Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor). Fernando Lampre Vitaller

Manual de técnicas de montaña e interpretación de la naturaleza (Bicolor) - Fernando Lampre Vitaller


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utilización de mapas se indican algunas instrucciones para estimar la variación de la declinación magnética, aspecto ineludible para una correcta orientación.

      Una brújula consta de una aguja imantada que puede girar libremente sobre un eje perpendicular a su soporte, caja o alojamiento. La aguja gira normalmente sobre un círculo graduado de 360º. Existen muchos tipos de brújulas según sus características, forma y accesorios (nivelado del aparato, punto de mira, trazado de visuales, frenado de la aguja, etc.). En este manual hemos optado por referirnos a las brújulas de limbo giratorio (modelos Silva y Suunto), montadas sobre una placa de base transparente, y muy empleadas en el deporte de orientación. Sus partes fundamentales son (ver figura 1.8):

      •Caja o alojamiento de la brújula. En el caso que nos ocupa dispone de un limbo giratorio, corona o círculo graduado de 0 a 360º en el sentido de las agujas del reloj, con los puntos cardinales a lo largo del borde: norte (0 y 360º), este (90º), sur (180º) y oeste (270º), con intervalos normalmente de 2º. El limbo móvil, que gira independientemente de la aguja magnética, nos permite establecer rumbos en nuestros itinerarios.

      •Aguja magnética. Con uno de los extremos, el que señala el norte magnético, pintado normalmente en color rojo.

      •Flechas de dirección y línea índice. Se encuentran grabadas en la caja o alojamiento de la brújula (girando solidariamente con el limbo), y también sobre la placa o base transparente. Sirven para establecer, visualizar y seguir los rumbos establecidos.

      •Placa de base transparente. Sobre ella se monta la caja o alojamiento de la brújula. Tiene bordes rectos para facilitar el trazado de direcciones y el establecimiento de rumbos. Esta placa puede llevar impresa una regla graduada de medición, o también incorporar diferentes escalas gráficas para la práctica deportiva de la orientación (1:25.000, 1:15.000, etc.), así como otros accesorios complementarios: una lupa para identificar pequeños elementos del mapa, etc.

      Figura 1.8 Partes de una brújula con limbo móvil.

      Es conveniente recomendar algunas precauciones a la hora de utilizar una brújula, debido a que su aguja imantada puede verse afectada por perturbaciones que afecten a la precisión del instrumento y, en consecuencia, generar errores de lectura. Hay que mantener la brújula alejada de objetos metálicos y magnéticos, así como de todo tipo de campos electromagnéticos (aparatos y tendidos eléctricos, antenas, etc.). De la misma forma es aconsejable realizar las lecturas de la brújula sobre superficies completamente planas.

      NOTA. Al final de este capítulo se ofrece al lector una selección de 4 fotografías de diferentes parajes naturales y de sus respectivas representaciones cartográficas (en este caso fragmentos del Mapa Topográfico Nacional escala 1:50.000 del Servicio Geográfico del Ejército, con sus datos indicados al pie). La escala de los mapas ha sido manipulada con el objeto de incluir, en cada página del manual, la porción del mapa que se puede contemplar en cada fotografía. Aunque no se presentan criterios específicos para su análisis e interpretación, recomendamos al lector su familiarización con los 4 pares que se adjuntan (fotografía + mapa), de forma que, una vez observados los principales rasgos del relieve que aparecen en los paisajes fotográficos, se puedan comparar con los elementos planimétricos y altimétricos (curvas de nivel) de los mapas.

      Un mapa es una representación, sobre un plano y a escala, de una parte o de la totalidad de la superficie terrestre. Es una representación selectiva y simplificada donde se destacan algunos elementos y se eliminan otros en función de la escala y el uso. Como veremos, los mapas a mayor escala son los que contienen más información y mayor detalle: topografía, red fluvial, vegetación, poblaciones, redes de comunicaciones, etc.

      La cartografía, por su parte, es la ciencia que estudia la elaboración de mapas y, por extensión, designa la acción de realizar un mapa.

      Hay casi infinitos tipos de mapas, ya que un mapa es capaz de ofrecer información sobre cualquier fenómeno susceptible de ser localizado sobre un territorio. De forma general, los clasificaremos en dos grandes grupos:

      •Mapas múltiples: un único mapa muestra diferentes categorías de fenómenos (naturales y antrópicos), utilizando gran variedad de símbolos. Es el caso de los mapas topográficos, realizados por instituciones oficiales (ver epígrafe del Mapa Topográfico Nacional). Son mapas que incluyen información muy variada: relieve, usos del suelo, límites administrativos, poblaciones, comunicaciones, senderos, etc.

      •Mapas temáticos: el mapa representa una única categoría de datos. En este grupo hay realmente tantos mapas como fenómenos. Podemos encontrar mapas históricos, meteorológicos, geológicos, de vegetación, vientos, riesgo de aludes, de inundación, días de helada, migración de aves, demográficos, del Camino de Santiago, etc. Aquí la lista podría ser interminable y cada lector podría completarla con infinitos ejemplos.

      El principal problema con el que se encuentra cualquier tipo de cartografía lo constituye la conversión de la forma esférica del globo terrestre a un plano horizontal (es una imposibilidad geométrica desarrollar una esfera sobre un plano). Para ello se utilizan distintos sistemas de proyección cartográfica (la esfera es proyectada sobre un cilindro, sobre un cono o sobre un plano), que ofrecen ventajas o inconvenientes en función de la región o de la finalidad de nuestra representación cartográfica.

      Las proyecciones cartográficas nunca consiguen una transferencia exacta del terreno; todas ellas sufren algún tipo de deformación: las proyecciones sobre un cilindro (cilíndricas) sufren mínimas deformaciones en las zonas ecuatoriales, pero grandes desproporciones en las regiones polares (en algunos mapamundis se pueden apreciar las importantes deformaciones de Alaska, Groenlandia, Norte de Siberia, Antártida, etc.), problema que puede ser corregido con las proyecciones cónicas (mínima deformación en latitudes medias), etc.

      Figura 1.9 La representación topográfica de la superficie terrestre (A) consta de elementos altimétricos (B) y planimétricos (C).

      Figura 1.10 Diferentes signos convencionales que aparecen en los mapas topográficos del Instituto Geográfico Nacional.

      Es importante recordar que la única imagen exacta y proporcional de nuestro planeta es su representación, a escala, en un globo terráqueo (una “bola del mundo”), pero obviamente no caminamos por la montaña con una esfera o “pelota” de varios cientos de metros de diámetro (tamaño que debería tener nuestro globo para poder apreciar con precisión los rasgos del relieve). Esto no sería manejable. Por ello elaboramos mapas.

      El proceso de confección de muchos mapas comienza en un avión, con la realización de fotografías aéreas verticales del terreno. A continuación, y mediante restitución fotogramétrica de la tercera dimensión, se representa la altimetría (representación del relieve por medio de curvas de nivel). Finalmente se incorpora la planimetría (representación en dos dimensiones del resto de los elementos que constituyen el paisaje: red hidrográfica, poblaciones, carreteras, etc.). Una aproximación esquemática a estos conceptos la encontramos en la figura 1.9. El trabajo se completa normalmente con revisiones de campo que incorporan toponimia


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