El placer de seducir. Ezequiel López Peralta

El placer de seducir - Ezequiel López Peralta


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a quien quieras. Es más, hasta puedes estar con una chica distinta cada día de la semana”. ¿Qué te parece? Movilizar emocionalmente a una mujer, así llamas su atención. Crear la expectativa de que eres el hombre que ella quiere a su lado, para compartir diferentes espacios en su vida, con una proyección juntos. Y luego de unos cuantos movimientos entre las sábanas, desapareces de su vida como si fueras un ilusionista. No me parece justo.

      No te estoy diciendo que debes firmar un contrato especificando cada una de tus intenciones. Tampoco pienso que todo es tan rígido. De hecho, ¿cuántas veces pasa que alguien te gusta solo para revolcarte en la cama, y terminas enamorándote? O al revés, el enamoramiento se esfuma en unos instantes, pero queda una química genial entre los dos. Pero lo que sabes es qué sientes en este momento, qué intereses te movilizan, qué esperas de esa relación, y no es ético prometer amor si solo quieres sexo.

      También es necesario referirme al autoengaño. No siempre hay alguien del otro lado que te hace falsas propuestas, el estafador puede estar dentro de ti. “Yo sé que él quiere tener sexo conmigo, nada más. Y lo puedo manejar perfectamente, aunque reconozco que me estoy enamorando”. Palabras más, palabras menos, lo escuché varias veces, especialmente en las mujeres. Cuidado. No te desconectes de tus sentimientos, escucha a tu corazón, porque puede estar sufriendo en silencio y cuando se decida a hablar vas a sufrir más de lo que crees. Nada puedes reprocharle a alguien si actuó con honestidad, su discurso fue claro, y las ilusiones que construyes solo tienen como sustento a tus fantasías.

      Manejarte con ética en las relaciones sociales, incluyendo a las amorosas y a las eróticas, es una condición básica de un buen seductor. De nada sirve tener la mejor pinta, una mirada irresistible, una voz provocativa, una labia enredadora, si no te pones en el lugar de quien tienes enfrente y piensas, ante todo, en no hacerle daño.

      Para el ojo estudioso, la seducción va más allá de un acercamiento en el espacio físico y sus consecuencias. Haciendo una radiografía detallada, encontrarás elementos muy interesantes que forman parte de un proceso de seducción. Comprenderlos no solo tiene una finalidad de estudio, sino también de autoconocimiento y de desarrollo personal.

      La seducción se compone de aspectos innatos y aprendidos, conscientes y no conscientes.

      Los aspectos innatos de la seducción involucran a aquellas actitudes y conductas que heredas de tus antepasados por el solo hecho de ser parte de la especie humana, así como de tus padres biológicos. Algunos comportamientos arquetípicos han sido estudiados en varias investigaciones: todas concluyen que existen coincidencias, independientemente de las variables culturales. De este modo, hay manifestaciones típicas del hombre y de la mujer cuando estás en una situación de cortejo, y que son comunes a todas las épocas y a todos los lugares.

      Por otro lado, tienes aquellas cualidades físicas como la voz, la belleza facial, la estatura, la contextura corporal y el color de ojos, entre otras, que recibes en tus genes. Esas cualidades son consideradas más o menos deseables de acuerdo con cada cultura. La belleza es una construcción social, ya lo expresé antes, y por lo tanto la misma persona que en un cierto tiempo y espacio es considerada bella, tres siglos antes podría haber resultado poco atractiva. Del mismo modo, hay que destacar que existe una programación genética para que determinados rasgos y características tiendan a ser considerados atractivos, independientemente de la cultura. Por ejemplo, las mujeres tienden a buscar hombres altos, con una contextura física fuerte, un rostro simétrico, voz grave y conducta proactiva. Los hombres deseamos mujeres en las que observamos una cierta distribución de la grasa corporal, acumulada principalmente en sus nalgas, caderas y pechos. Esas características estudiadas por la biología evolucionista —en la bibliografía se citan algunos autores— serían indicadores de cualidades saludables masculinas y femeninas, respectivamente. No quiere decir que si no tienes esos atributos quedas fuera del casting, así que no te vayas a deprimir. Solo son tendencias generales, pero como te conté antes la seducción va más allá de los factores biológicos.

