La comunicación en la construcción del mundo social. Fredy Eduardo Vásquez

La comunicación en la construcción del mundo social - Fredy Eduardo Vásquez


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de un ecosistema y al mismo tiempo su fragilidad. El cuidado de sí en relación con el entorno es el eje de su actividad, así como la responsabilidad colectiva. Se vislumbra una subjetividad que inicia el salto hacia el otro en un primer esbozo de sentidos compartidos.

      En la otra, la iniciativa del negocio se fundamenta en una experiencia particular y dolorosa. Se pretende dar alivio a los individuos que potencialmente podrían exponerse a las mismas circunstancias difíciles, desde ciertas posiciones solidarias referidas principalmente a la salud de las personas sin articular este deseo a la salud del planeta. Las manifestaciones políticas de libertad y autonomía no son explícitas, por lo tanto, predomina la idea de vida sana, pero a nivel individual fragmentada del entorno social y ambiental. La enfermedad es el problema que se pretende resolver y en esta medida la responsabilidad del individuo recae sobre sí mismo y su decisión de alimentarse “sanamente”.

      Los estilos de comunicación con los consumidores son compartidos por ambos intermediarios. El modelo es difusionista, jerárquico. Se informa alrededor de los productos en venta. Sin embargo, la manera de hacerlo es distinta. En Ecohuerta la interacción con el usuario es personalizada y va más allá de recordarle los productos disponibles. Al cliente le llegan al correo electrónico perfiles de los productores que le permiten saber el origen de su comida, fotografías de los cultivos, de los encuentros, recetas, además de formatos amigables para los pedidos, todo lo cual incentiva el sentido de pertenencia del consumidor. También ocurren intercambios de información a través de redes sociales como el WhatsApp. Tal información da respuesta a necesidades concretas del usuario desde cambio de horarios en las entregas hasta propiedades de productos nuevos.

      Por su parte en Hierbabuena la interacción personalizada con el cliente se circunscribe al objeto del negocio. Es decir, a los pedidos solicitados. En ambas organizaciones las páginas electrónicas difunden contenidos generalistas para públicos amplios. En la de Ecohuerta se enfatiza la visión ecosistémica alrededor de la alimentación y en la de Hierbabuena los temas de salud son los principales.

      Es de anotar que Ecohuerta tiene establecidos canales de comunicación con los productores no sólo para destacar su función de proveedores sino para fortalecer los equipos de trabajo que emergen en la cadena productiva. Visitas guiadas para los clientes, encuentros de certificación solidaria, son algunas de las maneras como se comunican. Estas modalidades le imprimen a la comunicación con los proveedores un carácter más circular en el cual la retroalimentación ocurre esporádicamente. Se observa pues con ellos un proceso de comunicación fluido y flexible, dentro del contexto del difusionismo, como lo habíamos anotado.

      Por su parte, las organizaciones y personas involucradas en los tres eslabones de la cadena: producción, distribución y consumo también difieren en las orientaciones de sus discursos, aunque las experiencias que presentamos, le conceden una importancia muy alta a la reivindicación de derechos como la autonomía y la libertad afincados en la idea de soberanía alimentaria.

      De estas experiencias, la de Asoprogánicos (Asociación de Productores Orgánicos) es la más formalizada puesto que los productores y distribuidores están agremiados bajo la figura de asociación. Únicamente quienes hacen parte de ella, acceden a sus beneficios. La pertenencia es restringida, sobre todo porque no tienen un espacio propio para ofrecer sus productos y dependen del préstamo que la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca - CVC les hace de su parqueadero. Por tal razón, sólo pueden exponer sus productos los sábados en la mañana.

      Consolidarse como asociación les ha permitido establecer redes de soporte para capacitaciones que van desde el manejo de los predios para los productores hasta temas de administración y derechos civiles que fortalecen los vínculos solidarios. Tienen alianzas con instituciones como el Instituto Mayor Campesino - IMCA8 y hacen parte, a su vez, de una macroorganización (Red de Mercados Agroecológicos del Valle) que integra a los productores del Valle del Cauca a través de un sistema de mercados orgánicos ubicados en diferentes municipios.

