Tejer redes para la apropiación social de conocimiento. Alberto León Gutiérrez Tamayo
que no. Puede que llegue y esa idea no sea correcta, pero, por lo general, es útil, porque el futuro guarda muchas conexiones con el pasado. Y como habitualmente sirve, se puede estar preparado para asumir dicha situación sin muchas cavilaciones. Esta es una función del conocimiento disponible al servicio de la supervivencia de sus usuarios.
De otra parte, los seres humanos han tratado de hacer integraciones de fragmentos del conocimiento total. Integraciones quiere decir que se trata de juntar la información y darle una forma unificada. Un ejemplo es un mapa. Durante mucho tiempo, la humanidad tuvo mapas de regiones que se podían conocer a pie, pero no se sabía qué había más allá de donde se podía acceder caminando o con pequeñas naves. Pero llegó un momento en que los geógrafos comenzaron a juntar todos los pedazos y trataron de hacer un mapa total, un mapamundi. Este, como tal, era un gran prejuicio, una suposición enorme acerca de la totalidad geográfica. Con base en los mapamundis, algunos dijeron que la tierra era redonda y, a partir de la información fragmentaria, trataron de hacer una síntesis plausible con los segmentos disponibles, de modo que se pudieran orientar los proyectos de exploraciones y grandes viajes. Hoy es posible pensar sobre el acervo del conocimiento humano, con el propósito de hacer una síntesis por medio de la integración de los fragmentos. Así, resultan teorías integrales del conocimiento, como la de Donald Campbell, teórico estadounidense del siglo xx, que tiene diez zonas en forma de anillos, y se explica a continuación.12
El primer nivel es un anillo junto al centro. La forma más simple de conocimiento es solucionar problemas sin recurrir a la memoria. Una expresión coloquial colombiana suele ser “a la loca”, es decir, hacer algo sin recurrir a la memoria, sin bases de datos, por ejemplo: “no sabía la respuesta y escogí una a la loca”. Por su parte, el segundo nivel está compuesto por dispositivos que remplazan la locomoción. Se pueden solucionar problemas sin tener que ir hasta un objeto. Los ojos permiten estas soluciones sin tener que llegar a un lugar determinado, dejan saber algo desde la distancia; los oídos también. Si se escuchan ruidos en una dirección y permiten presumir un peligro, se trata de escapar en la dirección contraria.
El tercer nivel corresponde al instinto. Muchas de las reacciones que son casi automáticas, son llamadas instintos. Con ello, se sugiere que no son elaboradas en el momento mismo, sino que, como preparaciones para el futuro, estaban anticipándose a cualquier acontecimiento. Así, el cuarto nivel es el hábito. Por la repetición de acciones, los seres vivos crean pautas o patrones de comportamiento que llegan a ser tan inmediatos o automáticos como el mismo instinto. También se les llama costumbres. Una expresión popular dice que “el hombre es un animal de costumbres”.
El quinto anillo es el uso sistemático de la visión, ya no solamente para relacionarse con los objetos a distancia, sino como base de un comportamiento más complejo. Se puede aprovechar al máximo la visión cuando se hacen mapas donde se trata de representar lo que está en el mundo. Así nació la geometría y, también, la cartografía. Incluso se espacializa lo que no está en el espacio y se hacen mapas de ideas o “mapas de pensamiento”. Todos los días, aún en las zonas cognoscitivamente menos sofisticadas, pueden usarse planos. Se manipulan ideas como si fueran cosas o partes del espacio e, incluso, se imagina cómo se pueden relacionar las ideas entre ellas, en ese espacio fingido de todas las relaciones posibles.
El sexto anillo consiste en usar, sistemáticamente, la memoria, a través de bases de datos como los libros, la lengua natural, los números naturales –base de datos que funda la aritmética– o la naturaleza, que es una base de datos multidimensional (tabla periódica de los elementos, taxonomías vegetales y animales, etc.). Hay bases de datos muy sofisticadas en sus propósitos, como el manual de los seals o el World Almanac de la cia, que tienen instrucciones de lo que se puede hacer en cada situación posible de un combatiente de élite o a alguien que quiera dominar políticamente el mundo. La base de datos clásica es una base de bases de datos y se llamó, desde la Antigüedad griega, biblioteca.
