Creación heroica. Guillermo Valdizán Guerrero

Creación heroica - Guillermo Valdizán Guerrero


Скачать книгу
la clásica división del trabajo industrial del siglo XX. La velocidad del flujo de inversiones permite articular procesos de producción que, por ejemplo, tienen sus áreas ejecutivas en Asia y sus fábricas en América Latina, al mismo tiempo que empieza a disminuir la capacidad para crear empleo a nivel mundial.

      • Profundización monopólica del capital, en particular del capital financiero

      En este proceso de globalización, donde los flujos comunicacionales y de capitales dinamizan la economía mundial, lo que genera mayor valor ya no es lo que producimos sino la especulación del mercado financiero centrado en lógicas de monopolio global. Así ocurre que el trabajo productivo empieza a generar menos valor económico que el movimiento especulativo de acciones en las bolsas de valores, reduciendo el empleo y la significación social del trabajo.

      • Debilitamiento del Estado-nación frente a entidades transnacionales

      La globalización capitalista también ha debilitado la capacidad de acción de los Estados nacionales, sobre todo en el contexto global posterior a la caída del Muro de Berlín, específicamente en su soberanía, debido al crecimiento exponencial del mercado internacional y del mayor protagonismo de entidades internacionales articuladas a los intereses de dichos mercados (BID, FMI, ONU, entre otras). No obstante, el debilitamiento de los Estados nacionales no solo tiene una dimensión económica sino también ideológica. Conceptos como “soberanía” e “independencia” dan paso al “libre comercio”; las identidades nacionales se fragmentan y flexibilizan, proliferando identidades efímeras, polifacéticas y desterritorializadas (bajo el imperativo del cambio constante) a la par de identidades territoriales, focalizadas y defensivas (bajo el imperativo de la autenticidad).

      • Tensión entre uniformización y fragmentación de las identidades en la globalización

      El actual proceso de globalización, orientado por la predominancia de la lógica de acumulación capitalista y de modos de vivir consumistas, prefigura una tensión entre la homogeneización e incluso uniformización cultural (vía ICC tan potentes como el cine norteamericano, por ejemplo) y la fragmentación expresada en el individualismo e identidades autorreferenciales. A ello se suma la mercantilización de las identidades bajo el imperativo de la constante renovación que promueve el consumismo y la reducción de derechos, pasando de ciudadanos(as) con derechos proveídos por el Estado a consumidores(as) globalizados.

      • Movimientos sociales de carácter global y acción local

      En los primeros años del siglo XXI, y sintonizando con el eco de plataformas de articulación alterglobal —post caída de los socialismos realmente existentes— surgen movimientos ciudadanos en espacios urbanos de diversas ciudades alrededor del mundo en defensa de la democracia y los bienes comunes que renuevan las agendas políticas internacionalistas desde el feminismo, la ecología y los derechos ciudadanos, entre otros puntos de agenda. Al mismo tiempo se reactivan movimientos conservadores, machistas, racistas y fundamentalistas en Occidente y Oriente. Todo ello en una época que, a comparación del siglo XX, cuenta con un horizonte utópico difuso.

      • Políticas culturales orientadas a la interculturalidad y el Buen Vivir

      En este panorama, tras la caída de los socialismos realmente existentes, se estableció el predominio del neoliberalismo y la globalización giró en esa órbita. La relación entre cultura y neoliberalismo cerró el ciclo de las políticas culturales germinadas en los estados de bienestar europeos y las industrias culturales norteamericanas, entre la Segunda Guerra Mundial y el fin de la Guerra Fría. Nuestramérica inició el siglo XXI con una oleada de gobiernos progresistas que, desde la consolidación de proyectos nacionales y populares, plantearon un bloque de oposición ante la embestida global del neoliberalismo. Ello se plasmó en la negación a los Tratados de Libre Comercio y en la implementación de políticas sociales y culturales que permitieron brindar mejores condiciones para los sectores populares de la región, no sin contradicciones y limitaciones en su devenir. Actualmente este proceso se encuentra en un momento de reflujo y recomposición tras el impacto de la pandemia global y una embestida en curso por parte del gobierno norteamericano de Trump que busca recuperar su hegemonía en la región.

      Cambios en la relación entre políticas culturales y desarrollo desde la segunda mitad del siglo XX

      Sobre la base de estas consideraciones, diremos que la segunda mitad del siglo XX fue determinante para la definición de las actuales características y dinámicas de las producciones culturales. Un elemento central fue la consolidación de herramientas de gobierno como las políticas culturales, posterior a la Segunda Guerra Mundial en Europa, especialmente en Francia, y que tuvieron como principales objetivos “contribuir al mantenimiento de la paz y a la lucha contra cualquier forma de discriminación y prejuicio contra un grupo o nación”, bajo “la reafirmación de los principios democráticos de la dignidad, la igualdad y el respeto mutuo de los seres humanos”. Así mientras en Europa la agenda de estas políticas culturales consistía en fortalecer la democracia y los derechos humanos, en Nuestramérica el tema principal era la profundización del proyecto de la modernidad (entendida desde la cultura occidental), marcando así una ruptura con el pasado y las tradiciones (asociada a las culturales locales), a decir de Eduardo Nivón Bolán (2011). Ello derivó en la construcción de instituciones orientadas a lograr dicho fin, por medio de la producción cultural: museos, galerías, centros culturales, escuelas, universidades, bibliotecas, etcétera. En este escenario podríamos decir que la relación entre cultura y desarrollo implicaba el despojo de los rasgos identitarios de nuestras culturas locales.

      Ya entre fines de los setenta y comienzo de los ochenta del siglo pasado el concepto de cultura empieza a ser aceptado en el marco de los Estados nacionales latinoamericanos, pero desde una perspectiva instrumental. Es decir, ya no se veía a las “culturas tradicionales” como una traba sino que, por el contrario, se entendió que con la incorporación de elementos culturales locales podía afirmarse con mayor solidez el desarrollo económico a través de la industrialización por sustitución de importaciones, proveniente de la teoría de la dependencia, y el fortalecimiento de las instituciones políticas de la modernidad occidental. Sin embargo, este cambio también fue fruto de la acción de movimientos sociales y culturales que impulsaron el cambio político de los regímenes latinoamericanos durante y después de las dictaduras que asolaron la región en la segunda mitad del siglo XX. El resultado de estos cambios fueron las primeras medidas de gobierno orientadas a la relación entre cultura y cambio político, en la mayoría de los casos con un fuerte cuño nacionalista y desarrollista, por ejemplo, en países como México y Perú.

      En los años noventa del siglo pasado los protagonistas, debates y enfoques sobre las diversas producciones culturales y las políticas a ellas referidas se multiplicaron, incluso desbordando hacia otros campos de políticas públicas como la educación, el patrimonio, las políticas lingüísticas, la comunicación, entre otros. La cultura cobra centralidad en el debate, al nivel de la economía y la política. Así las políticas culturales empezaban a recorrer dos posiciones. Por un lado, convertirse en factor clave para el reimpulso de la acumulación capitalista (camino de la “Economía Naranja”, impulsado desde el Banco Interamericano de Desarrollo – BID); por el otro, articular dinámicas cooperativas, territoriales e innovadoras de producción ya existentes en las zonas más abandonadas por el modelo neoliberal de las últimas cuatro décadas. Ambos caminos estuvieron marcados por vertiginosos cambios a nivel global, los cuales revisaremos a continuación.

      De la emancipación humana al Buen vivir como horizonte civilizatorio

      En respuesta al proyecto capitalista-colonialista-patriarcal de las políticas culturales


Скачать книгу