Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.. Juan de Dios Orozco López
de protocolo o, en el mejor de los casos, poner en evidencia su falta de profesionalidad.
Sirva como ejemplo de equivocaciones, con consecuencias absolutamente negativas para los organizadores, los dos casos que se detallan a continuación.
El día 26 de julio del año 2009 se entregaba, en Los Campos Elíseos de París, el trofeo de ganador del Tour de Francia al ciclista español Alberto Contador. Un fallo del técnico de sonido hizo sonar el himno nacional de Dinamarca en lugar del himno nacional de España. Los programas informáticos ordenan alfabéticamente los nombres de los ficheros y, en francés, Dinamarca y España están muy cerca, con lo que el técnico de sonido se equivocó, por unos pocos milímetros, y seleccionó el himno equivocado, con el consiguiente ridículo para la organización y sorpresa del ganador que, aun escuchando un himno diferente al suyo, mantuvo el respeto y la compostura debidos. Para compensar el desaguisado, la desastrosa organización puso el himno nacional de España cuando se entregaba un premio a un equipo de Kazajistán. Los titulares de los periódicos se cebaron al día siguiente por la “cutre organización[27]”.
Otro sonoro caso, con consecuencias de protesta diplomática, ocurrió, también, en la final de la Copa Davis que se celebraba en Australia en noviembre de 2003 y en la que participaba España. En la ceremonia de inauguración sonó el himno español de Riego, que había sido cambiado hacía décadas y es considerado un himno republicano, cuando España era y es una Monarquía Constitucional. Las consecuencias en aquel momento fueron la protesta formal del Secretario de Estado de Deporte Español y la consecuente disculpa de las autoridades australianas. Las palabras textuales del secretario de Estado español fueron: “La delegación española ha sido objeto de una ofensa y también la nación española. La protesta irá más allá de lo que es la competición deportiva y exigiremos a la Federación Internacional que abra una investigación oficial para saber cómo se ha llegado a esta situación, una ofensa intolerable en una final de tanta trascendencia deportiva[28]”. Lo anterior da idea de la importancia que tienen para los nacionales la correcta interpretación de su himno nacional y las graves consecuencias que implica no mantener bajo control hasta el más mínimo detalle de la organización de un acto.
Por último, el orden en la interpretación de los himnos cuando a un acto concurren varios países es también muy importante. Cabe destacar que el orden que normalmente se establece es el que se constituye para los países participantes, si se trata de una organización multinacional.
Para el caso de que una nación reciba oficialmente a un Jefe de Estado de otro país –en lo que se denominan formalmente Visitas de Estado–, el primer himno que debe sonar es el del país visitante, interpretándose, a continuación, el de la nación anfitriona. Para la despedida se interpretarán los himnos al contrario. Es decir, en primer lugar sonará el himno de la nación anfitriona, al que seguirá el himno del país visitante.
5.7. El uso de tratamientos de honor y cortesía
El uso de tratamientos ha sido una herramienta utilizada en el pasado por la nobleza, la diplomacia y la oligarquía para diferenciarse y distanciarse del resto de la sociedad. La utilización de un tratamiento marcaba una distancia que se convertía en barrera infranqueable y que aislaba al que tenía derecho a tratamiento respecto del que no podía utilizarlo. Eran, entonces, los tratamientos, una forma de advertir quién tenía más poder.
En nuestros días, el uso de tratamientos honor se concede a los que por méritos o sus altas responsabilidades son merecedores de los mismos. Ello les distingue y les honra porque se premia su contribución personal a la sociedad. Es el caso de los Diputados y Senadores españoles quienes, por tener esta condición ganada en las urnas, utilizan el tratamiento de Excelentísimo Señor aunque en el escaño se traten de Señoría.
