Enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Andrea Slachevsky Chonchol

Enfermedad de Alzheimer y otras demencias - Andrea Slachevsky Chonchol


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y la diabetes. Se han identificado factores protectores, como el nivel educacional, el mantenerse social e intelectualmente activo, una dieta saludable con antioxi­dantes como el vino (el consumo de hasta 80 cc. de vino al día dismi­nuiría el riesgo de tener Alzheimer) y la práctica regular de ejercicio físico.

      La enfermedad de Alzheimer compromete en su inicio determinadas regiones cerebrales y va progresando de manera característica y predecible. Las primeras manifestaciones clínicas reflejan el compromiso de esas regiones cerebrales. En un principio, las lesiones se sitúan particularmente en los hipocampos, estructuras cerebrales claves para la capacidad de memorizar nueva información (ver figura 2). Es así como los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer consisten en una pérdida progresiva de la memoria: la persona empieza a extraviar objetos de manera reiterada, se pone repetitiva, pregunta varias veces la misma cosa, olvidándose de la respuesta previa, o cuenta varias veces la misma historia, confunde el orden temporal en que se produjeron los eventos, se olvida de detalles importantes de una conversación reciente, olvida incluso lo que ha hecho, por ejemplo si fue al cine o si los hijos lo fueron a visitar. Estas dificultades de memoria hacen que la persona aquejada de esta enfermedad se vea progresivamente impedida de desarrollar su vida con la misma independencia y soltura que solía hacerlo. Por ejemplo: antes quizás su paciente cocinaba, salía de la casa, manejaba sus cuentas o manejaba su casa con total independencia de usted, y ahora, en cambio, requiere cada vez más ayuda de los otros. También aparecen dificultades en tareas de mayor complejidad que la persona solía hacer bien, como encontrar una dirección en las páginas amarillas, planificar una reunión familiar, un viaje o las vacaciones. Aparecen posteriormente otros trastornos, tales como dificultades para encontrar las palabras precisas o hacer frases bien estructuradas, o episodios de desorientación espacial en los que confunden calles o se pierden en lugares no habituales. Además de los trastornos en la memoria y otras capacidades intelectuales, se presentan diversos trastornos del comportamiento a lo largo de la enfermedad, tales como disminución de la capacidad de tomar iniciativas, sintomatología depresiva, irritabilidad y agresividad, alucinaciones y creencias falsas.

       Figura 2: Resonancias nucleares magnéticas cerebrales con visualización de los hipocampos en un paciente con Alzheimer y en un individuo sano

      En la enfermedad de Alzheimer se atrofian de manera predominante los hipocampos (mostrados con la flecha blanca en el cerebro del paciente con Alzheimer). En los sujetos normales no se observa una atrofia de los hipocampos. Eso explica por qué el principal síntoma de la demencia de Alzheimer es el trastorno de memoria.

      Con el fin de describir la evolución de la enfermedad se distinguen tres etapas (ver Tabla 1):

      – Etapa leve

      En esta etapa, el paciente presenta déficits para la memoria reciente, desorientación temporal y dificultades para realizar tareas complejas. También puede presentar síntomas emocionales, como ansiedad o depresión y negación de la enfermedad. El paciente puede mantener suficiente autonomía como para vivir solo sin ayuda o realizar un trabajo relativamente simple.

      – Etapa moderada

      En esta etapa el paciente presenta alteraciones graves en la memoria y en la orientación. Aumentan los problemas de comunicación y las reacciones emocionales se acentúan. Aumenta la dependencia en las actividades de la vida diaria, tales como vestirse y asearse.

      – Etapa severa

      En esta etapa el paciente presenta desorientación total, con severos problemas de comunicación. Muchos de los pacientes presentan gran agitación, trastornos del sueño, comportamientos repetitivos e incontinencia esfinteriana. El paciente es dependiente para todas las actividades diarias.

      Estas diferentes etapas pueden ser representadas como una declinación gradual del conjunto de capacidades intelectuales y funcionales, en el sentido inverso a la adquisición de estas mismas habilidades por la persona desde recién nacido hasta la edad adulta. Este proceso ha sido denominado retrogénesis (ver Tabla 2).

      Tabla 1: Principales síntomas en las diferentes etapas de las demencias (Adaptado de B. Reisberg y colaboradores, 1982)2

       Tabla 2: Homologación entre las diferentes etapas de la enfermedad de Alzheimer (EA) y los primeros años de vida

      (Adaptado de B. Reisberg y colaboradores, 19823)

Si tengo un familiar con Alzheimer, ¿significa que yo también tendré la enfermedad?Los casos de enfermedad de Alzheimer se pueden clasificar en dos grandes grupos: las formas familiares y las esporádicas. Las formas familiares son una forma infrecuente de enfermedad de Alzheimer, pues corresponden a menos del 10% de todos los casos. Son de inicio precoz, es decir, se producen antes de los 65 años, y su causa es la mutación de genes en los cromosomas 1, 14 y 21. Las formas familiares de enfermedad de Alzheimer tienen un patrón de herencia llamado autosómico dominante, es decir, los hijos de un padre con una forma familiar de enfermedad de Alzheimer tienen un riesgo de 50% de desarrollar la enfermedad.El 90% restante de las enfermedades de Alzheimer son esporádicas, es decir no heredadas, y de inicio tardío, es decir, se inician generalmente después de los 65 años. Se desconoce la causa de la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío. Varios miembros de una familia pueden tener una enfermedad de Alzheimer esporádica, pero eso no significa que todas las personas de esa familia vayan a tener la enfermedad de Alzheimer. El riesgo de las personas de esa familia será solo levemente mayor al de la población general.

      1.3. ¿Cuáles son los síntomas de las otras demencias frecuentes?

      La demencia vascular es la segunda demencia más frecuente. Se caracte­riza por una relativa preservación de la memoria, pero aparecen dificultades para planificar tareas complejas, como las finanzas o los viajes. La persona va perdiendo la iniciativa, hay apatía y puede confundirse con una depresión. En esta demencia, las dificultades intelectuales pueden coexistir con signos físicos o neurológicos, como dificultades de la marcha, parálisis de un lado del cuerpo o limitación de un campo visual. Estos signos son la manifestación de lesiones vasculares cerebrales de distinto tamaño y localización (ver Figura 3).

       Figura 3: Lesiones vasculares en el scanner cerebral de un paciente con demencia vascular

      En las demencias vasculares, los pacientes tienen múltiples lesiones vasculares en el cerebro (mostradas con la flecha blanca en el scanner de un paciente con demencia vascular). En el cerebro de un sujeto sano no existen lesiones vasculares.

      La demencia fronto-temporal es otra demencia de difícil diagnóstico, porque se la confunde con cuadros psiquiátricos. La memoria se conserva en el primer tiempo de la enfermedad, pero aparecen importantes cambios en la personalidad y la forma de ser del individuo. El paciente va perdiendo la iniciativa, pero también presenta desinhibición, haciendo comentarios inadecuados, perdiendo el pudor o formulando propuestas inapropiadas de contenido sexual. También pueden coleccionar objetos, repetir las mismas rutinas de forma reiterativa o presentar alteraciones en los hábitos alimentarios, cambio de preferencia por los alimentos o comer siempre lo mismo (ver Figura 4).

       Figura 4: Atrofia de las regiones frontales en un paciente con demencia fronto-temporal

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