El Plan de la República para derrotar al Kirchnerismo. Ernesto Castellote

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      Este es el objetivo de este trabajo. Convertir a miles de ciudadanos comunes en hábiles cazadores.

      En argentina, el croto-progresismo enamorado de la corrupción nos enseñó que no se debe hablar de armas, balas, disparos, cacería.

      Nosotros estamos decididos a combatirlos hasta en esto.

       EL USO POLÍTICO DE NUESTROS “ARGENTINOS-EMBLEMAS” AÚN NO HA COMENZADO

      Todavía resuena en nuestra memoria el escandaloso y vergonzante suceso que significó la decisión salvaje y desprovista de toda humanidad del uso de la muerte de Maradona y la organización de su velorio, por parte del gobierno de Alberto y Cristina.

      Hay periodistas que derramaron ríos de tinta criticando el uso que se hizo. Pero los ingenieros K saben de la frágil memoria colectiva que padecemos, por eso nadie dice que el verdadero uso, el que realmente sirve, aún no ha comenzado.

      El kirchnerismo utilizará el cajón de Maradona intentando reeditar la misma comedia que puso en escena con la muerte de Néstor Kirchner.

      Para ello, tiene un equipo de propaganda exclusivamente dedicado a construir ese relato.

      Personas que ahora trabajan a tiempo completo en la ingeniería de amalgamar al Maradona muerto con el contenido de la campaña legislativa de este año.

      El oficialismo lanzará una campaña apoyada en dos pilares ecuménicos:

      Uno fenecido, como disfrutó el peronismo desde sus orígenes, montando al muerto en una carroza, pero no fúnebre, sino de ese carnaval perverso que solo en argentina ha tenido el éxito comercial que en el resto del mundo sería inimaginable.

      El otro pilar será el Papa, quien incluso con el aborto en brazos como un cadáver delator, será puesto, quiera o no, a trabajar a brazo partido y a tiempo completo en esa campaña para la lista oficial. Fundamentalmente porque él, fuerte promotor de la fórmula presidencial, sabe que estas elecciones legislativas son la verdadera bisagra histórica del peronismo en su afán de supervivir en un mundo que aprendió cómo extirpar los anacronismos populistas que décadas atrás eran tan comunes en el mundo.

      Los ciudadanos de la República compelidos a esta gesta única debemos entender que enfrentar a Maradona y al Papa Francisco en 2021 no debe ser motivo de traición, de frivolidad, ni debe constituir cargo de conciencia alguno.

      No podemos permitir que “el Diego” en su marcha galáctica con la pelota arrollando ingleses a derecha e izquierda en favor de la lista kirchnerista, nos haga temblar las piernas pensando que esos ingleses somos nosotros. Aunque parezca una payasesca interpretación, eso nos intentará hacer creer el equipo de campaña K.

      Lo mismo con millones de católicos en todo nuestro país, que podrán quedar plenamente convencidos que el Papa, seguramente dio una lucha titánica para impedir en el Congreso y ante el Ejecutivo la legalización del aborto, les ruego anticipadamente que no se equivoquen:

      Con la mera construcción y aceptación de la fórmula presidencial kirchnerista, la permanente protección, complementación y bendición a dirigentes y al propio gobierno, no hay duda alguna de que el Papa sabía que el aborto en su propia patria era sólo cuestión de tiempo.

      Quizás, cuanto mucho, lo haya considerado un efecto colateral.

      A nosotros no nos sirve de nada quejarnos de esto y menos aún escandalizarnos.

      Primero, porque constituye una pérdida de tiempo precioso en una carrera contrarreloj como la que estamos aceptando disputar, y segundo, porque si sabemos de antemano que este gobierno usará obscenamente a Maradona y al Papa, escandalizarnos por algo así nos debilita sin sentido alguno.

      Sabemos que Maradona se hubiera dejado usar una y mil veces por los sátrapas que nos gobiernan. Así lo hizo en vida.

      Probablemente Diego ya no contaba con sano juicio desde hacía bastante tiempo.

      Y con respecto al Papa, creo honestamente que muy pocos pueden dudar de su apoyo irrestricto a un gobierno que, insisto, él mismo ayudó a conformar.

       ADMINISTRAR ENERGÍAS

      Nosotros, quienes nos embarcamos en esta lucha, seguramente única en nuestras vidas, debemos saber administrar nuestras energías.

      Los deportistas profesionales toman esto con la mayor seriedad y saben que es más importante incluso que cualquier estrategia de juego.

      El famoso “desgaste” sin darnos cuenta, nosotros lo sufrimos a diario.

      De hecho, estamos gobernados por personajes muy preparados y compelidos a desgastar y sumir en la desazón a todo nuestro sector, al que me enorgullece denominar como republicano.

      El desgaste, la desilusión, el convencimiento de que ningún esfuerzo cambiará esta realidad, es tan o más fuerte que nuestro propio adversario.

      Es como subir a un ring con nuestros brazos quebrados y habiendo recibido muchos golpes previos.

      El kirchnerismo usó tres modalidades de desgaste desde que existe como verdaderos dogmas:

      - El ninguneo

      - La difamación

      - La generación de malas noticias.

      Voy a seguir mencionando aspectos como el ninguneo, desde distintos aspectos, ejemplos y momentos del trabajo, porque entendí que este gobierno supo desde un comienzo usarlo contra nuestra gente, lamentablemente con resultados extraordinarios para ellos.

      Siempre que la parte republicana de nuestra argentina se organizó para manifestarse o generó grandes movimientos que confrontaron con las políticas del kirchnerismo, este gobierno tomó como primera medida el ninguneo.

      Un invento bien peronista:

       “tal hecho no existió”, “estamos a tal altura que una marcha o un reclamo ciudadano no amerita siquiera la mención del mismo”

      Nestor Kirchner fue quien hizo del ninguneo una de sus armas predilectas.

      El ninguneo es la indiferencia más salvaje al estilo argentino.

      No mencionar un hecho funcionó para no darle entidad ni existencia.

      Hicieron de la soberbia una verdadera bandera.

      Todo aquél que desde 2003 en adelante se consideró a sí mismo dirigente político tuvo que aprender a “ningunear” y necesitó hacerlo al menos para preciarse de ser “político”.

      Por ende, esa espada peronista perfeccionada por Nestor y Cristina, y que en ocasiones iba acompañada de un mero desdén o burla cariñosa, empequeñeciente del adversario, fue utilizada por todo el arco político argentino.

      El gobierno de Macri lo utilizó con propios y extraños, incluso como herramienta para autogenerarse respeto.

      Lo que, en la sección anterior, “Qué debemos esperar” mencioné como fase 2, posterior al ninguneo, fue la difamación.

      Con eso nos “desayunaremos” una mañana, los argentinos enancados en esta lucha.

      La difamación y lapidación vendrá contra muchos de los que estarán al frente de esta organización ciudadana. Habrá que estar preparados.

      Ahondaré en esto más adelante.

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