Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo. Группа авторов
que caracterizó el trabajo del psicólogo en Brasil, desarrollada por Bastos y Gondim (2010), el cuadro que caracteriza dicho ejercicio, así como la evaluación que hacen de sus dificultades y desafíos, apunta hacia una inserción mucho más focalizada en fenómenos que ocurren a nivel individual que en variables más complejas que se expresan en los niveles grupales y organizacionales. Una situación similar tiene lugar cuando se analiza el panorama amplio de la POT en América Latina. Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018) identificaron que en la actuación profesional la medición-evaluación (procesos tradicionales de recursos humanos) es la actividad más fuerte en la mayoría de los países, y que la ampliación y la diversificación con foco en otras transversalidades (Caetano, 2012) –el comportamiento y el desarrollo organizacional, los diagnósticos de la cultura y el clima, el análisis y el diseño del trabajo, las relaciones de trabajo, la salud y la calidad de vida, la orientación de la carrera, la empleabilidad, el comportamiento del consumidor y la responsabilidad social y ecológica–, aunque vienen aumentando, pueden ser consideradas como tímidas en muchos países, comparadas con la hegemonía de la medición.
Figura 3.1. Coexistencia y relación de realidades, economías, modalidades y formas de trabajar: un desafío para la POT en América Latina
Fuente: Adaptado de Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018).
La discusión sobre la presencia del contexto o de niveles más amplios de análisis como elementos críticos para pensar la producción de conocimiento, la formación y el ejercicio profesional en POT nos remite a un importante conjunto de reflexiones sobre los cambios que están reconfigurando el mundo del trabajo, y cómo dicho proceso se concretiza en América Latina. En últimas es ese mundo del trabajo que se encuentra en profundo proceso de reestructuración el que presenta los desafíos para la investigación, para la producción de conocimiento, y requiere de profesionales con competencias específicas y genéricas para lidiar con sus problemáticas y sus realidades de las relaciones y sus contextos. La figura 3.1, adaptada de Borges-Andrade, Rentería y Toro (2018), presenta, de forma sistemática, la complejidad con la cual el mundo del trabajo se estructura en la actualidad en georregiones como América Latina, lo que sirve de base para que pensemos la relación con la formación, la actuación profesional y la producción de conocimiento en la POT. Con base en esa propuesta, algunas cuestiones requieren de una atención diferenciada para que la actuación en una POT sea amplia, en el sentido de las realidades actuales del mundo del trabajo, y para que regiones enteras, como América Latina, puedan tener opciones y respuestas concretas en la diversidad y la complejidad histórica y actual del trabajo, las relaciones y los contextos particulares.
Esta diversidad de coexistencia y formas de trabajar ha tenido focos particulares en el caso de la POT, y el mayor interés se ha centrado históricamente en la figura del empleo, lo que ha dado lugar al desarrollo de modelos teóricos y repertorios instrumentales que mantienen esa modalidad de trabajo como referente ubicado en organizaciones de trabajo que a su vez tienen como referente empresas grandes (Rentería, 2009).
Las formas de reinstitucionalización del mundo del trabajo en las tres últimas décadas a nivel global no han sido ajenas para América Latina. Una de las más importantes ha sido parte de las diversas formas de reestructuración productiva y de los cambios en los modelos económicos: la disminución estructural de los cupos de empleo tradicional (Bridges, 1997; Castel, 2010). Este tipo de cuestiones, aparentemente nuevas, contrasta con otras realidades de América Latina, como el hecho de que históricamente el 50% de la población económicamente activa, o en edad de trabajar, trabaja en la economía informal o en trabajos informales (Jiménez, 2012). Llama la atención que lo que para algunos pueden ser nuevas formas o modalidades de trabajo, en realidad son formas de producción tradicionalmente presentes en la historia de la humanidad –el trabajo por cuenta propia, el trabajo tipo outsourcing o tercerizado, el trabajo asociativo–, que actualmente son reinstituidas y normatizadas para dar cuenta de opciones con las que la actividad social del trabajo se desarrolla, como se ilustra en la figura 3.1.
