Hechizo De Amor. Kristen Strassel

Hechizo De Amor - Kristen Strassel


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“¿Puedo hacerte una pregunta extraña?”

      La manzana no había caído muy lejos del árbol con esta chica. Ella se parecía tanto a Nora cuando tenía la misma edad, con los mismos ojos azules brillantes, mejillas redondas y nariz respingona.

      “Pregúntame lo que quieras.”

      Ella se mordió el labio. “No puedo creer que esto sea lo primero que voy a decirte, pero ¿tuviste una aventura con mi abuela?”

      Mi risa resonó en el café causando que los comensales de las mesas vecinas se giraran a vernos. Hasta ahora, todos habían hecho un buen trabajo pretendiendo que el que Tyson Drake estuviera hablando con la nieta de Nora Whynot era algo perfectamente normal.

      Sin embargo, yo todavía no sabía su nombre.

      “¿Qué te dio esa idea?”

      Su suspiro terminó en un ceño fruncido. “Mi abuela me dijo que me olvidara de ti, pero no me dijo por qué. Tengo una imaginación un poco vívida y supongo que exageré al pensar en una razón.”

      “No. Nunca tuve una aventura con tu abuela.” Me costó mucho decirlo con una cara de completa seriedad. “¿Planeas respetar sus deseos? Porque puedo ir…”

      “No” dijo ella rápidamente. Por un segundo, dudé de que hubiera un hechizo, pero Nora trabajaba de formas misteriosas. “Por favor quédate. Tengo otra confesión que hacer.”

      Sus mejillas se sonrojaron aún más y miró su computadora portátil.

      “¿Es algo que tendré que contar en un tribunal de justicia?” Yo pregunté.

      Ella sonrió. “Espero que no. No es nada malo, solo que yo... no he podido dejar de pensar en ti.”

      Un profundo alivio me inundo, pero tenía que actuar con calma. “¿En serio?”

      “Sí.” Ella fue más audaz con su siguiente declaración. “Y creo que ahora eres más guapo que la primera vez que te vi.”

      Esa corriente eléctrica que me recorrió por completo amenazaba con electrocutarme. “Yo también tengo una confesión.”

      “¿No eres un asesino en serie, verdad?” Sus labios temblaron mientras trataba de mantener una cara seria. “La abuela me dijo que me mantuviera alejada de ti. Yo esperaba que fueras algún amante, no un luchador, pero probablemente puedo trabajar con lo que tenemos. A menos que hayas tenido un cameo en uno de esos programas de televisión que buscan asesinos en serie.”

      “No soy un asesino en serie.” Esta mujer era demasiado, ya más tarde le diría que tengo asesinatos en mi haber. Pero no ahora ya que solo la asustaría y no podía permitirme hacer eso. “Mi confesión es que tampoco he podido dejar de pensar en ti.”

      Ella exhaló, y ya no tenía sentido luchar contra la sonrisa que iluminaba todo su rostro. Después, tendría que escribirle a Nora una tarjeta de agradecimiento, una vez que le quitara esa caja, por supuesto. Ella me había dado la mejor arma con la que luchar.

      Es un hechizo, gimió mi dragón, quien ahora se encontraba completamente despierto y de mal humor. Una vez que se rompa, ustedes dos no podrán estar en la misma habitación.

      Mi dragón nunca se había equivocado, pero había una primera vez para todo.

      “Tu nombre es Tyson, ¿verdad?” Ella sacudió su cabeza. “Siento como si acabáramos de profesar nuestro amor el uno por el otro y ni siquiera estoy segura de que ese sea tu nombre.”

      “Sí, es Tyson.” Me reí, ella hizo que la siguiente parte fuera menos incómoda. “¿Cuál es el tuyo? No quiero tener que llamarte ‘nieta de Nora’ cada vez que te veo.”

      “Oh, eres tan lindo. Mi nombre es Sophie.”

      Ella extendió la mano, como si necesitáramos una presentación formal. Tomé su mano y me la llevé a la boca y la besé. Muy pronto, ella aprendería que yo era cualquier cosa menos lindo y que esta no era la hora de jugar.

