Zoncoipacha. Mariela Tulián

Zoncoipacha - Mariela Tulián


Скачать книгу
responden a un concepto muy poco conocido o desarrollado: la «inteligencia colectiva».

      Este tipo de inteligencia se observa en grupos sociales específicos, que comparten, tienen muy definidos, y saben reconocer y utilizar códigos propios de integración. Donde todos conocen el papel que juega cada uno en el grupo, respetan y potencian el lugar propio y el ajeno. Donde las mujeres juegan también un rol importante, tal vez el más importante de todos: el procesamiento de las emociones, lo que es fundamental para el equilibrio psicoemocional de todo el grupo, la contención afectiva y el nivel adecuado de manejo del sentimiento de frustración. De esa manera se alcanzan metas y logros que individualmente serían imposibles de concretar. Las comunidades indígenas, como grupos sociales, presentan todas las características de la inteligencia colectiva. Como ejemplos de las inteligencias colectivas se pueden nombrar las orquestas musicales, la sincronización perfecta de grupos numerosos y las cooperativas de trabajo, como entidades de gran potencial cuando son asumidas y defendidas por todos sus miembros.

      Por otro lado, podemos decir con mucho orgullo que, a través de estas acciones y sus resultados, los intentos de aculturación, de sometimiento y esclavitud espiritual no se concretaron en nuestra comunidad. Por el contrario, somos los orgullosos herederos de una historia de lucha sin igual, en pos de la autodeterminación de nuestro pueblo.

      III. Nuestra resistencia

      Por su naturaleza el hombre es un animal político.

      Aristóteles[19]

      Durante las batallas armadas, nuestro pueblo hacía uso de estrategias muy efectivas y bien organizadas. Se luchaba de noche potenciando el conocimiento del territorio, el primer escuadrón que avanzaba era nina aure niosh, «escuadrón portador del fuego oculto». Éste bajaba de las sierras generalmente en filas zigzagueantes, encendiendo antorchas de fuego en el momento indicado, con los propósitos de alumbrar el camino al resto de los guerreros y, además, generar miedo en los españoles, quienes no entendían lo que estaban viendo, ya que estos guerreros estaban vestidos con cueros, garras y plumas de animales e imitaban sus movimientos.

      Nuestros abuelos nos dicen que quienes somos hoy las caras visibles de nuestra lucha, somos ese mismo escuadrón portador del fuego sagrado, cambiamos las antorchas por la palabra, cambiamos las estrategias de lucha y hoy nos apropiamos de las nuevas tecnologías, pero es el mismo fuego sagrado el que sigue encendido en nuestros corazones.

      Desde ciertos puntos de vista se podría decir que nuestras acciones políticas pueden denominarse «resistencia no violenta» y, de hecho, muchos pensadores encuadran desde allí nuestras acciones. Pero desde nuestro punto de vista y nuestra acción concreta, nosotros no sentimos que este concepto pueda representarnos.

      Para explicarnos mejor debemos comenzar estudiando el término. Éste fue utilizado por primera vez alrededor de 1960 por el sociólogo holandés Buikhuisen. En sus orígenes, la «resistencia no violenta» se atribuyó a un grupo de estudiantes que provocaba a todo el sistema social desde el humor absurdo y cierta agresividad «no violenta». Era una forma de contracultura que atacaba las estructuras sociales del Estado; también se los denominó «provo» por esa postura de provocación constante. En 1965 se anunció oficialmente el lanzamiento del movimiento y se diseñó un plan a seguir, denominado «Plan Blanco», que incluía entre otras acciones el «Plan Blanco de Bicicletas», que buscaba denunciar la contaminación generada por los vehículos particulares y la pésima calidad del servicio de transporte público de Amsterdam. Con el objetivo de provocar a la sociedad, los «provos» invadieron las calles de la ciudad con miles de bicicletas pintadas de color blanco circulando en dirección contraria, deteniéndose en medio de la calzada o, simplemente, lanzándolas a las calles. De esta manera, los provos consiguieron colapsar completamente el tráfico de Ámsterdam sin consecuencias penales, ya que salir a la calle con una bicicleta blanca no representa un acto delictivo. Pero el éxito de su plan fue indudable: Holanda entera quedó impresionada y las imágenes de la protesta dieron la vuelta al mundo.

      Actualmente, acciones similares se llevan adelante en diferentes países del mundo y en nuestra región, desde el movimiento denominado Masa Crítica.

      Otra acción destacada fue el «Plan Blanco de Rumores», que consistió en difundir rumores creíbles entre los medios de comunicación y la policía para generar pánico y caos social[20].

      Si bien estos movimientos sociales parecen haberse disuelto por las persecuciones políticas en 1968, aún quedan en distintas partes del mundo reductos de resistencia con esas formas de actuar, que en algunos casos solo se realizan como método de oposición política desde los medios de comunicación masivos. En definitiva, siguen siendo actos violentos que solo generan más violencia. Nos llama la atención que, a pesar de trabajar en los medios masivos de comunicación, no se percaten de que no es la violencia sino los silogismos los que logran coyunturas sociales, las palabras justas, proferidas en el momento y lugar adecuados. Pero claro, un silogismo debe ser una verdad absoluta para que logre una coyuntura social; debe ser la consecuencia de un razonamiento irrefutable y la derivación de algún tipo de diálogo social. Por lo tanto, un silogismo no puede ser un constructo de los medios de comunicación.

      Por todo ello, el reclamo de reivindicación histórica de los pueblos y comunidades indígenas propone una manera diferente de hacer política, diferente incluso de la resistencia no violenta. La defensa de autonomía y autodeterminación de los pueblos, protegiendo el territorio de los saqueos a sus recursos naturales y, por sobre todas las cosas, impidiendo el desmantelamiento de nuestras culturas milenarias, implica mucho más. Lo que no pone en peligro en absoluto la soberanía de las naciones que hoy se crearon sobre nuestros territorios ancestrales.

      Nuestra resistencia, que indudablemente está teñida de las distintas maneras étnicas de ser, comunicar y sentir, no concebimos que pueda compararse con otras formas sociales de resistencia porque, fundamentalmente, cada vez que un grupo social se ha propuesto una «resistencia no violenta» se ha valido de alguna u otra forma de violencia simbólica. En cambio, los pueblos y comunidades originarios nos planteamos la reivindicación a partir de que los gobiernos terminen por comprender que, al final, después de tanta lucha, los estados no nos incluyeron como ciudadanos de esas mismas patrias que ayudamos a forjar. No nos incluyeron e incluso nos invisibilizaron de distintas maneras y negaron nuestro derecho a existir a través de genocidios que continúan hasta el día de hoy a través de la invisibilización social. En definitiva, «el contrato social» entre los estados y los pueblos originarios jamás fue forjado. Desarrollaremos esta idea más adelante, pero en definitiva la resistencia indígena se basa en pocas palabras, en la lucha por seguir existiendo.

      Pensar en estos conceptos sociales tan actuales representa un desafío nuevo para los pueblos originarios, el cual no se presenta por estar lejos de los ámbitos epistemológicos, sino por estar tan cerca de nuestras matrices culturales, por no haber olvidado cosas tan maravillosas como estas palabras del testamento de Chac-Le «[…] Iba triste: esta palabra la inventamos después. Y otras palabras para cosas que no conocíamos, como náufragos y soledad y abandono y nunca más… y odio»[21].

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным


Скачать книгу