Escritura académica. Pablo Ballesteros Pérez

Escritura académica - Pablo Ballesteros Pérez


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recitar la traducción al inglés al mismo tiempo que la voz lo hacía. Eso sí, había muchas listas y la complejidad era vertiginosamente creciente.

      Me encontré con las listas a principios de 2011, justo un año después de haber empezado a estudiar inglés con seriedad. Recuerdo que le dediqué a esas listas entre treinta y sesenta minutos diarios de lunes a viernes. Aprovechaba los dos o cuatro viajes diarios que realizaba en coche a mi trabajo. Como cada trayecto duraba entre quince y veinte minutos, en algunos de ellos practicaba las listas. En el resto de trayectos escuchaba podcasts (en inglés, por supuesto). Me costó unos seis meses completar todas las listas y repetirlas con relativa soltura. Fue duro, pero conseguí terminarlas.

      Con las listas de Vaughan aprendí toda la gramática que necesitaba. También aprendí a escribir en inglés ya que de vez en cuando cotejaba cómo se escribía lo que recitaba en voz alta. Por último, gracias a las listas también adquirí una pronunciación inglesa decente. No me gusta dar falsa publicidad a métodos de inglés, pero los translation booklets de Richard Vaughan me ayudaron muchísimo. A los seis meses de empezar las listas conseguí sacar el nivel B2 (First Cambridge Certificate), a los doce meses aprobé el nivel Advanced (C1). Aproximadamente dos años más tarde, a finales del 2013, conseguí obtener el máximo nivel de inglés para hablantes no nativos, el Proficiency (C2). Por el camino hice otras pruebas de inglés (el TOEFL, el TOEIC, etc.), pero las hacía por practicar. Mi objetivo no era superar exámenes, sino aprender inglés. Cuando estos objetivos están invertidos, suele haber problemas de aprendizaje.

      ***

      Entonces, ¿cómo se aprende inglés? Te he contado cómo lo hice yo, pero existen infinidad de métodos y casi todos —menos los libros de ejercicios y las academias— funcionan.

      Durante los años en los que aprendí este idioma también escuché infinidad de conferencias, podcasts y leí unos cuantos libros. De las conferencias de www.ted.com ya te he hablado. En cuanto a podscasts, a mí me cautivaron especialmente dos: The vinyl cafe (nivel intermedio) y Wait wait… Don’t tell me! (nivel avanzado). Ambos eran programas de radio de unos cuarenta y cinco minutos cuyos anfitriones eran realmente fabulosos. Hoy en día sigue siendo fácil encontrarlos en cualquier plataforma de música como Spotify o Apple music. Cuando tú decidas aprender inglés, escoge los que te parezcan más divertidos o interesantes. No te desanimes si al principio entiendes poco.

      En cuanto a libros, he de decir que leí unos cuantos best sellers con mi Kindle. También leí libros que hablaban del aprendizaje del inglés. La mayoría de estos últimos me ayudaron poco o nada, así que no los nombraré. No obstante, hubo tres excepciones.

      El primer libro fue del propio Richard Vaughan llamado Si quieres puedes [4]. En él reflexionaba sobre sus casi treinta años enseñando inglés y, especialmente, sobre cómo se aprende este idioma y cómo no. Era un libro bastante sincero y fácil de leer. Además estaba escrito en español, lo que lo convirtió en casi el único libro en español que leí durante aquellos años. El libro no era perfecto, ni mucho menos. Tenía bastante material irrelevante, pero era fácil identificarlo y saltárselo. En su libro, Richard confesaba cómo los translation booklets, las listas con las que tanto había aprendido, fueron los primeros materiales que desarrolló. Se dio cuenta de que eran muy potentes y prometió no ganar dinero con ellas. Hasta la fecha ha cumplido su palabra. Las listas con los archivos de audio aún se venden a precio de coste en Amazon y en la tienda online del propio Vaughan [6]. El resto de materiales que ofrece son otra historia, por supuesto, pero como te he dicho, para mí el material realmente valioso fueron sus listas.

      Su libro, además, ofrecía una curiosa taxonomía de los estudiantes de inglés y un listado de métodos con los que cualquier persona puede hablarlo. Los métodos eran estos:

      –Leer best sellers, como hacía yo con el Kindle.

      –Leer en voz alta, como hacía de vez en cuando con algunas páginas de los best sellers o cuando repetía las frases.

