Escritura académica. Pablo Ballesteros Pérez
primera cosa obvia que hemos mencionado solo tangencialmente es que, para reportar ciencia, hay que tener antes algo que contar. Uno no se sienta y empieza a escribir un artículo sin haber realizado experimentación, un trabajo de campo o sin haber recopilado datos. No obstante, no le doy tanta importancia a esta fase previa por dos motivos principales. El primero es porque en esta fase inicial los investigadores inexpertos suelen contar con el apoyo de otros (p. ej., sus supervisores u otros coautores). En esta fase el investigador tiene una sensación menor de encontrarse perdido. En realidad esto es una ilusión, porque las fases tempranas de la investigación condicionan enormemente la calidad y utilidad de los resultados posteriores. No obstante, incluso cuando los investigadores se sienten perdidos, asumen que es su deber seguir probando hasta reubicarse. De alguna manera, parece que tenemos más asumido que las fases iniciales de la investigación implican bastantes dosis de prueba y error.
El segundo motivo por el que no he mencionado la importancia de tener algo que contar es porque, cuando detectamos errores en la experimentación al escribir el artículo, deberemos ser capaces de volver atrás y corregirlos. Es decir, cuando aprendas a escribir bien, serás capaz de encontrar los puntos débiles de tu investigación durante su ejecución. Entonces solo tendrás que volver a la experimentación, corregirla, ampliarla o rediseñarla. Esto puede ser oneroso, pero cuanta más experiencia tengas al escribir, mayor capacidad de anticipación tendrás. Es decir, con el tiempo operarás con anticipación desde el principio y diseñarás todo con las miras puestas en su eventual publicación. Esto te ahorrará no solo mucho tiempo, sino que te permitirá generar fácilmente muchas otras ideas con las que seguir publicando.
Consideraciones finales (II): Ontología y Epistemología
Antes de finalizar este capítulo me gustaría incluir un comentario sobre algo que suele causar confusión, especialmente a estudiantes hispanohablantes que cursan su doctorado en el extranjero. No es un aspecto puramente personal, pero te evitará parecer un ignorante cuando hables con otros angloparlantes sobre tu investigación. Debes tener en cuenta que las instituciones de primer nivel a veces otorgan mucho peso formal a dos cosas llamadas «ontología» y «epistemología». La ontología se preocupa del estudio de los seres o cosas que existen. La epistemología comprende la teoría de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.
Es probable que estas definiciones las olvides y por eso te voy a dar otras más sencillas. Sé que no son totalmente correctas, pero al menos tendrás alguna posibilidad de recordarlas cuando alguien te pregunte acerca de ellas. Simplificando enormemente, la ontología es el estudio de lo que hay, de lo que existe. La epistemología estudia cómo conocemos y llegamos a comprender lo que existe.
En la ontología existen dos paradigmas principales: el positivismo y el interpretativismo. Estas son dos formas de entender la realidad, por eso también las llamamos epistemologías [21]. El positivismo intenta encontrar leyes generales o universales basándose en la observación. Esto quiere decir que se intenta encontrar las relaciones causa-efecto y los posibles vínculos entre los elementos estudiados. La investigación en ciencias e ingenierías es casi toda positivista. La estadística es una de las disciplinas más utilizadas en el enfoque positivista porque permite describir cómo se comportan los elementos y cómo se afectan los unos a los otros. En el positivismo entonces, los elementos existen al margen del que los estudia (nosotros), por eso se le llama también «objetivismo».
El interpretativismo, por otro lado, es mucho más común en estudios sociales y/o cualitativos. El interpretativismo intenta conocer el significado y las razones por las que los elementos analizados se comportan de una manera determinada. Por ejemplo, cuando se estudia un fenómeno social, se podría abordar su análisis a través de cómo se comporta el grupo de individuos en su conjunto y cómo influencia otros sistemas (enfoque positivista). También se podría interrogar a los individuos acerca de por qué se comportan de esa manera y cómo podrían comportarse de manera diferente (enfoque interpretativista). Cada epistemología puede estudiar el mismo fenómeno a distintos niveles. Por tanto, ambas epistemologías son complementarias.
¿Por qué te he contado todo esto? Sencillo. Con el tiempo alguien te acabará preguntando sobre la ontología de tu investigación o sobre tu modelo ontológico. Seguramente, lo que esa persona querrá saber es si tienen sentido los elementos que has escogido (ontología) y cómo los estás analizando (epistemología). Seguramente también, cuando te pregunte, lo que querrá evaluar es si tus elementos y métodos de análisis están correctamente alineados con tu Research question (lo que quieres averiguar). A este respecto es común ver cómo muchos investigadores noveles recurren a encuestas para intentar entender un fenómeno o situación. A veces, preguntar a personas no es lo más adecuado. Esto ocurre porque esas personas podrían saber incluso menos que tú, y preguntar a más personas no va a cambiar eso. En esa situación, tendrías un problema con la ontología de tu investigación. Te habrías equivocado al elegir los elementos que vas a analizar.
El error también podría venir de los métodos que estás aplicando. Siguiendo con el mismo ejemplo, a lo mejor analizar determinado grupo social sí es pertinente para entender un fenómeno. No obstante, tal vez lo mejor no sea emplear un cuestionario, sino medir otro tipo de variables relativas a su conducta. En este caso, habría un problema con tu enfoque epistemológico. Es decir, el método de análisis podría no ser el correcto.
En resumen, cuando alguien te pregunte sobre ontología o epistemología, lo que probablemente quiera saber es si tus elementos y métodos de análisis pueden realmente darte a conocer lo que quieres saber. Errores de desalineación entre estos aspectos son críticos y no pueden solucionarse con una escritura brillante. El diseño de la investigación sería inadecuado y habría que comenzar desde el principio. Esta es la peor situación en la que puedes encontrarte antes de empezar a escribir y es, de hecho, causa de rechazo frecuente en muchas revistas [22]. Precisamente por esto te hemos llamado la atención sobre ello antes de enseñarte a escribir.
BLOQUE II:
COMUNICANDO INVESTIGACIÓN
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