Hispanotropía y el efecto Von Bismarck. José María Moya

Hispanotropía y el efecto Von Bismarck - José María Moya


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españolas las que han llenado de aerogeneradores grandes superficies de Estados Unidos y han construido uno de los mayores parques eólicos marinos en aguas del mar del Norte, frente a las costas de Gran Bretaña. También son españolas las empresas que proveen de soluciones para el reciclado y el tratamiento de residuos a grandes metrópolis de todo el planeta.

      Esas grandes empresas internacionalizadas han sido fundamentales como tractoras para impulsar la búsqueda de nuevos mercados entre las pymes. Además, la crisis de 2008, y el hundimiento de la demanda interna que esta provocó, animaron a muchas pequeñas y medias empresas a cruzar fronteras. Ellas también llevaron a cabo el cambio de mentalidad necesario para enfrentarse a ese proceso. Fueron capaces de adaptarse y realizar esfuerzos y sacrificios que hoy vemos que han valido la pena y han dado sus frutos: contamos con más de 52 000 empresas que exportan bienes de manera regular y otras 100 000 que lo hacen de forma discontinua, pero consolidando gradualmente su presencia exterior. Ello, sin perjuicio de considerar que —pese a las evidentes dificultades cíclicas— la salida al exterior de muchas pymes debe continuar y potenciarse, además, su presencia en los mercados mundiales.

      Las Cámaras de Comercio, con la Cámara de España al frente, desempeñamos un papel fundamental en ese proceso de internacionalización. Organizamos misiones comerciales en las que los empresarios tienen oportunidad de conocer de primera mano posibles nuevos mercados. Y lo hacemos, además, ayudándolos económicamente gracias a la cofinanciación de los fondos europeos del FEDER. Esos recursos financian también programas que permiten, igualmente, aumentar la competitividad de las pequeñas y medianas empresas para afrontar el proceso de internacionalización. Y les ayudan, entre otras cosas, en uno de los mayores retos que vivimos: el comercio electrónico. A lo largo del año 2020, tan particular e insólito, hemos visto despegar la compraventa online, con incrementos del 67 % en las ventas de los negocios españoles y del 8,3 % de las compras en los hogares. Y no solo hablamos de ventas al por menor. Les voy a mencionar un ejemplo: una pyme de La Coruña, fabricante de generadores eléctricos industriales, capaz de vender sus productos en Corea del Sur sin que ninguno de sus ejecutivos haya viajado nunca a ese país. No hay fronteras ni COVID-19 en el mundo online y una buena estrategia de marketing digital se ha vuelto tan imprescindible como antiguamente era un buen escaparate en una céntrica calle comercial de cualquier ciudad.

En el mundo online unabuena estrategia demarketing digital se havuelto tan imprescindiblecomo antiguamente era unbuen escaparate en unacéntrica calle comercialde cualquier ciudad.

      La internacionalización está en el ADN de las Cámaras de Comercio. Creemos con firmeza en las ventajas del libre comercio y el multilateralismo, que genera riqueza, crecimiento y bienestar. Asistimos con preocupación a la oleada proteccionista que afecta a los intercambios comerciales. Sin embargo, estoy convencido de que la globalización, en el sentido más positivo de la palabra, volverá a imponerse. Los avances tecnológicos y en el transporte, que facilitan este tipo de operaciones, además de los cambios sociales, no van a detenerse a pesar del frenazo actual. Los hombres han abierto rutas por tierra y surcado primero mares, y mucho después cielos, abriendo fronteras y estableciendo relaciones comerciales con nuevos territorios. Y así seguirá siendo.

      De la misma manera que el impulso para la salida al exterior de las empresas es uno de los objetivos básicos del trabajo del mundo cameral, y es reconocida nuestra aportación histórica al proceso, hemos tomado en este momento la bandera de la digitalización. Las empresas deben subirse ahora al tren de la transformación digital por una pura y simple cuestión de supervivencia. España tiene muy buenas bases para ello: estamos en cabeza, y a mucha distancia de nuestros seguidores, en despliegue de fibra óptica y conectividad móvil. La digitalización, además, se presenta como una oportunidad de vertebrar y cohesionar el territorio, posibilitando una solución accesible al problema de la España vacía.

