Cartas de un humanista (II). Santo Tomás Moro
tonterías” o “vendedor de tonterías”: cf. Logan et al. (2006: 35). Asimismo, δάϊος puede significar “destructor” y querer dar a entender aquí que Hythlodeo era “contrario a las tonterías”: cf. Romero (2018: 171).
[5] Hythlodeo es un filósofo y a los tales, Quintiliano (inst. 11,1,33-34) aconseja evitar plerique orationis ornatu, i.e., mucha parte del ornato propio de la oratoria. Sobre posibles implicaciones de esta afirmación, cf. Romero (2018: 175).
[6] El conocimiento del griego, escaso aún en algunos humanistas, se consideraba por lo general una nota de gran prestigio. Moro trata sobre la utilidad del manejo del griego de distintas formas, p.e, en las cartas a Martin van Dorp (21 de enero de 1515) y a la Universidad de Oxford (29 de marzo de 1518): cf. Cabrillana (2018: 86-87, 89-90, 96-102, 119-130).
[7] Consta que Moro no dormía más de cinco o seis horas, según el testimonio de Stapleton (1966 [1588]: 28), biógrafo casi contemporáneo de Moro.
[8] A este respecto, resulta ilustrativo el dato que el propio Moro da a conocer al final de la carta que escribe a Martin van Dorp —la más larga de cuantas se conservan del humanista inglés y quizá también la más complicada— para que el destinatario disculpe la posible rudeza de su texto: la carta, que es casi un ensayo con numerosas alusiones y citas de diversos autores, fue escrita durante una estancia en Brujas en la que Moro no tuvo acceso prácticamente a ningún libro; cf. Cabrillana (2018: 114-115).
[9] John Clement (†1572) fue tutor de los hijos de Moro —especialmente de su hija Margaret— sobre todo en las lenguas griega y latina a partir probablemente de 1514. Profesor de Oxford muy joven, se casó con Margaret Giggs, hija adoptiva de Moro. Se dedicó especialmente al estudio de la medicina, campo en el que destacó. Como Tomás Moro, se negó a prestar juramento al Acta de Supremacía de Enrique VIII; después de la muerte de Moro, se retiró a los Paises Bajos.
[10] El infrecuente verbo traducido —euiresco— parece a todas luces un compuesto de uiresco “verdear, florecer”, que probalemente procede a su vez de uireo. En latín clásico, el significado es más bien el de “palidecer”, pero, como apunta Surtz (1993: ad loc.) en Surtz & Hexter, el contexto parece requerir el sentido de “hacerse verde”.
[11] Del griego ἀμαυρός (“oscuro”); se prefiere aquí, como en otros nombres propios de la isla, la forma castellanizada del nombre propio.
[12] Del griego ἄνιδρος (“sin agua”); cf nota anterior.
[13] Según el trabajo de Nagel (1973: 176), Moro está en lo correcto.
[14] Algunos ven en esta afirmación de Moro una postura moral que albergaría ecos de un pasaje de las Noctes Atticae de Aulo Gelio (11,11,1-4), puesto que no se encuentran huellas claras de esta distinción (falsedad objetiva / mentira intencionada) en las obras teológicas; sin embargo, quizá haya que pensar que todo este párrafo forma parte del tono e intención irónica —y en ocasiones paradójica— de Moro (cf., p.e., Gury, 1983: 50; McCutcheon, 1983, 2015; Vázquez de Prada, 2013: 54). Sobre el uso de Aulo Gelio por parte de los humanistas, cf. Baron (1951) o Shoeck (1960a, 1960b).
[15] La anotación que aparece en una traducción de la Utopía de 1624 identifica este personaje con Rowland Phillips (ca. 1468-1538), vicario de Corydon y contemporáneo de Moro; Rogers (1947: ad loc.) proporciona más datos; esta posibilidad necesitaría de pruebas mayores para ser confirmada. Podría verse también aquí, sin embargo, una ficción cómica de Moro.
[16] La expresión constituye una variación sobre la que figura en la Invectiva contra Cicerón, atribuida a Salustio, in Tull. 4,7: aliud stans, aliud sedens sentis de re publica (“piensas sobre la república una cosa cuando te sientas y otra cuando estás en pie”).
[17] La expresión griega —ἔξω βέλους— es explicada por Erasmo en Adagia 293: extra telorum iactum.
[18] Posible alusión a un modo de estar que hace difícil ser atrapado, como ocurría en las luchas antiguas, en las que los púgiles se untaban con aceite.
[19] En este pasaje, como en otros muchos que no señalo por falta de espacio, se observan ecos de motivos y modos de decir erasmianos.
[20] Cornelia Sandra, esposa de Peter Giles, con la que se casó en julio de 1514; Moro escribió un epitalamio con motivo de este matrimonio que fue publicado en 1524. A la muerte de Sandra, en 1526, Erasmo escribió su epitafio.
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