Formación integral universitaria. Jorge Eliécer Martínez Posada
nuevas maneras de construir lo público? Además, entre los objetivos, se necesitó visibilizar de qué modo la formación brindada en la Universidad de La Salle contribuye a las prácticas políticas de los jóvenes.
Para alcanzar esos propósitos, la investigación se orientó con un enfoque cualitativo, fundamentado, desde lo epistemológico, en la hermenéutica y, desde lo metodológico, en un proceso sistemático de carácter inductivo; aunque en un principio se tomaron las categorías de juventud, política, ciudadanía. La operacionalización del proceso metodológico para la recolección de la información se llevó a cabo en tres momentos:
1. Identificación de las experiencias de acción política —individuales o colectivas— con participación de jóvenes. Esto se hizo mediante un rastreo de experiencias, como la convocatoria para escribir relatos autobiográficos, que dieran cuenta de la pluralidad de procesos de acción política en la Universidad de La Salle.
2. Caracterización de los acontecimientos sociohistóricos locales, nacionales y globales frente a los cuales los jóvenes instauran su acción política. Fue central el trabajo con los jóvenes investigadores del Semillero Interdisciplinar Agentes de Cambio (SIAC), quienes tuvieron una activa participación tanto en la lectura e interpretación de seiscientos relatos autobiográficos de estudiantes lasallistas como en un taller de análisis sociohistórico de los acontecimientos identificados.
3. Caracterización de las formas de acción política frente a los acontecimientos políticos. Se privilegió el análisis inductivo de los seiscientos relatos recolectados; es decir, se desplegó la capacidad de hacer análisis para nombrar y visibilizar lo que en el plano político o ciudadano de los jóvenes parecía oculto o naturalizado.
El proceso de compilación y análisis se realizó en sesiones de conversación grupal caracterizadas por la horizontalidad, la escucha, la retroalimentación y el desdibujamiento temporal de las posiciones de adulto y joven (Milstein, 2006; Pachón, 2009), dado que el equipo de investigación lo constituyeron docentes y estudiantes de la Universidad de La Salle. Así, tomó relevancia la argumentación de los jóvenes investigadores, quienes articularon sus experiencias, saberes y conceptos, por lo tanto, exigieron el reconocimiento de sus narrativas y conocimientos (Burman, 1996; Fernando, 2001; Llobet, 2012).
Discusión sobre los hallazgos y resultados
En esta sección es vital considerar dos puntos de partida para iluminar los hallazgos: 1) la individuación no involucra que el sujeto no sea consciente de su comunidad o de su contexto, como se explicó en la discusión teórica; 2) el relato devela, muestra, hace que emerja el lenguaje con el cual se construye el significado de la experiencia política.
Eventos y subjetividad política juvenil
Para comprender la vinculación y participación de los jóvenes universitarios lasallistas en experiencias de acción política, a partir de los acontecimientos sociohistóricos y políticos significativos en la actualidad, fue fundamental la enunciación, mediante el relato autobiográfico, de sus perspectivas y posturas políticas. Estas narrativas, que expresan la individuación y las subjetividades, se entretejieron con los hechos históricos que ellos mencionaron como referentes en su proceso de formación y participación política, y en su ciudadanía.
En el análisis posterior de los relatos, se encontró que los sucesos históricos identificados por los jóvenes como influyentes en su comprensión de la participación política tenían como rasgo general una narrativa y una cronología asincrónicas con sus edades, lo que llevó a inferir que la influencia de los eventos está mediada, en especial, por sus relaciones con personas de mayor edad de la familia, la escuela y los medios de comunicación. Algunas citas evidencian la forma en que ellos enunciaron estos momentos: “el Bogotazo, la visita del papa Juan Pablo II a Colombia, el Premio Nobel de la Paz del presidente Juan Manuel Santos, las liberaciones de secuestrados, la toma del Palacio de Justicia”; “el proceso de paz que se está desarrollando con el acuerdo que ya se firmó y está entrando en vigencia tras los diálogos de La Habana”; “el calentamiento global y el manejo […] que las grandes potencias le dan; la caza ilegal de especies […]; la reanudación […] de las corridas de toros, que son una violación de los derechos naturales de un ser vivo”; “la historia de los años ochenta y noventa, por el viaje que tuve a Medellín”.
No obstante, como sucesos históricos también expresaron situaciones de la vida personal o familiar: “el que más me impactó fue la muerte de mi abuela […]; otro de gran impacto fue cuando me quise venir a vivir con mi mamá y a los dos días se iba a vivir del todo para Estados Unidos”.
Dadas las edades de los jóvenes —de diecisiete a veintiún años, en promedio—, una buena parte de ellos no vivió de forma directa los eventos sociopolíticos señalados; en consecuencia, es interesante dar cuenta de las mediaciones por las cuales los encuentran significativos en su comprensión de lo político y lo ciudadano. Se halló que la transmisión oral, en especial de familiares y profesores de la educación básica y media, es una de las mediaciones más notorias: la voz del adulto representa un lugar de autoridad, así como su posición ideológica, religiosa, etcétera. De esta manera, el joven, como sujeto político, se va configurando en las relaciones de poder/saber y sujeto/verdad que ha experimentado y, a partir de esto, organiza explicaciones e imaginarios sobre la política para entender, relacionarse y actuar frente al poder, lo que supone ejercicios de resistencia o legitimación de este (Foucault, 1988). Como lo plantea Zemelman (1992), la configuración política de los jóvenes circula entre la memoria, la experiencia y la utopía.
Del análisis de las experiencias individuales, articuladas a los eventos nacionales enunciados por los jóvenes, emergieron varios rasgos de las subjetividades políticas juveniles. El SIAC, conformado también por jóvenes, los analizó con ocho categorías emergentes:
1. Eventos que motivan el pensamiento crítico (por la frustración o la inconformidad): si bien se enunciaron algunos eventos históricos, económicos y políticos que marcaron la historia nacional del último siglo, no se evidenció un conocimiento profundo de estos (actores, causas, consecuencias). No obstante, se expusieron para justificar el desinterés sobre lo político, la búsqueda de una posición crítica o el desprecio hacia los partidos políticos implicados. Fue recurrente la mención al periodo del
2. Experiencias significativas en el bachillerato, instituciones u organizaciones: algunos relatos desvelaron el conocimiento de los hechos en el colegio o en campos del saber disciplinar, como instituciones u organizaciones. Resultó interesante el conocer en profundidad la historia de la posición del Movimiento 19 de abril (1970-1990) en la política. Frente al auge del narcotráfico, los relatos indicaron que los jóvenes aprendieron sobre este con un discurso de los medios enfocado en la presencia del tráfico de drogas que afectaba el país. Por otra parte, en la experiencia escolar ellos aprendieron a aproximarse a la Constitución Política de Colombia de 1991. También en la escuela la mayoría conoció acerca de Jaime Garzón, su asesinato y la indignación que produjo el hecho. Los jóvenes refirieron que en la educación básica y media obtuvieron información sobre la comunidad de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales (LGTBI), la promoción de su reconocimiento y la aceptación de la diversidad. Sobre los acuerdos de paz que se han firmado, la estadía en los colegios proyectó para ellos la tolerancia y el respeto, mediante la Cátedra de la Paz y la lectura de los pactos.
3. Colectividades religiosas: los jóvenes reconocieron la influencia de la Iglesia católica en los hechos históricos. Su vinculación con algunas experiencias religiosas define su forma de valorar las masacres, el desplazamiento forzado y otros hechos asociados