Hispanotropía y el efecto Von Bismarck. José María Moya

Hispanotropía y el efecto Von Bismarck - José María Moya


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de América, España ya era muy importante en Europa.

      Creo que esa situación estratégica de España es la clave de nuestra importancia; la geografía determina la historia, determina la importancia de España y que seamos uno de los países más importantes del mundo.

La situación estratégicade España es la clavede nuestra importancia;la geografía determinala historia, determinala importancia deEspaña y que seamosuno de los países másimportantes del mundo.

      Al igual que la geografía determina la historia, la historia determina el presente. España, hoy, tiene algunas cualidades que no es que no conozcamos, es que no queremos conocer. Me pregunto por qué España, viniendo de donde venimos, ha decaído. Ha caído y creo que se está levantando mucho, porque tenemos realidades que nos acreditan en el mundo como la sanidad, el turismo, las infraestructuras y algunos sectores económicos de éxito, pero la importancia de España a nivel internacional viene de que tenemos, además de una posición estratégica, una lengua que une a más de 550 millones de personas. La Fundación Telefónica realizó un estudio coordinado por el profesor José Luis García Delgado (del que tuve ocasión de hablar en la Academia de la Historia) sobre la influencia de lengua española en la economía, donde trasladé sus conclusiones, que otorgan un valor a la lengua española equivalente al 15 % de nuestro PIB.

      Otra cualidad insigne, que no conocemos, es que probablemente somos el país con más experiencia de interlocución del mundo. ¿Qué es experiencia de interlocución? Otra anécdota: cuando nuestras Fuerzas Armadas estuvieron en Móstar, en los Balcanes, como contingente de la ONU en misión pacificadora, se dedicó una plaza a España (y el propio rey Juan Carlos la inauguró) porque España era un país que se había distinguido en esa pacificación; cuando estábamos allí, invitamos a treinta periodistas de las tres etnias a que visitaran España. El problema era muy grave porque confluían lo étnico y lo religioso. Los bosnios eran musulmanes y árabes; los serbios, eslavo-ortodoxos, y los croatas y eslovenos, arios y católicos. Cuando los despedíamos, tras una semana de visita en España, les pedí, por razones de brevedad, que solo hablara uno de ellos. Me dijeron que o hablaban los tres, un representante de cada etnia, o no hablaba ninguno. Al final, se aceptó que hablasen brevemente los tres. El primero comentó que quería agradecernos el viaje, pero…

      … ustedes están perdiendo el tiempo. En cuanto se marchen, nos volveremos a matar entre nosotros. Pero quería decirles a ustedes que tienen el mejor ejército del mundo, y no es porque tengan las mejores armas, en eso las hay mejores que las suyas, pero cuando una viejecita en Mostar o Sarajevo quiere atravesar una calle con tráfico, el soldado norteamericano no se para a ayudarla, ni el alemán, ni el inglés; el español se para, la coge por el brazo y la ayuda a cruzar. Cuando hay un niño que tiene cara de hambre, no se para el americano, ni el inglés, ni ninguno, pero el soldado español saca su bocadillo del bolsillo y se lo da al niño.

La importanciade España a nivelinternacional vienede que tenemos,además de unaposición estratégica,una lengua queune a más de 550millones de personas.

      En España tenemos, probablemente, dos mil años de historia de relacionarse con otros, por aquí ha pasado todo el mundo. Una cosa que les gusta mucho a los norteamericanos es que se les explique el símbolo del dólar, que tiene su origen en el escudo español, porque no lo saben. España fue, durante miles de años, el fin del mundo (finis-terrae), las columnas de Hércules, los dos montes del estrecho de Gibraltar, uno en África y otro en Europa, que tienen los nombres de los invasores del año 711, Tarik y Muza, y se llaman Yebel Muza el de Ceuta y Yebel Tarik (con el tiempo Gibraltar) el de España. Todo el mundo quería llegar al fin del mundo: los fenicios, los cartagineses, los griegos, los romanos. Todos querían llegar aquí. Por lo tanto, hemos tratado con todos. Luego, tras la conquista romana que penetra por toda la península, vienen los visigodos y después llegan los árabes, que se quedan aquí casi 800 años, que son 25 generaciones. Somos un país que conoce y ha sido conocido por muchos.

