Escritos militares . Vo Nguyen Giap
geográficos, pero en primer lugar en los factores políticos: la moral del pueblo y el régimen social. La organización de la retaguardia debe continuarse en todos los planos —político, económico, militar y cultural— pero sobre todo en el plano político, reforzando la cohesión política y moral del pueblo haciendo prevalecer la superioridad del nuevo régimen social en todos los aspectos; realizando activamente, paso a paso, las reformas democráticas tendientes a mejorar las condiciones de vida materiales y morales de la población; reforzando incesantemente el potencial de la retaguardia. Es así como la retaguardia puede asegurar su propia defensa y desempeñar un papel importante en relación a la guerra.
Las bases de retaguardia de la guerra del pueblo, constituyen una permanente amenaza para el enemigo que trata de atacarlas incesante y despiadadamente. Su consolidación debe ir ligada a los combates llevados a cabo para defenderlas, ampliarlas y permitirles el desempeño de su papel en todos los órdenes. Es preciso desarrollar el espíritu de ofensiva activa, combatir decididamente para proteger nuestra retaguardia y a la vez atacar sin descanso la retaguardia enemiga, transformándola en campo de batalla. La ofensiva activa, esa es la mejor manera de defender y ampliar nuestra retaguardia, de limitar la retaguardia enemiga. Es un imperativo inevitable de la organización partiendo de cero, de las bases de retaguardia y de la retaguardia, de la lucha del pueblo para conquistar, mantener y ampliar el poder.
Durante nuestra primera guerra de resistencia, el principio fundamental para defender nuestra zona libre consistía en impulsar las actividades ofensivas contra la retaguardia enemiga, desarrollar la guerrilla, consolidando incesantemente nuestra retaguardia en todos los dominios y rechazando eventualmente todos los ataques del adversario. De ese modo, pudimos mantener y consolidar nuestras regiones libres, implantar cada día más bases y zonas guerrilleras en la retaguardia enemiga, ampliar nuestra retaguardia y limitar la del enemigo.
Esta experiencia está siendo aplicada por las fuerzas armadas y la población del Sur. Animadas de un poderoso espíritu ofensivo, se dedican a reforzar la zona liberada en todos los órdenes, luchan activa y pacientemente por hacer fracasar todas las tentativas enemigas de atacarla, sacarle ventaja, rastrillarla o sabotearla. Llevan resueltamente la guerra hasta la retaguardia enemiga, coordinan la lucha armada y la lucha política, los ataques militares y las sublevaciones masivas para permitir a la población de la zona ocupada ejercer sus derechos soberanos en formas diversas según las circunstancias, para mantener la inseguridad en la retaguardia enemiga y transformarla progresivamente en campo de batalla y en retaguardia de la guerra del pueblo.
En estos últimos años el Norte, la gran retaguardia nacional, fue sólidamente defendido y desempeñó un papel considerable en la lucha de la nación contra la agresión norteamericana. Eso lo debemos al fortalecimiento continuo de su poder en todos los órdenes, lo que le permitió resistir ante los agresores y organizar a las fuerzas revolucionarias del Sur que, gracias a su estrategia ofensiva, fueron de victoria en victoria.
4. Organizar y consolidar la gran retaguardia: el Norte socialista.
Luego de la victoria de Dien Bien Phu, el Norte, totalmente liberado, se lanzó por el camino del socialismo, convirtiéndose en la retaguardia de la causa revolucionaria de todo el país. Es un gran viraje, un salto en la organización y el desarrollo de la retaguardia de la guerra del pueblo en Vietnam. Por primera vez desde que el partido asumiera su papel dirigente en la lucha por la independencia y la libertad, tenemos una mitad del país totalmente liberada; en la cual construimos exitosamente el Socialismo, el régimen social más avanzado de nuestra historia milenaria, para asegurar una base de retaguardia completa y sólida a la lucha revolucionaria de la nación.
El partido destacó, después de la victoria de la primera guerra de resistencia, que había que fortalecer el Norte en todos los planos. La resolución del Tercer Congreso del Partido —en 1960— decía: “Cuanto más vigorosamente avanza el Norte hacia el Socialismo, son más consolidadas sus fuerzas en todos los dominios y es más beneficioso para la revolución de liberación del Sur, para el desarrollo de la obra revolucionaria a escala nacional, para el mantenimiento y el fortalecimiento de la paz en Indochina y en el mundo entero. El Norte es la base común de la revolución en todo el país”.
