Siempre nos quedará Beirut. Laila Hotait Salas

Siempre nos quedará Beirut - Laila Hotait Salas


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cuanto a los cineclubes, existían varios proyectos que se desarrollaban simultáneamente, centrándose cada uno en un público concreto.[63] A nivel escolar, Ghassan Abou Chacra y Antoine Aoueis, dos profesores de francés, crearon en 1961 el Ciné-club de la Jeunesse, un proyecto ambulante que el Centro Nacional de Cine ministerial añadió en 1964 a su programa escolar, ya que se llegó a un acuerdo con ciertas escuelas católicas del país. También el Centro Nacional de Cine organizó un cineclub que tenía lugar en la sala de arte y ensayo Clemençeau, hoy día Masrah al-Madina (Teatro de la Ciudad), donde Jean-Pierre Goux Pelleton, crítico de cine habitual del periódico libanés L´Orient-Le Jour, dirigía las sesiones y redactaba la ficha artística que se repartía.[64] Partiendo de una iniciativa privada se fundó el Ciné-club Beirut, en el cual participaban los críticos locales, que fueron los verdaderos responsables, frente a los distribuidores comerciales, de la difusión del cine extranjero de autor en el país. Dos de estos diligentes renovadores de la escena local fueron Alain Plisson, actor y uno de los propietarios de la revista Cinés d´Orient, y el antes citado Jean-Pierre Goux Pelleton. El Ciné-club Beirut proyectaba las películas europeas del nuevo cine e invitó a importantes directores, entre ellos el italiano Pier Paolo Pasolini, el francés François Truffaut y el alemán Werner Herzog.

      Otra fuente de actividades audiovisuales en este y otros países árabes han sido durante mucho tiempo los centros culturales extranjeros. En aquel momento, el más activo en el país era el Instituto Goethe, que contaba entre sus numerosas actividades con una sesión semanal de cineclub. Pero, tras revisar los programas de la época, se constata que al principio los títulos se proyectaban cuatro o cinco años después de su estreno internacional y que, en realidad, apenas había habido alguna sesión dedicada al nuevo cine alemán. Aunque, a medida que pasó el tiempo, las actividades aumentaron y en 1974 las películas empezaron a llegar con menor retraso.

      Las publicaciones

      La escena audiovisual


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