Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado (1921). Alexandra Kollontay

Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado (1921) - Alexandra Kollontay


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etc., no deben en ningún caso, ser sometidos para su discusión previa a los grupos formados sobre la base de “plataformas”, etc., sino exclusivamente a la discusión directa de todos los miembros del partido. Con tal fin, el Congreso dispone la publicación más regular de Diskussionni Listok 43 (…) 5. Rechazando por principio la desviación hacia el sindicalismo y el anarquismo (…) el Congreso declara que todas las proposiciones prácticas sobre las cuestiones a las que el grupo llamado “Oposición Obrera” dedicó una atención especial, tales como depuración del partido de elementos no proletarios e inseguros, lucha contra las prácticas burocráticas., desarrollo de la democracia y de la iniciativa de los obreros, etc., deben ser examinadas con la mayor atención y comprobadas en la práctica. El partido debe saber que no hemos tomado todas las medidas necesarias respecto de estas cuestiones, debido a diversos obstáculos, pero que el partido, en tanto que rechaza categóricamente la seudo crítica no práctica y fraccionista, continuará incesantemente —probando nuevos métodos— la lucha con todos los medios a su alcance contra los males de la burocracia, por la ampliación de la democracia y la iniciativa, por descubrir, desenmascarar y expulsar del partido a los elementos que se han introducido en sus filas, etc.”

      “(…) el rumbo momentáneo de la economía amenaza otra vez a las mujeres con el fantasma de la falta de trabajo. (Lenin exigió en el X Congreso del Partido Comunista ruso la implantación inmediata de la “Nueva Economía Política” —NEP— para crear por fin una relación más estrecha entre el proletariado y los campesinos) Esta tendencia ya se nota ahora respecto a las mujeres y originará como última consecuencia un aumento de la prostitución profesional; el curso momentáneo de nuestra política económica frena asimismo el desarrollo de una nueva conciencia y podemos observar día tras día cómo este proceso impide también el nacimiento de una nueva relación realmente comunista entre el hombre y la mujer. Consciente de su extralimitación, agrega: Pero no es éste el lugar adecuado para analizar esta nueva tendencia política, aunque ella podría provocar un renacimiento de las condiciones pasadas”. (Kollontay, A: 1921, Catorce Conferencias, Lección 13, pág. 249).

      Es de destacar que bajo la táctica de la NEP se venció al hambre sin ayuda de ninguna potencia capitalista. El campesino pagó el impuesto en especie, cesaron los levantamientos campesinos y se otorgó ayuda estatal en semillas y otros insumos. El Estado proletario mantuvo las palancas claves de la economía: la banca, el comercio exterior y la gran industria.

      Los últimos escritos de Lenin, de fines de 1922 y comienzos de 1923, orientaron la estrategia general para la construcción socialista, que se plasmó en los años 30 con la colectivización, industrialización y revolución en las costumbres. Stalin, encabezó la lucha, después de la muerte de Lenin, para sacar a Rusia de la NEP y avanzar en el camino socialista. Él sostenía que las medidas adoptadas en abril de 1925, de la que surgieron nuevas contradicciones, significaban concesiones inevitables al campesinado medio, cuyo apoyo político era indispensable. Para ello, impulsó medidas durante 1926/7 para favorecer la actividad organizada de los campesinos pobres y extremó las medidas para impedir que los kulaks (campesinos ricos) ingresaran a la dirección de las cooperativas.

      Muchos dirigentes revolucionarios en el ejercicio de la primera experiencia de construcción socialista, cometieron profundos errores teóricos con consecuencias políticas muy negativas como la de suponer que inmediatamente había desaparecido la lucha de clases, entre ellos, la propia Kollontay. En esta misma dirección, a partir de 1936, Stalin sostuvo que en lo fundamental las clases explotadoras habían sido eliminadas y que ya no había fuerzas internas capaces de revertir el triunfo del socialismo, sino únicamente externas. Lo erróneo de esas tesis se evidenció cuando a comienzos de 1937 altos mandos militares apoyándose en fracciones del aparato partidario y estatal, intentaron un golpe de Estado. La situación era muy contradictoria. Los privilegios y las prebendas ocultadas a las masas fortalecían los brotes de burguesía de “nuevo tipo”; por otro lado, Stalin encarnaba, pese a sus errores, los intereses y esperanzas de grandes masas populares y constituía una barrera que no permitía el desborde de los elementos burgueses ni el acceso al control de los resortes decisivos del poder dentro del PC.

      En este contexto Alexandra Kollontay mantuvo su relación política con Stalin en el poder hasta su fallecimiento en 1952, un año antes que él. Esta es una etapa de difícil desciframiento histórico por falta de fuentes que revelen el carácter de esa relación.

      Los elementos de burguesía de “nuevo tipo” se nutrían en la base económica y en la superestructura política e ideológica, cuyas contradicciones se estaban agudizando. Se estancó la revolucionarización de las relaciones sociales en la producción, en la familia y la cultura, frenando el avance hacia la superación de los antagonismos entre el campo y la ciudad, el trabajo manual e intelectual, y entre los varones y las mujeres. Por ejemplo, se revocó parte de las medidas que garantizaban la plena igualdad de la mujer y su emancipación completa. Fueron penalizados nuevamente la homosexualidad (1934) y el aborto (1936); se reactivó la propaganda en favor de la familia tradicional; y se reintrodujo la educación separada entre los sexos; el divorcio no se prohibió, pero se cobró por los trámites, haciéndolo más difícil; la moral tradicional volvió a imponerse en la relaciones familiares y personales.

      Stalin y un sector del CC del PC(b)R intentó frenar el proceso restaurador con persecuciones y fusilamientos, instalando el terror y la represión indiscriminada como recurso de lucha contra la contrarrevolución, fracasando en su intento por el error de confundir las contradicciones en el seno del pueblo con las existentes con el enemigo, expresadas como lucha de líneas dentro del partido.

      Alexandra Kollontay dictó en 1921 las conferencias/lecciones, hoy reeditadas. El propósito era educar en el “punto de vista marxista sobre la revolución en las mujeres”, bajo la premisa de que los cambios en sus condiciones de vida en la “República de los Trabajadores” sería una verdadera revolución. En igual sentido, Kollontay cierra todas y cada una de sus lecciones con un exhorto y alabanza al camino socialista y la conquista del comunismo, como por ejemplo:

      “Antes de que el sueño de Praxágora se convirtiera en realidad han transcurrido más de veinte siglos. La Rusia actual es, sin embargo, una prueba viva de que Praxágora tenía razón cuando creía que la liberación de la mujer sólo era posible por medio del comunismo, la libertad y la igualdad”. (Kollontay, A: 1921, Catorce Conferencias, Lección 2, pág. 41)

      “La revolución de octubre en Rusia ofrece a nuestras mujeres profesionales activas la oportunidad evidente para su emancipación. Si las mujeres la llevan a cabo, dependerá ahora realmente de su propia voluntad y talento. Ellas


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