Formación integral universitaria. Jorge Eliécer Martínez Posada
aunque menos recurrente que las anteriores, se encontró en la participación en grupos, colectivos y organizaciones sociales que no se identifican con iglesias o experiencias de fe religiosa: “hace un tiempo, trabajé con un grupo de jóvenes de mi edad. Tratamos muchos temas diferentes, entre ellos, la política. Nos comprometimos frente a dificultades políticas, sociales, cívicas y ambientales”; “me he rodeado de culturas urbanas, como la rastafari y la hip hop, las cuales me han llevado a cuestionar severamente nuestra sociedad, la forma en que nos manejan”; “mi inclinación política es de derecha”; “vi en vivo y directo el tema de los falsos positivos donde los realicé, los escuché planear y los vi hacer”; “he participado con intensidad en la cultura hip hop, que nació desde la humildad y se convirtió en un gran exponente, en una forma de expresión para muchos jóvenes […]; también he participado en una institución de formación de futsal”.
Las citas seleccionadas desvelaron una importante diversidad en los colectivos en que han participado los jóvenes: movimientos ambientales, partidos políticos, subculturas urbanas, equipos de práctica deportiva, entre otros; también desvelaron su adherencia o simpatía con grupos que ejecutan delitos políticos, como el asesinato y la desaparición de personas, conocidos en Colombia como los falsos positivos. Esa diversidad y la mención de lo aprendido y realizado en las distintas experiencias como relatos personales del ejercicio ciudadano dieron cuenta de la asociación de la ciudadanía con causas sociales que no tienen un consenso totalitario moral ni ético en el país; al contrario, dependen de lo que cada colectivo —incluidos los del ámbito de la institucionalidad estatal— dirija como valor.
En este mismo campo, en algunos relatos se nombró a la Universidad de La Salle. Los jóvenes expresaron no conocer los colectivos ni la oferta institucional o saber de esta, pero no tener interés en participar: “en la Universidad no he entrado a ningún grupo cultural, político o religioso. Creo que tal vez no he participado por falta de interés y por falta de promoción por parte de la institución”; “mi participación política nació de la falta de credibilidad que tiene para mí la política institucional, ya que los espacios de participación, interacción y necesidades son nulos e ineficaces”.
Las citas muestran el desinterés y la falta de promoción como argumentos para justificar la distancia ante las propuestas de los colectivos de estudiantes y de la Universidad; también evidencian una evaluación negativa elevada sobre estos espacios: “nulos e ineficaces”.
Conclusiones
La comprensión de la experiencia formativa como significativa para la configuración política del individuo —estudiante o joven— en el contexto educativo de la Universidad de La Salle develó que no hay un alto grado de participación social ni política en este entorno, a pesar de que algunos jóvenes se sienten atraídos por movimientos que defienden causas sociales o el cuidado del medio ambiente, entre otros aspectos.
Los estudiantes afirmaron no estar identificados ni seguir la ideología de los partidos políticos actuales; mostraron inconformidad frente a la actualidad política, económica y social global; además, criticaron que determinados actores políticos toman decisiones que afectan el bienestar del país. Esta proyección social les ha permitido participar en grupos o comunidades cuyo fin es mejorar la calidad de vida de personas vulnerables.
Los jóvenes mencionaron haber participado en actividades escolares, como conferencias y talleres, que los condujeron a ser miembros de comités de estudiantes, representantes estudiantiles y personeros, con lo cual desarrollaron aptitudes de liderazgo y autonomía.
De manera general, se responsabilizaron de sus procesos escolarización, de sus ideas u opiniones acerca de la sociedad y de su grado de argumentación; indicaron que las ideas se definen por su alto desinterés, apatía y rechazo a la política. Estas expresiones fueron más recurrentes en las sedes Candelaria y Norte, con respecto a la de Chapinero, bajo la noción de que las carreras de los estudiantes no están tan ligadas a las coyunturas políticas, lo que se profundizó cuando afirmaron tener poca o nula participación y desconocimiento de los espacios para la participación política en estas sedes. Más allá de experiencias académicas y educativas, no se evidenció una participación política extracurricular; los estudiantes indicaron que piensan que la política tradicional seguirá rigiendo el país.
Por otro lado, en las narrativas se notó que el concepto formación política se relacionó con los entornos familiares, dentro de lo que comúnmente se llama “valores”, lo que está en extremo influenciado por prácticas religiosas con una fuerte tendencia hacia la religión católica/cristiana; sin embargo, algunos expresaron su rechazo a este tipo de ideología.
La relación con los padres y abuelos cercanos influyó de modo directo en la formación integral y humana de los estudiantes; esto justifica las palabras de un joven, quien dijo que, hoy en día, “es la persona que es” gracias a ellos. Así, la experiencia religiosa y el estatuto político que esta promueve se viven como “herencias”; es decir, al pertenecer a determinado culto o confesión, los padres les inculcaron sus valores desde pequeños.
En este sentido, las fuentes familiares son las responsables de las subjetividades políticas y de la comprensión del espectro cívico, bien sea negativo o positivo. Esto puede derivar en la conservación de los aspectos tradicionales de la política que muestran al Estado como centro y regulador de toda relación económica, social o política.
La mirada crítica de estas subjetividades se posó sobre el impacto negativo del conflicto armado en Colombia, la corrupción y la degradación de las acciones de los gobiernos en la administración de la igualdad, lo que incrementó una percepción con fuertes sentimientos de desconfianza, incumplimiento, frustración. Con base en esto, se determinó que las subjetividades políticas y ciudadanas juveniles universitarias lasallistas oscilan entre un campo emocional/subjetivo, asociado al círculo familiar, y un campo cognitivo/argumentativo, conectado con las experiencias educativas formales.
Referencias
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