      Desde el punto de vista de la distribución, comparten con Hierbabuena y Ecohuerta la idea de negocio que involucra discursos sobre la salud frente a un público consumidor ávido de vitalidad, pero como productores son visibles los diálogos entre los conocimientos científicos y vernáculos. El manejo disciplinar de campos como la biología, la agricultura, la agroecología, se entremezclan con los saberes provenientes de la experiencia y trayectorias de vida. Los productores y distribuidores reunidos en torno al mercado son tanto profesionales como campesinos, que exponen en sus relatos tales procedencias en el marco de posiciones políticas alineadas con la idea de soberanía alimentaria.

      Quienes transitan por el mercado agroecológico son sujetos que se encuentran en diferentes etapas de una ruptura con el sistema convencional. No faltan las alusiones a los cuerpos sanos que retornan al individuo, principalmente entre los consumidores, pero se observan entre productores e intermediarios prácticas como el trueque o la repartición gratuita de ciertos excedentes. También son recurrentes posiciones críticas frente a la manipulación de los alimentos por parte de las corporaciones, así como frente a su sistema productivo agroindustrial y genéticamente modificado.

      Los estilos de comunicación que tienen los productores e intermediarios con los consumidores son dialogales, interpersonales, abunda la comunicación directa, cara a cara, en un ambiente de confianza y amistad. Las interacciones que tienen lugar en el mercado los sábados exceden el interés por los productos que se venden, alusiones a la vida personal, dan cuenta de la cercanía entre ellos. Son 16 años de crear vínculos y construir comunidad. El consumidor “nuevo” es identificado de inmediato.

      De otra parte, la comunicación entre productores y distribuidores está mediada tanto por los procesos de certificación de confianza como por los procesos de organización del negocio o emprendimiento. Un primer acercamiento nos revela relaciones de compañerismo frente a la búsqueda de estrategias para lograr el objetivo compartido de mantener activo el mercado agroecológico en la ciudad de Cali, sin embargo, estas conversaciones no están exentas de relaciones de poder que los enfrentan al conflicto.

      El Festival Ecológico, difiere radicalmente de la experiencia anterior por cuanto es un evento ocasional que tiene lugar en diferentes parques de Cali y convoca a un encuentro entre unos agentes heterogéneos y alternativos9. En él se reúnen productores, intermediarios y consumidores de estilos de vida saludables, pero también de personas preocupadas por el cuidado del entorno que nos alberga. Éste, que es el eje de la convocatoria, atrae también artesanos y artistas callejeros que aportan otra dimensión ética y estética al estar juntos. El carnaval, la fiesta, la conversación, impone el ritmo de las interacciones que allí ocurren.

      Es notorio el deseo por volver a lo “humano”, por encontrarse en un espacio que permite el reconocimiento de los asistentes como personas y en el que son aceptados en toda su diversidad. La hospitalidad es manifiesta. La idea del Festival no es crear vínculos permanentes o formalizar el evento sino estar juntos por un rato en un ambiente de “amigos”. La autogestión en torno a emprendimientos muy experimentales es el común denominador de este intercambio, así como consumidores motivados por ideas innovadoras.

      Este evento es un esquema de negocio inclasificable dentro del canon moderno. Rompe con él y lo desvirtúa. En este escenario junto a los productos de consumo alternativo circulan nuevos saberes y nuevas formas de relacionamiento que se caracterizan por ser fugaces y momentáneas. La comunicación se vuelve itinerante como corresponde a una experiencia nómada y desterritorializada.

      El Festival, la forma que toma el encuentro, diluye a sus gestores quienes se mimetizan con los asistentes. Su interés no es económico, es político, aprovechan la ocasión para hacer visible el poder de la sociedad civil, todavía fragmentado. Aunque no aceptan la figura de liderazgo, los implicados en la organización del evento no pueden escapar de ella. Sin su intervención este escenario no sería posible.

      La Milpa es otra de las iniciativas observadas. Es una huerta a cargo de una persona, hortelana, como ella se define, que se toma amigablemente un lote urbano para iniciar en él un proceso de producción orgánica cuyo propósito es acercar a la comunidad en general, a estas prácticas. El acceso al sitio es libre y la repartición de productos,


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