Así, el séptimo anillo es la exploración social, porque se aprende de los semejantes tanto activa como pasivamente. No solamente lo hacen los humanos, sino muchas especies de animales. Los pares están explorando el mundo por y para los demás. En este orden, el octavo anillo es el procesamiento de signos como procesamiento de lo representado. Se puede pensar con palabras y establecer relaciones entre palabras, como cuando se verbaliza o cuando se escribe en cualquier notación. Por su parte, el noveno nivel es la acumulación cultural, que –como ya se había dicho– se compone de saberes individuales y comunes. Es una pila dentro de la pila y está compuesta no solamente de palabras, sino de acciones y secuencias de acciones trazables y reproducibles.
Finalmente, en el décimo lugar, está la ciencia, que, básicamente, es una manera de coordinar armoniosamente razonamientos, o pensamientos abstractos y experiencias. A eso se llama método. Esta palabra es, en su origen, de la vida diaria en la sociedad griega, que significaba “hacer cada cosa siguiendo un camino”, a partir de la palabra odos (camino, vía). Método quiere decir seguir el camino que se sabe que conduce al resultado esperado (como cátodo, en química y teoría de la electricidad, que significa camino que baja).
Para algunos, la teoría integrada del conocimiento puede tener la forma de las muñecas rusas llamadas matrioskas, que se guardan una dentro de otra. El mapa de conocimiento integrado tiene la misma característica porque cada nivel o anillo, desde el más interno, que es el movimiento sin recurrir a la memoria, hasta el más externo, que es la ciencia, se dispone dentro del que le sigue. Ahora bien, no solamente el conocimiento es importante para la acción, pues las emociones también son fundamentales para los individuos y las sociedades.
Aunque no hayan sido concebidas en nuestra tradición como representaciones ni como conocimientos, en la vida humana las emociones son equivalentes, puesto que son disposiciones para la acción y tienen orientación hacia un objeto. La índole cognoscitiva o no de las emociones es debatida en el presente con gran intensidad y con multiplicidad de argumentos. La razón del debate es un movimiento contemporáneo que se opone a la exclusión, desde la época griega, de las emociones como componentes importantes de la vida humana.
Es imposible, aquí, reconsiderar todos los detalles de esta discusión fundamental, pero se toma partido por su recuperación como componente importante de la vida individual y social, así como por la necesidad de elaborar una teoría educativa sobre ella y sobre las formas de su modulación armonizada con los conocimientos lógicos. Para que exista una comunidad, tiene que haber emociones compartidas. El ejemplo tal vez más cercano (aunque cada día se vuelve más peligroso) es ser hincha de un equipo deportivo, pero desde ahí se encuentran muchos niveles pueden llegar hasta lo que se ha llamado “patriotismo”. Precisamente, las hinchadas de equipos y su presencia en los partidos más significativos en una localidad muestran de qué manera las emociones pueden llegar a tener funciones positivas y negativas: pueden servir para matar, porque los hinchas pueden agredir a alguien del bando contrario por el solo hecho de no compartir sus emociones; pero también pueden tener un sentido positivo, como el que se manifiesta en los jugadores de un equipo, que son capaces de hacerse romper la piel por algo que es simbólico, como una línea de meta con umbral (una portería o algo semejante).
Ese esfuerzo implica coordinar vigorosamente acciones, sin necesidad de agredir a nadie, pues este es un elemento accesorio que ha llegado, en la actualidad, a ser a veces el protagonista equivocado de un episodio temporal de ejercicio deportivo. No basta con saber si un enunciado es verdadero, pues tiene que ser importante para alguien y, por eso, las emociones complementan lo que se hace con los conocimientos en las sociedades y en la vida de los individuos.
Para finalizar, se retoma lo que significa la apropiación social de conocimiento, porque esta no tiene un solo sentido: no es solamente la apropiación social de la ciencia, sino de las diferentes formas de conocimiento. Las sociedades, por sí mismas, no tienen cuerpos ni cerebros, y son los cuerpos y cerebros de los individuos los que desarrollan sus procesos de conocimiento, así como los depósitos comunales de conocimientos que, además de estar en los individuos, están en los objetos exosomáticos de soporte, como muros, bibliotecas, discos duros y redes.
Pero, así como un equipo de fútbol no se compone de un solo jugador con cerebro, sino de once cerebros que están simultáneamente en la cancha y tienen que coordinarse tan