Los tratamientos se utilizan con dos funciones fundamentales:
Cortesía. Son tratamientos que facilitan la relación personal y que demuestran la consideración del que los menciona, bien por escrito, bien de forma verbal.El tratamiento de cortesía que se expresa verbalmente explicita respeto y aprecio público a una persona. El que se expresa por escrito tiene la misma significación pero obviamente la estima deja de ser pública para ceñirse al ámbito privado.Hablar a una persona de usted, aun cuando esté bajo nuestra responsabilidad y ofreciéndonos un servicio, es obligado en nuestros días. Los tratamientos de cortesía se utilizan, desde mi punto de vista, por respeto y son potestativos, es decir, se utilizan o no, con criterios personales. Sin embargo, la omisión de los mismos, en especial cuando se utilizan en público, puede constituir una falta de urbanidad gravísima y de consecuencias significativas, muy especialmente si se lleva a cabo en países en los que el tratamiento de cortesía es una exigencia para el éxito social o cuyo uso se entiende como un mérito alcanzado.En la mayoría de los idiomas existen fórmulas gramaticales y estructuras sintácticas especialmente utilizadas para demostrar cortesía. En castellano, la palabra “usted” es la más utilizada como tratamiento de cortesía cotidiano.
Honor. La diferencia esencial entre tratamientos de honor y cortesía estriba, precisamente, en el ámbito de utilización del propio tratamiento. Los tratamientos de honor son concedidos para hacer ver a los demás los méritos que ha contraído el que hace uso de los mismos.En especial, en toda Iberoamérica son considerados tratamientos de honor el título correspondiente a las metas académicas alcanzadas. Así, se debe tratar de Licenciado, Arquitecto o Ingeniero seguido del nombre y primer apellido a quienes hayan alcanzado estas cotas académicas. Veamos un ejemplo. Si, hablando con otra persona, quiero referirme a una tercera que es licenciado lo haré diciendo: “El Licenciado Felipe Rodríguez me indicó…”. Obvio mencionar la obligación de referirse a su grado académico si la persona a la que nos dirigimos es Doctor (PhD).Otros tratamientos de honor son utilizados como consecuencia de la concesión del mismo por una persona o institución que tiene derecho y potestad para ello. Son tratamientos de honor, por ejemplo, los que van anejos a la concesión de determinadas condecoraciones que otorga un Estado. Sirva para corroborar lo anterior que la concesión del collar de la Orden española de Carlos III lleva incorporado el derecho al uso del tratamiento de Excelentísimo[29].Collar de la Orden de Carlos III (© Fotografía: Heralder Vía Web - CC BY-SA 3.0)Al contrario de los tratamientos de cortesía que, como hemos dicho anteriormente, son potestativos, el uso de tratamientos de honor es de obligado cumplimiento por cuanto normalmente están ligados a disposiciones legales que regulan su uso.
Francisco López Nieto y Mayo[30] distingue dos tipos de tratamientos honoríficos: los tratamientos tradicionales, referidos a los cargos públicos, y los de carácter especial, que son de aplicación a los miembros de las familias reales y a los del orden eclesiástico.
Para facilitarle la comprensión sobre el uso de los mismos, indicamos los tratamientos más utilizados en la actualidad en lengua castellana.
Los usos y costumbres han simplificado enormemente los tratamientos oficiales con el paso del tiempo. Independientemente de los reservados a la monarquía y la iglesia, podríamos reducir los tratamientos en orden jerárquico, a tres: Excelentísimo/a Señor/a, Ilustrísimo/a Señor/a y Señor/a Don/Doña.
No obstante, para ayudarle, se relacionan a continuación los tratamientos que llevan asociados algunos cargos políticos, judiciales, diplomáticos, de la nobleza o eclesiásticos. Algunos están respaldados por la legalidad vigente, mientras que otros están sustentados en la costumbre:
1 Tratamientos a la monarquía y la nobleza.Emperador: Majestad Imperial (M. I.). Vuestra/Su Majestad Imperial (V. M. I./S. M. I.)Rey o Reina: Majestad. Vuestra/Su Majestad (V. M./S. M.). Señor (En España)Príncipes/Infantes: Alteza Real. Vuestra/Su Alteza Real (S. A. R.)Grandes de España: Excelencia. Vuestra/Su Excelencia (V. E.)Duques: Egregio y Excelentísimo Señor.Marqueses y Condes: Excelencia. Excelentísimo Señor.Vizconde y Barón: Ilustrísimo. Ilustrísimo Señor.Señor (Título Nobiliario): Señoría.
2 Tratamientos a autoridades[31] del Gobierno y diplomáticas[32].Jefe de Estado o Gobierno: Excelencia. Excelentísimo Señor.Ministros: Excelencia. Excelentísimo Señor.Presidente de cámaras parlamentarias: Excelencia.