Ensayos I. Lydia Davis
arriesgo a decir que las tres estrofas podrían estar conectadas o no porque, aunque al parecer se conectan mediante el banco, se mantienen aisladas a la fuerza no solo por los espacios en la página, sino también por las marcas de imprenta a modo de asteriscos, como si el exceso de continuidad pudiera opacar las imágenes, opacar la voz, así como un contexto demasiado familiar podría opacar la auténtica naturaleza del banquero o del banco, así como el término “gerente de banco” en lugar de “mercader” también opacaría la identidad de ese hombre, y como también un contexto muy familiar para las palabras opacaría su fuerza y vitalidad. Es más, muy a menudo da la impresión de que Armantrout compone sus poemas palabra por palabra en lugar de frase por frase, o más bien, a estas alturas, en este libro, frase por frase en lugar de oración por oración; parecen piezas de la lengua extraídas con mucha inteligencia del mundo circundante y de la lengua en uso y depositadas en soledad en la página, a modo de experimento, para descubrir qué interacción eléctrica se producirá en contacto con otras palabras o frases aisladas. Armantrout desempeña el papel de una científica apasionada, metódica, inteligente, bien informada, pero perpleja, a distancia de sus experimentos, una distancia irónica de lo que observa, como si apenas comenzara a comprender y luego a reorganizarse, para comprender mejor los fragmentos de su mundo y de la lengua circundante, la única actitud razonable que encuentra es la irónica.
La continuidad lógica o narrativa suele ir bajo tierra y fluye como una napa subterránea. Aunque algunos poemas están distribuidos con mucho cuidado en la superficie de la página (“Postcards”, “Traveling Through the Yard”, “Compound”, “Sigh”), muchos otros, más ricos y provocativos a la hora de usar palabras y frases únicas que brillan en el espacio vacío, exigen un gran esfuerzo para establecer conexiones durante la lectura y vadear los intervalos (o, como Goofy en “Single Most”, correr a través de las sinapsis, ululando con terror fingido).
Algunos fragmentos que se toman de la lengua en uso son pasajes del discurso oral, el habla de los personajes que suelen aparecer en estas páginas y las páginas de los libros anteriores de Armantrout captados en medio de alguna acción “típica” que los deja solos y los hace patéticos porque está íntimamente vinculada a la materialización de lo inevitable: por ejemplo, está el “hombre en / la clínica oftalmológica / que se frota / el ojo”; en su colección Extremities, hay una madre que lee “‘When the Frost is on the Punkin’ […] con furiosa intensidad”; en el mismo poemario está “la vieja” con un “ramillete blanco” que lee Thunder at Sunset; y en Precedence, un hombre afroamericano con una camiseta de la bandera del Reino Unido grita: “¿Tienes idea de lo que quiero decir?”.
Cuando la gente habla, y también cuando el discurso oral aparece en los poemas separado del personaje que lo enuncia, el habla también queda aislada, destacada y tiene la cadencia de una queja que se ha utilizado tantas veces antes, en tantas otras conversaciones, por lo general peleas (una de las formas más importantes de intercambio), que en realidad no nos pertenece por completo y sugiere, una vez más, que caemos en la trampa de desempeñar papeles que muchos otros han desempeñado antes: “¿Tienes idea de lo que quiero decir?”. En “Entries: look” [Entradas: mira], las páginas del poema están marcadas por frases como las siguientes, que no siempre guardan relación directa con el resto del material poético: “¿ERES TÚ?”, “¿TE CANSASTE DE MÍ?”, “¡NO ME MIRES ASÍ!”, “¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?”.
Por último, en “The Music”, “Me es imposible estar a gusto”. Si se lo lee en conjunto con el verso anterior, “Y con cada compás cambia la música”, puede aplicarse específicamente a la música, para caracterizarla o caracterizar una reacción a ella; si se lo lee en conjunto con varios versos previos, crece la sensación:
¡Quiero dejar afuera algún lugar!
