantes y pensar en el hermoso hombre que estaba al frente. Su mano izquierda y su antebrazo estaban cubiertos de líneas negras de tatuajes que se estiraban por debajo de la manga de su camiseta. Otro tatuaje salía de la manga de su mano derecho. Sus brazos eran divinos, músculos definidos, aunque no eran enormes. Su pecho era amplio y fuerte y sus hombros eran anchos, casi como los de un nadador. Sus ojos los recorrieron para luego mirar su cara cincelada. Él estaba estudiando su reacción con atención, como si estuviera intentando descifrar sus pensamientos y le importara de verdad lo que pensara.
Él levantó una ceja al escuchar su aprobación y una sonrisa apareció en su cara. Pero él no dijo nada. Él le dio algo de tiempo para escuchar y luego comenzó a explicar los acordes, el ritmo, la melodía y otras palabras que fluían sin parar mientras ella se perdía en su voz. Mientras él hablaba de música, la emoción y la pasión que irradiaban de él llenaban la habitación.
Él levantó una guitarra que ella no había visto y tocó un poco con los ojos cerrados. “… ¿lo entiendes ahora?” Serena solo escuchó el final de su pregunta y su columna se enderezó para aparentar que le había estado prestando atención a sus palabras y no a él.
“Sí, algo, creo. Si escuchas con atención no es solo el sonido que escuchas al comienzo, es algo totalmente diferente. ¿Sabes qué otra cosa entiendo?”
“¿Qué?”
“Tienes mucha pasión por la música, ¿cierto? No creo haber escuchado a alguien hablar de algo con tanta pasión como lo hiciste ahora.”
Era un hecho, no una pregunta, pero él no lo negó. En vez de eso, él la miró directo a los ojos, sosteniéndole la mirada y le preguntó en voz baja, “¿Y a ti qué te apasiona, Serena?”
De repente, algo en ella hizo clic mientras lo miraba a los ojos. ¡Por eso lucía familiar! ¡Él era el hermoso hombre del balcón en la gala de caridad la otra noche, estaba segura!
“¿Por casualidad estuviste en una recaudación de fondos de caridad para una fundación de servicios sociales la otra noche?” balbució Serena antes de poder detenerse, pero él no le dio oportunidad de responder.
“Lo siento, ¡esto debe sonar extraño! Es solo que abajo me pareciste conocido y se me ocurrió justo ahora que luces como alguien que vi en un balcón cuando me estaba yendo.”
“Sí, ese era yo.” Él me miró un poco sorprendido por un segundo, pero luego las esquinas de su boca mostraron una sonrisa hermosa y traviesa. “¿Vestido púrpura, cierto?” preguntó él, sus ojos brillando.
¿Me recuerda? Wow, eso es extraño. No soy alguien memorable, así que debe ser mi interrupción lo que debe haber recordado, pensó Serena. Él había estado mirando la ciudad con tanta intensidad… ella se había preguntado lo que estaba pensando, aunque ella nunca le preguntaría.
“Sí, uhm, lamento haberte interrumpido. No estaba prestando atención.”
“Eso parece algo común en ti, ¿eh?” dijo Rhys, divertido y sonriendo con serenidad mientras ella se sonrojaba. “Entonces, Serena distraída con el vestido púrpura, confiesa. ¿Qué te apasiona?”
“Bueno, de acuerdo. Veamos. Hace un par de semanas, probablemente te hubiera dicho que mis padres y quizás alguien más. Creo que lo único que queda después de las últimas semanas es la moda. Me encanta. Eso es lo que estaba haciendo cuando me choqué contigo, mirando toda la ropa increíble abajo.”
“Moda, ¿eh? Eso es genial. Y te llevó hacia mí”, sonrió él. “¿Eso significa que yo te apasiono por extensión?”
Serena volvió a sonrojarse mucho, pero no dijo nada. Solo sacudió la cabeza como si él fuera un loco por haber dicho eso. Serena no lo admitiría, pero él era definitivamente alguien por la cual ella se apasionaría. Él era tan intenso, pero