¿Fin del giro a la izquierda en América Latina? . Gisela Zaremberg

¿Fin del giro a la izquierda en América Latina?  - Gisela Zaremberg


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al menos parcialmente, el apoyo electoral mantenido por el presidente Correa.

      Puesto que Ecuador es un país que fue y sigue siendo altamente dependiente del petróleo para organizar sus finanzas públicas (Fontaine, 2002), consideramos el precio promedio anual de dicho hidrocarburo como aproximación empírica del estado de la economía nacional. Al respecto, la gráfica 5 presenta el trayecto asumido por este indicador entre 1979 y 2016. Como se observa, 1998 (14.39 dólares) y 1986 (15.04 dólares) son los años en los que el petróleo se situó en los precios más bajos y corresponden a los gobiernos de los presidentes Jamil Mahuad y León Febres Cordero. Por otro lado, los mayores precios se fijaron en 2008 (99.06 dólares) y 2013 (97.98 dólares) que corresponden al segundo y tercer periodo de gobierno de Rafael Correa, respectivamente.

       Gráfica 5. Precio promedio anual del petróleo (1979-2016)

Gráfica 5. Precio promedio anual del petróleo (1979-2016)

      Dado que la información proporcionada da cuenta de que los mayores ingresos del Ecuador se concentraron precisamente durante los gobiernos del presidente Correa, allí puede existir un indicio de causalidad respecto al apoyo electoral que ha permitido su permanencia en el poder por alrededor de diez años. En otras palabras, el argumento que planteamos es que la prosperidad económica del país, más que el posicionamiento ideológico, explicaría el éxito electoral y la consiguiente permanencia del proyecto político liderado por Rafael Correa. Una implicación que resulta de este razonamiento es que, a medida que los recursos económicos de la caja fiscal empezaron a decrecer, tal cual sucede a partir de 2014, la hegemonía del presidente Correa también entró en una fase de debilitamiento.

      Dos hechos giran en torno a la validez del argumento expuesto. El primero se refiere al vínculo existente entre la decisión presidencial de no postularse a la reelección en las elecciones de febrero de 2017 y la exteriorización de los problemas estructurales de su modelo económico a raíz del vertiginoso descenso del precio internacional del petróleo durante 2015 y 2016 (48.66 y 33.18 dólares, respectivamente). El segundo hecho tiene que ver con el vertiginoso descenso de los espacios alcanzados por el movimiento oficialista Alianza País en las elecciones seccionales —alcaldes municipales y prefectos provinciales— celebradas en febrero de 2014 en comparación con los resultados reportados para similares comicios en 2009. Para explicar la primera situación recurrimos al análisis contrafáctico (“qué habría pasado si”), mientras que para la segunda planteamos una descripción comparativa del número de alcaldías y prefecturas alcanzadas por el movimiento oficialista en las dos elecciones mencionadas.

      El argumento contrafáctico que sostenemos es que si los precios internacionales del petróleo no hubieran descendido, el modelo económico del presidente Correa se mantendría en buenas condiciones y su candidatura a la reelección en 2017 habría sido un acontecimiento dado. De hecho, si ese hubiera sido el escenario político, las probabilidades de que el presidente Correa alcanzara la reelección hubieran sido altas. Al respecto, la evidencia empírica existente para América Latina y también la que se reporta para el caso de Estados Unidos da cuenta de que los presidentes en funciones que optan por la reelección son prácticamente invencibles (Penfold et al., 2014). Este habría sido el razonamiento que llevó al presidente Correa a presentar en diciembre de 2014 un paquete de enmiendas constitucionales que, en el fondo, buscaba viabilizar la reelección indefinida de todas las autoridades de elección popular, incluida la suya. En la época el país vivía aún la bonanza económica producida por los altos precios internacionales del barril de petróleo (93.25 dólares).

