La joyería. Carles Codina
fundentes empleados tradicionalmente son la sal común, el nitrato de sodio, o el nitrato de potasio o sal nitro, que da un excelente resultado como limpiador de la fundición. Asimismo, el bicarbonato sódico se usa en especial para fundir la limalla.
Pendientes de oro blanco realizados por Giampaolo Babetto.
Recocido y decapado
Habitualmente el recocido se realiza con el soldador, procurando aplicar el calor de forma uniforme para recocer todo el metal por igual.
El recocido y el decapado son dos procesos muy utilizados en joyería. No existe uno sin el otro y se suelen efectuar varias veces, especialmente en trabajos de forja o trefilado.
El trabajo del metal por medio mecánico conlleva un endurecimiento del mismo que implica un recocido. El recocido genera una oxidación superficial, que debe eliminarse con un decapado.
Recocido
Al ser trabajados, los metales se endurecen paulatinamente hasta que llega un momento en que, de continuar trabajándolos, se partirían. Es entonces cuando se procede a recocer. El proceso consiste en calentar el metal hasta un punto llamado “de recocido”. Es en este punto donde el metal vuelve a recuperar una ordenación cristalina muy próxima a la inicial, y a ser dúctil y apto para continuar trabajándolo. Si no se recociera, el metal empezaría a agrietarse y a partirse. Es importante que la temperatura de recocido no sea excesiva, pues se producirían unos cristales internos excesivamente grandes. Por el contrario, si la temperatura es escasa, los cristales no alcanzarían el tamaño idóneo.
No todos los metales se recuecen a la misma temperatura ni en el mismo momento. El oro fino prácticamente no precisa recocido, pero aleado a 18 quilates necesitará un primer recocido al llegar a una reducción de un 75 % de su volumen inicial.
Es aconsejable recocer sobre un bloque de carbón vegetal, pues se reduce la oxidación y se puede ver mejor el color rojizo del recocido. Se mantendrá al rojo durante unos segundos para luego dejarlo enfriar.
Cada metal tiene una temperatura y un tiempo idóneos de recocido. En el proceso se requiere cierta práctica en la observación del color pardo rojizo que alcanza el metal al ser recocido.
También se puede recocer en un horno que tenga una buena regulación de temperatura. Manteniendo el metal en su interior durante cierto tiempo pueden lograrse recocidos perfectos. En el caso del oro paja (que contiene 750 milésimas de oro fino, 125 milésimas de plata y 125 milésimas de cobre), una vez reducido a un 75 % su volumen, lo óptimo es un recocido durante 30 minutos a 550 °C. Sin embargo, en los talleres artesanales no siempre es posible trabajar con horno, y cuando lo es, en ocasiones puede ser un inconveniente, ya que durante el proceso de trabajo se tiene que recocer muchas veces la pieza; por lo tanto, es más práctico y rápido hacerlo directamente con el soplete en la mesa.
Temperaturas aconsejables de recocido | |
Metal | Temperatura del recocido en °C |
Cobre | 600-700 |
Oro | 600-750 |
Plata fina | 300-700 |
Platino | 600-1.000 |
Plata de ley | sobre 750 |
Cuando el metal se enfría, se interrumpe de golpe el orden de los cristales. Este efecto es bueno en algunos casos, pero en otros resulta contraproducente, por ejemplo, cuando se trabaja una pieza o una plancha, ya que el cambio brusco de temperatura puede deformarla. Para enfriar rápidamente el metal debe hacerse en agua; también puede utilizarse el ácido, pero se producen vapores tóxicos y salpicaduras que agujerean la ropa y al contacto con la piel provocan quemaduras.
El carbón vegetal y un fuego indirecto en el recocido del hilo permiten un reparto de calor mejor y más uniforme.
Recomendamos recocer los lingotes de plata de ley a bastante temperatura (más de 760 °C) y luego enfriarlos con agua fría para hacerlos más maleables.
La plata en forma de pieza o plancha debe recocerse, pero sin calentarla tanto como el lingote, para posteriormente decaparla cuando su temperatura haya descendido por debajo de los 500 °C. De este modo, se evitarán las deformaciones.
En el caso del oro no es posible generalizar, pues las aleaciones de oro varían en función de qué metales y en qué cantidad se han utilizado en la aleación. Sin embargo, algunas veces enfriar de golpe permite ablandar más el oro que dejándolo enfriar lentamente.
Recomendaciones
Cuando se tenga que recocer bastante hilo de oro o de plata muy fino es fácil que éste se funda en el intento. Para impedirlo, es preciso tomar una lata vieja, poner dentro el hilo mojado en un antioxidante junto con trozos de carbón vegetal y con el soldador aplicar fuego a la lata. De este modo el calor se repartirá por un igual sin que el hilo se parta.
Otro método consiste en llenar una caja de cobre de carbón vegetal. En su interior se dispone el hilo, procurando que no toque las paredes del recipiente; se calienta el horno a temperatura de recocido y una vez alcanzada se coloca la caja en su interior.
Para evitar la oxidación puede utilizarse un antioxidante, ya que forma una película de sales que evita la oxidación del metal en contacto con el fuego.
Decapado
En la superficie del metal, después de recocido y fundido, se forma, al contacto con el oxígeno del aire, una capa de óxido derivada básicamente del cobre de la aleación. Junto con este óxido, también se encuentran restos de fundente procedentes del líquido de soldar o del bórax utilizado para fundir. Este óxido debe eliminarse. Si se trabaja con él, se estropearían las limas y el metal sería difícil de soldar. Para ello se utilizará una disolución llamada blanquimiento.
Para decapar el oro y la plata se acostumbra a utilizar una solución de agua con un 20 % de ácido sulfúrico. Esta disolución debe calentarse para ser más efectiva. Si se trabaja en frío se tarda mucho más tiempo en decapar la pieza.
Decapado de varios lingotes en ácido sulfúrico. Los contenedores de plomo se utilizan para el decapado con mucha frecuencia, pues no se rompen y pueden calentarse.
Normas de seguridad
El ácido sulfúrico debe añadirse siempre al agua fría, de lo contrario se generaría una peligrosa reacción.
Los vapores del ácido sulfúrico son perjudiciales; por ello debe manipularse en lugar ventilado y seguro.
Deben prevenirse las salpicaduras de ácido sulfúrico, ya que queman la piel y agujerean la ropa.
Otras disoluciones para decapar
Para la plata, el cobre y el latón, una disolución de un 10 % de ácido sulfúrico en agua da un óptimo resultado.
Para el bronce debe utilizarse una disolución que contenga ácido nítrico y agua a partes iguales, pero sólo durante unos instantes, para arrancar la primera oxidación, ya que el ácido nítrico ataca el bronce. Para un decapado seguido se puede preparar una disolución de un 20 % de ácido sulfúrico en agua.
Para el oro también se usa una disolución de una parte de ácido nítrico y diecinueve partes de agua.
La disolución de sulfúrico es la más empleada en joyería, pero genera vapores tóxicos; por lo tanto, deben tenerse en cuenta las siguientes sugerencias:
Puede realizarse una disolución que contenga de un 10 a un 20 % de alumbre potásico disuelto en agua, que una vez caliente