La práctica de la preparación física. Estélio H.M. Dantas
espaciados.
Se considera que las competiciones se encuentran adecuadamente espaciadas si entre la presentación de los deportistas y la competición de 3er grado de importancia distan, por lo menos, dos meses en un máximo de cinco meses; si el período disponible entre las competiciones de 2º y 3er grado de importancia se encontrasen próximas al 50% de la anterior, y si la competición no estuviese alejada de la competición de 2º grado, con respecto a la presentación de los deportistas.
Es necesario atender, también, al resto de competiciones (4º, 5º y otros grados de importancia) debiéndose encontrar entre la de 3er grado de importancia y la principal.
Si estas condiciones no se diesen, será porque la situación no es ideal para la obtención de nivel de rendimiento en la temporada. En este caso se subdividirá el macrociclo en períodos y fases atendiendo a las duraciones presentas en la figura 3.16.
En el caso de que el calendario deportivo sea el adecuado, la subdivisión del macrociclo será conforme a lo explicado:
Se debe observar que en la columna fase se deben anotar las fases constituyentes del período de pre-preparación: anteproyecto de entrenamiento, diagnóstico y planificación (figura 3.35).
Figura 3.35.
– Dos o tres semanas en el caso del macrociclo semestral.
– De cuatro a seis semanas en el caso del macrociclo anual.
El macrociclo finaliza tras el período de transición, como muestra la figura 3.36.
Figura 3.36.
– De ocho a doce días antes de la competición de 2º grado se inicia el período de competición. El espacio en la columna período, que finaliza entre el período previo a la preparación y el de competición, ambos ya definidos, es el período de preparación.
Finalmente, se establece la división entre la fase básica y la fase específica, que se sitúa entre catorce y dieciocho días (dos microciclos) antes de la competición de 3er grado (figura 3.37).
5º paso División de las fases y períodos en mesociclos.
El primer mesociclo comenzará después del período previo a la preparación, cuando se inicia la fase básica.
La preocupación inicial es que el primer microciclo (que comenzó el primer día de la fase básica) finalice en domingo. Esto es posible pues, como ya se ha dicho con anterioridad, el microciclo posee de cuatro a doce días.
Figura 3.37.
A continuación se marcan los tres próximos microciclos, coincidiendo con la semana, y se determina el mesociclo de incorporación.
Se debe tener en cuenta que los microciclos se identifican, dentro del mesociclo, por su inicial (figura 3.38).
Es el momento de dar un salto e ir al final de la fase básica. El último microciclo, que finaliza el último día de la fase básica, debe iniciarse en un segundo día. Para ello se utilizará la propiedad del microciclo en cuanto a duración se refiere (de 4 a 12 días) para armonizar la periodización con la semana civil.
Ahora es el momento de marcar los tres microciclos que anteceden al último, haciéndolos siempre coincidir con la semana natural.
Estos cuatro microciclos constituyen el último mesociclo de la fase básica: el mesociclo estabilizador.
El período restante entre el mesociclo de incorporación y el estabilizador se divide en microciclos, coincidiendo con las semanas, que se agruparán en cuantos mesociclos básicos sea posible (se debe recordar que el mesociclo posee de tres a cinco microciclos).
En la fase específica, el problema se complica un poco más por las competiciones.
La primera precaución que se debe tener en cuenta, en la columna de los microciclos, es el inicio y el final de todas las competiciones que existen en esa fase. A continuación, respetando la duración máxima posible del microciclo, se crea uno o más microciclos de choque para cada uno de ellos.
Figura 3.38.
Acto seguido se debe armonizar con los días de una semana natural, como se vio en la fase básica, el primero y el último microciclos de la fase específica y los microciclos existentes antes y después de las competiciones.
El resto de la fase será dividido en microciclos, haciéndolos coincidir con los días hábiles de la semana.
Todo el empeño debe girar en torno al mantenimiento, por los menos, de los microciclos antes de la primera competición de la fase (que debe ser la competición de tercer grado de importancia).
Si se obtuvieran con esta división al menos ocho microciclos, serían separados en un mesociclo de control y otro estabilizador.
Si se dispone de más tiempo, se realizarán cuantos mesociclos fueran posibles.
En el período de competición, la idea a seguir es la misma, sólo que se empezará por un mesociclo de control, seguido por otro precompetitivo y finalmente otro competitivo.
Pueden ser utilizadas otras estructuras, pero son importantes dos puntos:
En el período de transición, intentando hacer coincidir los microciclos al máximo con las semanas, en un proceso análogo al que fue explicado con anterioridad, se debe insertar un mesociclo de recuperación.
Como ejemplo, se debe destacar la periodización de la figura 3.39.
3.7. CÁLCULO DE LAS CURVAS DEL ENTRENAMIENTO
Disponer de las curvas de entrenamiento es esencial para obtener resultados deportivos favorables.
En países mejor estructurados deportivamente, basta una orientación genérica de la carga aplicada en cada macrociclo (medio, fuerte, muy