      Todo era un negocio.

      Pero eso no significaba que no pudiera divertirme en el camino.

      Capítulo Tres

       Sophie

      “Supongo que encontraste uno bueno,” me dijo la abuela después de la cena. Tuvimos que ordenar comida para llevar después de que el temporizador del horno no funcionó y quemamos nuestra lasaña. Cosas raras como esa habían estado sucediendo durante los últimos días, pero no me habría importado comer aserrín esa noche ya que todavía estaba muy feliz después de tomar un café con un hombre sexy.

      Yo todavía no tenía mucha vida social en Summerland, así que esta noche consistía en ver programas de concursos con la abuela.

      Mi cara estaba empezando a doler por tanto sonreír, pero era bueno mantener a mi abuela en alerta constante. “¿De qué estás hablando?” Le pregunté.

      Aún no le había contado nada sobre mi viaje a la cafetería y es que como hechicera, la abuela podía leer energía. Ella ya sabía lo mucho que me gustaba él, no quería que empezara a hablar.

      “Uno de esos juguetes. Para tu blog.” E hizo un gesto hacia mi dormitorio. “Yo no sonrío así a menos que...”

      “Abuela.” Esta mujer iba a ser mi muerte. No es que ella no se mereciera un poco de diversión, pero yo no necesitaba escucharlo y tan pronto como el blog comenzara a despegar, conseguiría mi propio lugar.

      Quizás tendría un sexy compañero de cuarto. O al menos un amigo musculoso que me ayudara a mover algunos muebles.

      “Ok, no es uno de los juguetes. ¿Me dirás qué es lo que te tiene tan feliz o tengo que llevarte a urgencias y decirle al médico que te golpeaste la cabeza?” La abuela frunció los labios y me miró tratando de determinar si estaba herida.

      “No.” Le di un pequeño empujón con mi pie y casi vuelco el tazón gigante de palomitas de maíz entre nosotras. Esta era una de mis tradiciones favoritas de cuando visitaba a mi abuela cuando era una niña, y ahora ella hacia un gran tazón de canguil todas las noches. A mis pantalones no les gustaba tanto como a mí, pero siempre estaba buscando una excusa para comprarme nuevos pantalones. “Conocí a alguien en la cafetería hoy.”

      Su rostro se iluminó y sus dedos se posaron frente a su boca mientras me decía. “Cuéntamelo todo. ¿Lo conozco? Debería. Summerland no es muy grande. Sería un gran problema si no lo conociera. Podría ser un asesino en serie.”

      “Ya le pregunté. Él afirma que no es un asesino en serie.” Me reí al recordar la conversación.

      “No es Jerry de la venta de garaje, ¿verdad? Vino a la tienda preguntando por ti, y le dije que se mantuviera lejos.” Ella sacudió su cabeza. “Juro que esa caja que me vendió está maldita. Algo malo ha sucedido todos los días desde que la compré, la devolvería, pero no le daré la satisfacción de tener razón cuando me dijo que yo no la quería.”

      “No, no es Jerry.” Ahora viene la parte difícil. “Sí, lo conoces. Es Tyson. El tipo de la venta de garaje al que llamaste reptil.”

      La cabeza de la abuela cayó hacia atrás sobre el cojín y gimió. “Sophie Rae, te dije que te mantuvieras alejada de ese hombre. Él es malas noticias.”

      “Él es dulce.” Y tan sexy. Cerré los ojos por un segundo, imaginándolo parado sobre mi mesa con su pelo oscuro desgreñado que caía sobre esos hombros increíblemente anchos, sus vaqueros gastados que dejaron muy poco a mi muy vívida imaginación, que actualmente fantaseaba con cómo se vería sin ellos. El hombre irradiaba poder. La abuela me regresó a la realidad con un golpe. “También me dijo que ustedes dos no han tenido una aventura. Sin embargo, es obvio que tienen un pasado, o de lo contrario tu rostro no parecería como si acabaras de chupar un limón.”

      La abuela


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