      Desafortunadamente para los intereses del presidente Correa, el año 2015 llegó con la caída estrepitosa de los precios del petróleo (48.66 dólares), el consiguiente incremento de la conflictividad social, en especial por temas redistributivos, aunque también por otras demandas y reclamos de diversos sectores, y el descenso en la aceptación ciudadana de su gestión. En medio de dicho escenario, inédito para el presidente Correa desde su llegada al gobierno, para diciembre de 2015 la Asamblea Nacional decidió aprobar las enmiendas constitucionales ya mencionadas, aunque agregando una disposición transitoria que impide a los funcionarios con dos periodos seguidos en el cargo optar por la reelección en 2017.5 Siendo una legislatura controlada en sus dos terceras partes por el presidente Correa y su agrupación política es poco creíble que tal restricción constitucional se haya incluido por otras razones que no sean el descenso en el apoyo popular al jefe de Estado.

      A partir de la información proporcionada por la firma Cedatos, la gráfica 6 representa la aprobación promedio anual del presidente Correa a partir de 2007. Como se observa, los altos niveles de aprobación presidencial tienden a decrecer en 2015 y son aún menores en mayo de 2016, que es el último dato incluido en este análisis. Si comparamos el comportamiento tanto del precio internacional del petróleo como de la aprobación presidencial, ambas mediciones siguen la misma trayectoria, lo que daría sustento a la hipótesis que planteamos. Esta intuición se confirma al realizar un análisis de correlación. En efecto, existe una correlación positiva y significativa entre las dos variables, tal cual consta en el reporte que incluimos en el anexo 1. Aunque el análisis de estadística descriptiva mencionado no plantea abiertamente la idea de causalidad, al menos es un indicio en torno a la viabilidad del vínculo entre las dos variables mencionadas.

       Gráfica 6. Aceptación del presidente (2007-2016)

Gráfica 6. Aceptación del presidente (2007-2016)

      Asumiendo las bondades y limitaciones del análisis contrafáctico (Fearon, 1991), lo que sostenemos en esta parte es que si la bonanza económica se hubiera mantenido, el apoyo electoral al presidente Rafael Correa habría sido como en los años anteriores y su posibilidad de reelección en 2017 sería altamente probable. Aunque existen otras variables que seguramente inciden sobre el apoyo electoral al presidente Correa —incluyendo las atribuibles a su propia personalidad— y a la permanencia de su proyecto político, lo que hemos tratado de evidenciar es que no son variables relacionadas con la ideología del elector las que han conducido a la hegemonía de Rafael Correa. A la par, las pruebas empíricas ofrecidas nos permiten señalar que existen serias presunciones de que el voto favorable al presidente Correa y a la permanencia del movimiento oficialista Alianza País tiene relación con el estado de la economía nacional.

      Como señalamos en párrafos anteriores, un segundo elemento de juicio que da cuenta de la vinculación existente entre la situación de la economía nacional y el apoyo al presidente Correa y su denominada “Revolución Ciudadana” se encuentra en el análisis de las elecciones seccionales de 2009 y 2014. En efecto, durante las elecciones de 2009, cuando los ingresos por el alto precio del barril de petróleo florecían, el movimiento oficialista Alianza País alcanzó una importante representación en términos de alcaldías municipales y prefecturas provinciales. De hecho, dos de las tres ciudades más importantes del país, Quito y Cuenca, tuvieron alcaldes pertenecientes al movimiento del presidente Correa. No obstante, en 2014, cuando la economía del país ingresó en un proceso de recesión, los resultados electorales siguieron la misma trayectoria. Alianza País no solo perdió las alcaldías de Quito y Cuenca sino que también redujo su campo de influencia en otras ciudades del país.

      La gráfica 7 presenta los porcentajes de alcaldías por organización política en las elecciones de 2009 y 2014. Tanto en esta gráfica como en la siguiente diferenciamos entre las candidaturas ganadoras presentadas individualmente por cada partido político y aquellas que resultan de alianzas. Asumimos dicha decisión metodológica, pues de esta manera es posible observar de forma más clara el potencial electoral autónomo de cada organización partidista. Como se puede observar, los rendimientos electorales del movimiento oficialista Alianza País se redujeron para 2014 en alrededor de 14 puntos porcentuales respecto a 2009 (33% a 19%), lo que deja entrever el mayor decrecimiento de esta agrupación política respecto a otras que participaron en ambos procesos. Desde luego, hay que tener presente que para 2009 el calendario electoral fue concurrente para la designación de presidente y gobiernos seccionales. Esta circunstancia es clave pues el caudal


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