La consolidación y el fortalecimiento del Norte han tornado a su defensa más invencible, una defensa nacional popular organizada por el propio pueblo; basada en la potencia del pueblo en todos sus aspectos. Una defensa que preserva los intereses del pueblo, las adquisiciones de la revolución: el régimen socialista. La concepción de una defensa nacional-popular fue claramente definida por primera vez en la resolución del 12° Plenario del Comité Central del Partido en 1957. Es la aplicación de la tesis de la guerra del pueblo en la defensa del Norte socialista, a fin de mantenerlo en condiciones de impedir todas las tentativas de agresión imperialista y de permitirle, a la vez, desempeñar su papel de base de retaguardia para la obra revolucionaria de todo el país. Es un nuevo desarrollo de la teoría de la organización de la retaguardia de la guerra del pueblo en condiciones nuevas.
La organización de una defensa nacional del pueblo en el Norte debe hacerse en todos los planos.
Para poseer una poderosa defensa nacional-popular, es preciso consolidar y fortalecer incesantemente en el plano político, el papel dirigente del partido, reforzar el Estado de dictadura proletaria, consolidar el régimen socialista y reforzar la unión del pueblo trabajador: obreros, campesinos, cooperativas e intelectuales socialistas, sobre la base de la alianza obrero-campesina. Es preciso elevar permanentemente en las masas la conciencia socialista, el patriotismo y el amor al Socialismo, la conciencia de ser el amo colectivo y la voluntad de reunificar al país. Sobre esta base, llamar a todo el pueblo a aumentar la producción; a construir el Socialismo estando siempre dispuestos a combatir heroicamente si es necesario, para defender el Norte; a dedicarse a todas las tareas relativas a la lucha revolucionaria en el Sur; a contribuir al cumplimiento de nuestras obligaciones internacionales. Es preciso aplicar correctamente las resoluciones sobre el reclutamiento, la política con respecto a los heridos de guerra, a los militares enfermos, a las familias de los militares muertos por la patria, a las familias de los combatientes, etc.
Como la defensa nacional del pueblo en el Norte debe apoyarse en una potente economía socialista, la organización económica reviste una gran importancia. Para ello, debemos coordinar la economía y la defensa nacional, las necesidades en tiempos de paz y en tiempos de guerra, las necesidades inmediatas y las necesidades a largo plazo. Dicha coordinación debe concretarse no solamente en el plan estatal en general, sino también en los planes de cada sector de la actividad (industria, agricultura, transportes y comunicaciones, etc.) a escala nacional y a escala local; de manera que a cada etapa del desarrollo económico corresponda un fortalecimiento del potencial de defensa y que, en caso de agresión extranjera, se pueda poner rápidamente a la economía en pie de guerra. Es preciso definir una línea correcta para el reajuste de la organización económica en función de las condiciones de guerra según el siguiente principio: coordinar el combate y la producción a fin de que ésta continúe aumentando y la economía se desarrolle para satisfacer las necesidades de la resistencia y las del pueblo mismo, en tiempos de guerra.
La potencia defensiva nacional exige el fortalecimiento del Norte en el plano militar. La potencia militar no depende solamente de la del ejército permanente, sino de la potencia de todo el pueblo con las fuerzas armadas populares como núcleo central, que está distribuida por fuerza de las circunstancias, en todos los planos del nuevo régimen social. La tarea de la organización en el plano militar está centrada en el armamento y la militarización de todo el pueblo, el fortalecimiento de las fuerzas armadas populares con tropas regulares aguerridas y poderosas fuerzas de reserva; la transformación progresiva de los pueblos y de los barrios urbanos en posiciones de combate, como así también el fortalecimiento de la seguridad. Es preciso que todo el país esté preparado en todos los aspectos; que las fuerzas armadas y el pueblo redoblen la vigilancia y estén listos para el combate, siendo capaces de detener todo acto o amenaza de agresión por parte del imperialismo. Se debe definir también la importancia, desde el punto de vista de la defensa nacional, de cada región estratégica; y de concentrar sus esfuerzos para organizar y reforzar en todos los planos las zonas particularmente importantes. Es necesario reforzar la dirección de las diversas instancias del partido y del poder en la consolidación