      Elvira Roca defiende que los ingleses no han llegado a tener un imperio, porque para construir un imperio debe alcanzarse una cierta duración en el tiempo, creo que 300 años, y sobre todo haber hecho mestizaje. Aunque ahora parezca lo contrario, el único imperio que ha logrado mestizos en la Edad Moderna es el nuestro. No se encuentran mestizos en América del Norte, ni en los países del África francófona; solo en el caso español, esa es la idea de interrelación e interlocución.

      Una anécdota más: en el año 2000, vino a España el número tres del Departamento de Estado de Estados Unidos, y yo era ministro de Defensa. Pidió verme discretamente y me dijo:

      —Nosotros tenemos la idea de que, en las relaciones en materia de Defensa con Europa, el interlocutor debiera ser España.

      A lo que respondí, con un gesto de incredulidad:

      —Nada me gustaría más que ser el interlocutor, pero ustedes tienen una especial relación con el Reino Unido.

      Reaccionó rápido con una pregunta:

      —¿Pero… el Reino Unido está en Europa?

      Ya se anticipaba la salida veinte años antes. Mis argumentos objetivos apelaban a que nuestro presupuesto de Defensa era la sexta parte del inglés, la quinta del francés y la cuarta parte del alemán. Era muy extraño pensar que pudiéramos ser interlocutores. Sin embargo, me respondió:

      —Nosotros hemos tenido un problema muy grave en Timor Oriental y los únicos que nos han comprendido son ustedes y los ingleses, porque ambos tienen memoria de imperio.

Los ingleses no hanllegado a tener unimperio, porque paraconstruir un imperiodebe alcanzarse unacierta duración en eltiempo, creo que 300años, y sobre todohaber hecho mestizaje.

      La posición estratégica es un valor de España; la capacidad de interlocución es un atributo de los españoles. En el extranjero lo saben, y mi referencia al Departamento de Estado americano, cuando propuso que España liderara las relaciones entre los EE. UU. y Europa en materia de Defensa, es una prueba. Creo que hemos superado un periodo maldito al estar excluidos en el momento de la creación del sistema moderno de relaciones internacionales al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

      Por otra parte, se nos reconocen virtudes que nacen de la experiencia de ser un país viejo. En el año 295 de nuestra era, hace casi 2000 años, el emperador Diocleciano dividió el Imperio romano en seis «diócesis»: Germania, Britania, Galia, Hispania, Italia y África. África se perdió a comienzos del siglo VII; las otras cinco son hoy los cinco PIB más grandes del Europa. Atención a los complejos con el separatismo. España es uno de los países más importantes de Europa, sin duda, pero también de los más antiguos, y no solo como nación, sino también por el origen del Estado moderno que nace con los Reyes Católicos, a la par que Francia e Inglaterra. Nuestro contrapunto con Europa viene de que España, por razones muy dispares, no recibió los beneficios de la Revolución Industrial, como tampoco recibió después los del Plan Marshall.

      Niall Ferguson describe en su libro Civilización: Occidente y el resto el origen de la humanidad en la cabecera del Nilo, en África, desde donde se emigra en dos direcciones: hacia Europa por un lado y hacia Oriente por otro. Se ha discutido mucho sobre cuál de esos dos tipos humanos era el más inteligente y se plantean esquemas muy curiosos sobre quién va por delante; Oriente toma la delantera con descubrimientos como el de la pólvora; con el tiempo eso cambia y Occidente se despega, en 1776, con la invención de la máquina de vapor, que nació para desaguar las minas de carbón, y allí empieza la Revolución Industrial que proporciona a Occidente una asombrosa ventaja. Probablemente, con la globalización del siglo XXI, todos se están equiparando, pero antes el proceso daba clarísima superioridad a Occidente. España quedó al margen de dicha Revolución Industrial. Nuestra singularidad hoy es que somos una economía emergente. Inglaterra, Alemania, EE. UU., Japón, Francia e Italia son países que llevan 200 años industrializándose y enriqueciéndose. España, en el año 1935, tenía 300 dólares de renta per cápita. Cuando muere Franco, en 1975, la había multiplicado por diez; en 2014, cuando abdica el rey Juan Carlos, era de 30 000 dólares, es decir, en total se había multiplicado por cien. Ahora somos uno de los cuatro países del mundo que ha multiplicado por 100 su renta per cápita en setenta años. Somos una


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