Algunas cuestiones para una POT actualizada en las formas actuales de trabajo podrían centrarse en la consideración de los cambios en algunos de los principales elementos que atraviesan las relaciones de trabajo, considerando las condiciones y los contextos en los que efectivamente se concretizan. A continuación, se identifican algunas categorías que ocupan un lugar central en nuestra área, pero que requieren de reconceptualizaciones si queremos producir conocimientos más adecuados para nuestra realidad actual. Adicionalmente, estas categorías permiten apuntar algunas cuestiones relevantes para una formación en POT que acepte la diversidad, la simultaneidad y las transversalidades del mundo del trabajo, particularmente en América Latina (Rentería y Malvezzi, 20018; Caetano, 2012) y en las formas de trabajar. Esos parámetros son normalmente utilizados para caracterizar las relaciones de trabajo en contextos y condiciones de empleo, son útiles en el momento en que nos preguntamos qué tanto la POT cubre ese espectro amplio, y cómo esferas como la de la psicología social del trabajo se entrecruzan y en ocasiones se polarizan sin que necesariamente se consideren aspectos propios del mundo del trabajo, como actividad relacional concreta en contextos y condiciones igualmente concretos, que se mantienen en los implícitos o en los explícitos asumidos desde los referentes conceptuales o de intervención adoptados consciente, reflexivamente o no en el plano disciplinar o profesional.
El lugar de desempeño o actividad como referente de lugar se expande de lo estable hacia lo variable, del sedentarismo hacia el nomadismo. La estructura temporal varía de la regularidad a la variabilidad como constante –el movimiento como constante–. Las relaciones de subordinación y disponibilidad oficializadas se confunden con autonomías controladas (Enriquèz, 2000) como referente de ser. El contenido y la forma del trabajo pasan de lo meramente prescrito a consignas que llaman la atención sobre la reactividad o la proactividad limitada, sobre lo prescrito y lo necesario. El rendimiento pasa por otros criterios que implican el paso del desempeño a los resultados, e incluye el control de la valoración de los motivos. Finalmente, en lo relativo a las formas de compensación, se asume y se confunde la cuestión del salario estable con los ingresos variables, lo que necesariamente afecta el bienestar y la calidad de vida en el empleo o en el trabajo, según la modalidad del trabajo y la economía en la que se sitúe la forma concreta para las personas que trabajan o no.
Esta mirada sobre el mundo de los contextos y las relaciones de trabajo deja abierto el espacio para considerar y reconsiderar los aciertos y vacíos, las decisiones y particularmente las implicaciones para la formación y la actuación profesional en POT (Rentería y Malvezzi, 2018).
Reflexiones finales
El presente capítulo partió de una problematización de las relaciones entre ciencia, formación profesional y actuación o ejercicio profesional en el campo de la POT, con el objetivo de reflexionar sobre qué tanto la realidad del mundo del trabajo, su complejidad y sus transformaciones en América Latina están siendo consideradas en esos tres dominios.
Históricamente hay tensiones entre los campos científico y profesional, cuyas demandas específicas constituyen ethos propios que, muchas veces, dificultan el diálogo necesario que debe existir entre ambos. De la misma manera en que no es posible pensar una ciencia desvinculada de una práctica potencial, es difícil imaginarse una práctica profesional que no se apoye fuertemente en los resultados de investigaciones científicas. Si por un lado la ciencia, en el caso específico de la POT, está atravesada por múltiples perspectivas paradigmáticas, genera modelos y prioriza estrategias de investigación bajo su responsabilidad, la práctica profesional está influenciada por la presión para solucionar fenómenos y problemas, y por una industria que pone a disposición modelos que están listos, a manera de salvadores, muchas veces sin el suficiente respaldo de evidencias empíricas sobre su pertinencia y, casi siempre, sin examinar el contexto específico en el cual la intervención se lleva