      En estos tiempos de COVID-19, pero también de ordenadores, tabletas y móviles de última generación, nadie puede imaginarse cómo habrían sido las cosas sin el teletrabajo, sin la educación online, sin los servicios que han mantenido su actividad gracias a internet o sin las comunicaciones que han podido mantenerse durante el confinamiento. El frenazo económico ha sido duro, pero sin la digitalización habría sido mucho más catastrófico. Empresas que no sabían si estaban preparadas para hacerlo se han visto abocadas, casi de un viernes a un lunes, a tener que implantar el trabajo a distancia para poder seguir ofreciendo sus bienes y servicios. Es una muestra del coraje y ánimo con el que los españoles encaramos los problemas.

      El proceso de transformación digital debe articularse garantizando que sea inclusivo, para que todas las empresas y los ciudadanos puedan incorporarse a él; sostenible, tanto social como financieramente; equilibrado, considerando la regulación y la situación de los agentes tradicionales y digitales en el mercado; y justo, de forma que se minimicen los riesgos y potenciales desajustes asociados. Así se recoge en la iniciativa para la transición digital lanzada a mediados de 2020 por la Cámara de Comercio de España y elaborada por nuestra Comisión de Digitalización. Es una publicación pensada para que este proceso imparable llegue a las pymes y micropymes que suponen el 99,9 % de nuestro tejido productivo. Para ellas es una oportunidad de sobrevivir y hacerlo, además, en condiciones de afrontar tres retos inmediatos: el crecimiento, la competitividad y la ya mencionada internacionalización.

      Ese desafío no es un problema único de España, como muestra el hecho de que la Comisión Europea haya incluido la transición digital como una de las prioridades del Plan Europeo de Recuperación, el llamado Next Generation EU. Es un proceso que va a generar oportunidades y empleos, en contra de lo que piensan los pesimistas que auguran un futuro exclusivamente lleno de robots. España puede y debe situarse a la vanguardia del proceso de transformación digital y aprovecharlo para compensar parte de las consecuencias que la crisis económica está ocasionando. Será una buena herramienta, además, para impulsar la recuperación y la reconstrucción.

      Junto a la internacionalización y la transformación digital hay un tercer elemento que se presenta clave en ese camino para superar los efectos de la pandemia. La sostenibilidad, la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático se han situado en el centro de las políticas públicas, y las empresas las han incorporado en su gestión cotidiana. Forman parte de sus políticas de responsabilidad social corporativa y de su constante compromiso con el bienestar social. La red de Cámaras y la Cámara de Comercio de España estamos comprometidas con los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas y nuestros programas de ayuda a las pymes se incardinan con su cumplimiento. Lo hicimos visible en la cumbre del clima COP-25 del mes de diciembre de 2019 y continuamos trabajando cada día para que las pequeñas y medianas empresas comprendan que la sostenibilidad es un factor estratégico para ellas.

Tres retos inmediatos:el crecimiento, lacompetitividad y lainternacionalización.

      El reciclaje, las energías limpias, la economía circular o la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son sectores productivos que están ganando peso y en los que surgen cada día oportunidades de negocio que, además, contribuirán a vivir en un planeta mejor. Es un compromiso común y una parte importante de los fondos europeos de reconstrucción se destinarán a proyectos relacionados con la sostenibilidad.

      La estrepitosa, catastrófica y letal irrupción de la COVID-19 en nuestras vidas nos enfrenta a retos que, como hemos visto, deben convertirse en oportunidades. Debemos aprovechar esta situación para diseñar un modelo que sitúe la investigación, el desarrollo y la innovación en el lugar que merecen. Ya sabíamos que era fundamental para aportar ese valor añadido que nos ha hecho capaces de competir. Ahora, además, se ha mostrado como imprescindible.

      Debemos reindustrializar nuestro tejido productivo, de manera que seamos capaces de contar con las manufacturas necesarias para cubrir las necesidades básicas. En paralelo, debemos modernizar nuestros servicios, impulsando su transformación digital y mejorando su calidad.

      Contamos asimismo con la oportunidad de promover acciones que permitan que nuestros hijos y nietos vivan en un planeta sostenible con las mismas oportunidades que tuvimos nosotros.

      Y, por supuesto, hemos aprendido que debemos dedicar a la educación la atención clave que merece, como instrumento de formación también en valores para


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