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Navegando en patín a vela. Ricard Pedreira Font
admirados los barcos de madera y más aún si están deportivamente en activo.
Durante todo el año se organizan regatas. El patín es un barco que navega todo el año, especialmente en Cataluña, pero también en Andalucía y Valencia.
Figura 1.4. Salida de regata.
Decenas y decenas de regatistas de todas las edades se han «enganchado» a una clase en la que las sensaciones de la vela se sienten en estado puro.
La ADIPAV
La Asociación Deportiva Internacional de Propietarios de Patines a Vela es la institución que reúne y representa a todos los patinaires del mundo.
Tiene más de 3.000 patines censados, muchos de ellos federados oficialmente y repartidos por más de 6 comunidades.
Actualmente, en 2006, tiene su sede en Barcelona, cuna del patín, en la Casa del Mar, donde desarrolla toda la actividad organizativa.
La ADIPAV es la encargada, entre otros muchos cometidos, de promocionar el patín; principalmente actúa en el ámbito europeo, pero también se han hecho promociones en otros lugares del mundo, llegando hasta Nueva Zelanda, para mostrar esta fantástica embarcación en ese país pionero y de referencia en el mundo de la vela internacional.
La Asociación tiene la función de reglamentar la parte técnica de la embarcación, así como fijar las normas de clase y las particularidades normativas de la competición.
La ADIPAV tiene su propio comité para interpretar y presentar las modificaciones que cree oportunas respeto a su reglamento.
En el patín a vela, deciden los mismos que navegan, es decir, los patinaires; cualquier modificación del reglamento debe pasar a votación y aprobarse por mayoría absoluta de los presentes.
La ADIPAV está dirigida por una junta directiva formada por representantes de las distintas flotas existentes en el mundo.
Se elige el presidente y éste elige su junta formada por un tesorero, un secretario y los vocales que son representantes de las flotas.
Como la ADIPAV goza de un presupuesto limitado, tiene firmados convenios con diversas instituciones, con el fin de poder desarrollar su labor.
Entre otros, el convenio con el Museo Marítimo de Barcelona (MMB) permite que el Santa Eulalia, una embarcación clásica de 46 metros de eslora, acompañe a la flota en algunas regatas, con el fin de poder llevar invitados para ver la regata de cerca y convertirse así, por unos días, en el buque insignia de la clase.
La historia del patín tiene casi 100 años; las peripecias que han ocurrido y la cantidad de personas que han pasado por él permiten que las vivencias que se puedan contar sean infinitas.
Abuelos, padres, hijos y nietos forman más de cuatro generaciones vinculadas al patín a vela.
El MMB, con la colaboración de la ADIPAV, organiza una exposición sobre el patín y su historia, con una extensión total de más de 500 m2.
El convenio firmado con la Fira Internacional de Barcelona permite ocupar cada año gratuitamente un stand para exponer nuestra embarcación y convertirse así en un escaparate internacional, para dar a conocer el patín a vela a todo el mundo.
Convenios firmados con las universidades permiten hacer promociones en las mismas y poder disponer de alumnos en prácticas, para llevar a cabo tareas administrativas, de protocolo y otras, ya utilizados en algunos actos de la ADIPAV.
La junta de la ADIPAV está compuesta por jóvenes y por gente experimentada, que dan una perspectiva propia a la organización y los proyectos. Fija sus objetivos en promocionar la clase básicamente; el impulso de la Copa de Europa, implantada hace pocos años, es uno de los logros importantes, que sirve para reunir la flota europea, medir el nivel y conquistar otras playas y territorios para instaurar el patín.
Hay otras actividades de promoción más lúdicas, como por ejemplo las travesías, donde se reúnen los patines y se navega por costas desconocidas.
La travesía por la isla de Menorca, una semana dando la vuelta a la isla, con el apoyo del buque Santa Eulalia anteriormente citado, es un buen y espectacular ejemplo. Este tipo de actividades, además del atractivo de participar en ellas, atraen a los medios de comunicación y permiten dar repercusión al evento y dar a conocer más nuestra embarcación al público en general.
La Escuela de Vela de la ADIPAV es otro proyecto en marcha que presta servicio a aquellos clubes que quieren hacer cursos de patín, pero que no disponen de los medios técnicos y humanos suficientes. Es la forma de alimentar la clase en cuanto a nuevos aficionados y nuevos miembros activos.
La ADIPAV es una de las instituciones náuticas más antiguas del Estado español. Fue fundada en los años cuarenta por Carles Pena, un navegante de patín, que fue más de 40 años secretario del Club Náutico de Barcelona. Esto muestra una vez más la solera de la embarcación.
El patín tiene mucho arraigo en la cultura popular; en pueblos y ciudades de toda la geografía catalana es conocido el patín catalán.
El patín a vela es una de las pocas embarcaciones que tiene un monumento dedicado. En la ciudad de Barcelona una escultura de más de 4 metros da la bienvenida a los marineros en el puerto.
El Ayuntamiento de Barcelona ha declarado el patín a vela como embarcación genuina de la ciudad, y dentro de sus presentes protocolarios, una reproducción a escala de un patín a vela en plata muestra hasta qué punto nuestra embarcación está vinculada con el territorio que la vio nacer.
El patín a vela tiene como distintivo un pez espada que identifica a todos aquellos que navegan en patín.
Todos los patines llevan en la vela el logotipo indicado, y la clase distingue a sus navegantes y personajes más emblemáticos con esta insignia en plata y oro.
Su simbología es una mezcla de pez espada y delfín; es la velocidad, la integración absoluta en el mar y el dinamismo, características supremas del patín a vela.
Figura 1.5. El emblema distintivo de la clase Patín.
Los patinaires y sus clubes
La gente que navega en patín a vela es un grupo con un potencial humano muy grande; entre ellos hay gente de todo tipo y condición, hecho que hace más especial la clase, por ser crisol de opiniones y de culturas.
Aun siendo una embarcación muy ágil, el patín permite navegar en él a jóvenes de 15 años y a personas de edad avanzada, «de 7 a 77 años», se dice en la clase. Y es así, desde los niños con el patín júnior, pasando por los jóvenes, los mayores y los veteranos. Es una de las pocas clases que permiten navegar toda la vida.
Los clubes que agrupan los patinaires son en su mayoría clubes de playa, en los cuales lo importante no es la vida social típica, sino disfrutar del mar y la playa de una forma deportiva y dinámica.
Aunque muchos clubes son de verano, cada vez más se está imponiendo el navegar en invierno; por ejemplo, hay clubes como el Natación Barcelona en los que hace más de 40 años que se navega todo el año en regatas cada martes, jueves y domingos. Otros le han seguido los pasos, como el Club Náutico de El Masnou o el de Sitges, que también tienen regatas entre semana, por citar algunos ejemplos.
El hecho de poder navegar entre semana, todo el año, es maravilloso; poca gente puede disfrutar del deporte náutico entre semana.
Después de la regata, todos los participantes que disponen