      Los aspectos aprendidos de la seducción se refieren a aquellos recursos que desarrollas a partir de tu experiencia personal y que serán objeto de análisis y de trabajo un poco más adelante: rasgos de personalidad (como la simpatía, la inteligencia, la sensibilidad, la suavidad, el sentido del humor, la autoafirmación, las habilidades sociales) y el perfeccionamiento de las estrategias de conquista.

      Para aprovechar al máximo tus condiciones innatas es necesario identificarlas y potenciarlas. Eso implica que necesitas un trabajo profundo al observar tus acciones, escuchar los comentarios constructivos de otros, aprender del comportamiento de los demás y ensayar diferentes recursos para seducir mientras vas encontrando tu propio estilo.

      Los aspectos conscientes de la seducción comprenden a aquellas estrategias planificadas: las palabras, los piropos, los tiempos, la preparación de la imagen, las formas de acercarte. Desde este punto de vista, la seducción incluye un plan de acción en el cual utilizas las herramientas que de acuerdo con tu intuición, experiencia y conocimiento te permiten conseguir determinados fines. Por ejemplo, si tienes una cita con alguien a quien consideras bastante formal, quizás la vestimenta que uses sea más seria que de costumbre para sintonizar mejor con esa persona. También adoptas una postura corporal y utilizas un lenguaje acorde con esa situación. No es lo mismo una primera cita en un bar rockero que en un club de la alta sociedad.

      Finalmente, los aspectos no conscientes de la seducción incluyen a los comportamientos de los cuales no eres consciente: tu tono de voz, tus gestos faciales, tu postura corporal, la distancia entre los dos, la dilatación de tus pupilas, tus miradas. El mismo comportamiento puede ser gobernado por la consciencia en algunos momentos y ser involuntario en otros. En ocasiones pones una voz melosa y acariciante en acción, pero quizás más adelante se haga un hábito incorporado que no requiere de la intervención de la consciencia. O, incluso, pienso que algunas conductas, las mismas, son puestas en marcha voluntariamente por algunas personas y son involuntarias en otras. Están quienes tienen una mirada espontánea y naturalmente sensual, así como también los que ajustan detalles de su mirada (intensidad, profundidad, duración, movimientos de las cejas) de manera planificada. Es interesante que tomes consciencia de lo que estás haciendo al seducir a alguien. Quizás te des cuenta de algunas zonas de tensión corporal que en vez de generar un acercamiento producen rechazo. Por ejemplo fruncir el ceño, cruzar los brazos o una mirada esquiva. Y también aprovecha ciertos recursos que, según lo que observas, están teniendo una buena aceptación en la persona deseada: la mirada sugerente, la voz susurrante o los juegos de tus dedos con el cabello.

      Según la célebre antropóloga norteamericana Helen Fisher, el cortejo consta de cinco etapas que se han estudiado en diferentes, y muy variadas, culturas actuales así como en numerosas especies animales. Me parece muy interesante contarte de qué se trata, así tú te vas analizando y encuentras puntos fuertes a explotar así como los débiles a trabajar.

      A) ETAPA DE LLAMAR LA ATENCIÓN. Como hombre o como mujer tú utilizas técnicas y recursos para llamar la atención de los demás. Implementas estrategias características de cada género, edad, contexto, cultura y personalidad, emitiendo señales de importancia y disponibilidad. Es decir que mediante la postura corporal, los movimientos, los gestos, la ubicación en el lugar, la vestimenta, se hace evidente tu disponibilidad para iniciar un proceso de seducción y por lo tanto intentas mostrar que tienes valor, el suficiente como para que se fijen en ti. Esta fase tiene la importancia de dejar una buena imagen en otras personas (sobre todo pensando en aquella que te atrae) y a partir de allí generar el interés por un acercamiento. Dicen que no hay una segunda oportunidad de crear una primera buena impresión… y no quiero ponerte presión, pero si no logras llamar la atención de alguna forma, la seducción es imposible: no te van a percibir o al menos esa


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