      –Hacer gimnasia gramatical, que yo trabajaba también con las frases.

      –Utilizar la escucha directa (prestando atención) e indirecta (sin prestar atención); es decir, dejando la radio o la televisión puesta mientras haces otras cosas. Yo lo reemplazaba con los podcasts que ponía en el coche, o cuando veía series y películas en casa.

      –El pasajero y la pared. Esto consistía en hablarle a un amigo imaginario. A mí me hacía sentirme algo incómodo así que nunca lo hice, sorry. Eso sí, en esos años intercambié cientos de emails con mi colega británico afincado en Australia, el profesor Martin Skitmore.

      –Hacer estancias en el extranjero, las cuales yo nunca me pude permitir.

      Con las cosas que sí que hice puedo constatar que aprendí bastante inglés. Además, lo conseguí en un tiempo reducido y a un precio comparativamente mucho menor que con otros métodos.

      Hubo otros libros de referencia que también me facilitaron mucho la vida. Fueron dos libros del mismo autor: Michael Swan. Los libros eran Basic English Usage [7] y Practical English Usage [8]. El primero de ellos es el que se utiliza en los países nórdicos como único libro de consulta cuando se aprende inglés. Ambos son libros muy prácticos que explican con breves ejemplos las reglas gramaticales más importantes. Están orientados a personas que aprenden inglés como segundo idioma por lo que son más accesibles (y menos aburridos) que otros. La diferencia principal entre ambos es que el primero es una versión simplificada (de unas trescientas páginas en tamaño A5) del segundo (unas ochocientas páginas tamaño letter —15 x 23 cm—). Los dos libros son maravillosos, pero es probable que jamás necesites el segundo. Con el primero seguramente solucionarás el 99 % de tus dudas y futuras confusiones con el idioma.

      En cuanto a libros, pocos más puedo recomendarte. En cuanto a métodos alternativos, tampoco. Hazlo como quieras, pero no abandones. Nunca es más duro que al principio.

      En mi caso finalmente conseguí un puesto como lecturer en la University of Reading (Inglaterra). Esto ocurrió en enero de 2016, justo seis años después de haber empezado a estudiar inglés. Los tres años anteriores había sido profesor asistente en la Universidad de Talca (Chile) y no dejé de trabajar con el inglés. Eso sí, a partir de 2012, empecé a disfrutar enormemente del proceso de aprendizaje. La barrera de entrada del idioma ya la había superado y entendía gran parte de lo que leía y escuchaba. También escribía mis artículos en inglés, aunque necesitaban muchas correcciones. Como te decía, lo que más me costó fue llegar a entender las películas y algunas series de televisión. Incluso hoy esporádicamente tengo dificultades para entender a algunos actores.

      Pero contaba que finalmente conseguí trabajo en una universidad inglesa. Cuando viajé a Inglaterra a someterme a las pruebas de selección no me pidieron ninguno de los títulos de inglés que había obtenido. Me hicieron dar, eso sí, una clase de veinte minutos (más quince de preguntas) frente a todos los profesores del departamento. Después pasé una entrevista de otros treinta minutos con el decano, el director de la escuela y una futura compañera del área. Era la primera vez que utilizaba el speaking con motivos profesionales en toda mi vida. Me preparé muy bien la presentación, por supuesto, y no debí de hacerlo tan mal. Después me enteré de que me habían seleccionado por encima de todos los candidatos internos del departamento.

      Una vez en Inglaterra, seguí mejorando mi inglés. De hecho, nunca he dejado de utilizarlo desde entonces. Pero el 90 % del idioma ya lo había aprendido antes de trasladarme a Inglaterra. Hay personas que deciden irse por las bravas a otro país y aprender el idioma por pura exposición. Es perfectamente posible, no lo dudo. Pero en mi opinión, esa es la forma más traumática de aprenderlo. Además, es posible que tengas que pasar por empleos de baja cualificación antes. Por el contrario, cuando ya tienes una base sólida, lo aprendes mucho más rápido. A la larga, creo que mi opción fue más eficiente y más barata.

      Aprender inglés también me ha traído otros beneficios inesperados. A medida que pasas la barrera de entrada, aprender otro idioma te abre un mundo de posibilidades. No solo te permite entender mucho mejor otras culturas y acceder a mayor cantidad de información, sino que también


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