Guasanas. Francisco Javier Madrigal Toribio
¡bien vale un queso!
¡No hay crimen inmune, pues!
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La zorrita y las uvas
Pos ai tienen que dizque dicen quezque porai salió una zorrita diangora (que quién sabe de ónde saldría, porque estos más bien son campos de puro coyote garrapatero y no de animales epsotéricos; por aquí la zorra Z como que escasea, porque no hay). Los que la vieron, dicen que llegó, alzó las narices y se puso a ventiar; luego echó las orejitas patrás y empezó a trotar, arrastrando la cola, pal rumbo del rancho de don Gestor Grumete.
Don Gestor Grumete es hombre de colmillo retorcido pa olfatiar al bestiaje dañero, capaz de reconocer un coyote entre mil gallinas. Lueguito se dio cuenta de que algo andaba pasando. Agarró su “pisponera” y se puso alerta pa ver qué orejas se asomaban por allí, pa soltarles un fogonazo. Al ver que era la zorrita, pensó: “¡Ah, jijo!, este animal discotiledonio yo por aquí no lo tenía visto. Voy a esperarme tantito, nomás pa ver qué mañas tiene, antes de despachármelo al cielo de los matracios.” Y se puso a ispiar a la zorrita pa ver lo que hacía.
La critógama se detuvo debajo de una parra onde había un racimo de uvas verdes, y luego se paró de manitas, como que lo quería bajar, pero nomás lo golió tantito y le hizo el fuchi.
“¡Ah!”, pensó don Gestor, “¡así que te gustan las uvas! ¡Algo de eso había oyido yo! Ya veo que no eres como el coyote, que come gallinas; tú eres tan tonto, , que comes uvas. Ésas no te las tragates porque tan verdes, pero ¡qué tal si bieran estado maduritas como las que tengo allá, en las otras parras de atrás! Pos allá te espero, pa agarrarte con las manos en la masa.” Y pallá se fue, gatiando de manera feudal, con su pisponera.
Al llegar al fondo del corral, se acomodó detrás de un mogote de paja y se puso a esperar. Cuando ya llevaba más de una hora esperando, y de la zorrita ni sus luces, dice el hombre: “¡Pero mira, qué animal tan desinteligente!, no fue capaz ni de encontrar las uvas maduras. ¡Pos deveras que es tonto de remate! Eso sirnifica que no es de cuidado y que lo mejor que debo de hacer yo, es irme a dormir.” Y se levantó de su escondite pa irse a acostar.
Pero, al pasar por el gallinero, MMmMm que va viendo la puerta abierta y el reguero de plumas de la “Chintola”, que era su gallina más gorda y que la bía estado sebando pa que le hicieran una “cuachala” el día de su santo. ¡No lo podía crer! Se jalaba los cabellos y decía: “¡Éste sí que es el animal más tonto del mundo! ¡El único que es capaz de confundir un racimo de uvas con una gallina!”.
Eso cuentan que le pasó a don Gestor. Z
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La hormiguita del Ratón Pérez
Andaba una hormiguita dando vueltas y vueltas y vueltas alderredor de una monedita de a un cinco que taba tirada en la banqueta,F y mientras daba vueltas decía:
—Si compro pan, se me acaba; si compro dulces, se me acaban; si compro chicharrón, se me acaba…
Otra hormiga que andaba por allí, se le quedó viendo y le dijo:
—Oyes, Espiroqueta, ¿pos qué juego es ése, que yo nunca lo había susterfugiado?
—Ah, no, no es juego —le dice ésta—, es que me encontré este cinco tirado y no hallo en qué gastármelo.
—Pos, que yo sepa —dijo la otra—, las hormigas no andamos gastando dinero. ¡Ni comprar sabemos, vaya!
—¿Tonces, de dónde habré yo sacado eso de ã querer comprar tantas tarugadas con este cinco?
—¡Sepa la bola…! Pero, además, hay otra cosa…
—¿Cuál?
—¿Ya vites si puedes alevantar el cinco?
—No, pero orita veo.
Y ai tá, a puje y puje. Ya que vio que ni entre veinte hormigas, ni entre todo el hormiguero iban a poder levantar el fierro, dice:
—¡No, pos ai muere, no sé cómo se me ocurrió eso…!
—Capazmente lo leyites —dijo la otra.
—Capazmente.
—Como lo del ratón aquel, que se casó con una hormiga…
—¿El que dizque se cayó a la olla por comerse la cebolla?
—Ei… ése. ¡Como si a los ratones les gustara la cebolla!
—¡Puras “papas” vienen en los libros!
—¡Puras “papas”!
—Ámonos mejor, al hormiguero, a ver la tele.
—Ámonos, pues. Ya va a empezar la telenovela.
Y ya se fueron, muy tranquilas, a enanginarse con la tele, como dice don Purrungo, y eso es todo.
(Chanchán).
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