Seguro ver el mundo signifique aprender a abrirse paso.
Y con cada compás cambia la música.
“Me es imposible estar a gusto”.
“Me es imposible estar a gusto” también es el último verso del último poema del libro, de modo que no solo el primer poema del libro y el último, sino el primer verso y el último, si se los toma en conjunto, enmarcan el libro o lo resumen bastante bien. También identifican, simbólicamente, un aspecto importante de la posición de Rae Armantrout tal como se expresa en su obra: “Así que estas son las colinas del hogar. […] ‘Me es imposible estar a gusto’”.
1986
II. “¿Por qué detenerse en un percebe?”: Made to Seem (1995)
Creo que antes era más “surrealista”, aunque solo hacía referencia a lo que veía.
Rae Armantrout, 2017
En sus cartas y otros escritos, como en su literatura, Rae Armantrout es breve, concisa; cada palabra resulta esencial, nada tiene una función meramente decorativa, si bien en sus poemas escribe sobre lo decorativo de las calles, las mentes, la cultura estadounidenses. La brevedad, probablemente obtenida por destilación, es inherente a su obra: escribe poemas que no suelen ser largos, con estrofas de unos pocos versos y versos cortos, a menudo de tres palabras, donde faltan los conectores, o están implícitos, y quienes leen deben establecer las conexiones y a veces inventarlas. La poesía de Armantrout le exige al lector que piense, y dado que el pensamiento de Armantrout es un participante activo y explícito, a menudo, la mente del lector dialoga con la de la autora en la página. Armantrout no da nada por sentado, sino que pone a prueba y ensaya cada idea, fuera y dentro de los límites de la página, ya que las palabras y su disposición en la hoja se ponen a prueba y se ensayan. Es cierto que tiene reacciones, y pensamientos, veloces, pero la velocidad está precedida por una reflexión larga y paciente, fuera y dentro de los límites de la página.
No, en ella no hay tal cosa como el palabrerío. Palabrerío es el nombre de una ciudad que queda a miles de kilómetros de San Diego, igual que Falsa Finura, Lírica Vacua, Tedio Total, Sentencias Paranada y Discursos Demás. No pretendo decir con esto que sea solemne.
Los rectángulos ejemplares
de Chevron.
El sentido del humor no está al alcance y nada más, sino fundido con la sustancia misma, la carne, de todas sus interesantes ideas, sus observaciones de esta sociedad extraña:
Aquí protesto
por los nombres cursis
de lugares como “Dreamland”.
Igual, cuando amanece está claro
que el club sórdido
es, en verdad, la condición del ser.
¿Qué hace este ingrediente humorístico? ¿Es el humor una carga de emoción intensa, pero bajo una forma que podemos tolerar e incluso disfrutar? El de Armantrout suele construirse a partir de la incongruencia.
Cuando le escribo tiendo a poner ciertas palabras entre comillas, como por ejemplo “sociedad”, “nosotros”, “poesía”, “felicidad”, cosa que no hago con nadie más. ¿Por qué a Rae en particular y qué función cumplen las comillas?
Dirigen la atención a una determinada palabra, ponen de relieve el significado “recibido” de la palabra, y también subrayan cierta conciencia de las complejidades del significado o las contradicciones a menudo ignoradas por el uso más extendido de la palabra.
La conciencia que tengo al usar las palabras cuando me comunico con Rae seguramente responda en parte a su estado de alerta constante. Mi distanciamiento de las ideas recibidas quizás responda a la distancia irónica que ella adopta frente a todo, incluso frente a ella misma: con las comillas doy un paso atrás para contemplar el mundo desde su perspectiva.
Entonces, ¿cuál es su tema principal? ¿La sociedad o la cultura contemporáneas? A veces, o tal vez siempre, o bastante seguido, pero es la sociedad o la cultura en relación con otros temas. En cada poema del libro, extraordinario en su precisión y que nunca cae en la obviedad, se logra con mucho esfuerzo