La joyería. Carles Codina
el proceso de elaboración de una pieza siempre se generan unas pequeñas pérdidas de metal como consecuencia de su manipulación. Muchas de estas mermas se producen al fundir. El metal se pierde por pequeñas salpicaduras generadas por el fuego demasiado potente, o por quedar pequeñas bolas de metal adheridas a la superficie del crisol, aunque este metal es fácilmente recuperable.
Un buen equipo de aspiración con cabina evita que se respire polvo de abrasivo, que resulta bastante nocivo. También ahorrará mucho dinero cuando se lleve el saco del aspirador a recuperar.
Las mesas de joyero tienen un particular diseño que permite la recogida del metal limado en un cajón dispuesto bajo la astillera.
La oxidación también genera pequeñas pérdidas. Cuando se funde o cuando se recuece, se produce un óxido que suele proceder del cobre de la aleación; una vez eliminado en el blanquimiento, se habrá producido una pequeña merma en el peso. Cuando se recuece, es aconsejable utilizar un antioxidante; de este modo, se evitan las pérdidas y la pieza llegará a la pulidora en buen estado superficial, sin que se haya producido lo que se llama la “piel de limón”.
Otras fuentes de merma son el limado, el serrado y el esmerilado. Se origina una dispersión general de polvo que contiene metal y que nunca se logra recuperar en su totalidad; por ello es interesante esmerilar con el motor dentro de una pequeña cabina y tener limpio el cajón, procurando cepillar las herramientas y los brazos al finalizar cada tarea.
Quizá la mayor parte de merma la genera la pulidora. En este caso la única solución es adquirir un equipo con aspiración para posteriormente recuperar los restos de pasta de pulir.
También los líquidos provenientes del lavado de manos, de los baños electrolíticos o de ultrasonido deben guardarse para su recuperación. En el mercado existen fregaderos especiales con filtro que recuperan el metal.
Basuras
Lo más aconsejable es confiar la basura a una empresa especializada en recuperación. Es la solución más rentable, ya que en un pequeño taller resulta complicado tratar ciertos metales y realizar determinados procesos que requieren instalaciones de seguridad apropiadas.
Para facilitar los trabajos debe mantenerse un alto grado de limpieza y seleccionar apropiadamente las basuras del taller. Es importante disponer de varios recipientes para ir seleccionando los distintos tipos de basura o escobilla. En un recipiente se irán acumulando los esmeriles o todo el material que haya entrado en contacto con metal: esmeriles, gamuzas, el barrido del suelo, etc. En otro recipiente se pondrá la escobilla de la pulidora y todo lo relacionado con ella; y en otro los crisoles de fundición y el material refractario. Cuando se trate de un taller muy pequeño, en el que la cantidad de metal trabajado sea reducida, será suficiente con tener un recipiente único con la basura sólida y separar sólo los líquidos: por un lado, todo el líquido proveniente de la limpieza, manos, ultrasonido, etc., y por el otro, los líquidos del baño electrolítico.
Para reducir el volumen de la escobilla o basura, éstas pueden quemarse en un lugar ventilado, procurando que no se disperse. Con esta operación se logra reducir considerablemente el coste de recuperación.
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