Supervisión de coaching. Damián Goldvarg
internalizado y supervisor interno. Estas distinciones se pueden aplicar tanto al desarrollo del coach como del supervisor. En este momento del aprendizaje se da un movimiento que parte desde el crítico interno y se dirige hacia lo que conocemos como “la sabiduría del supervisor”. En esta transición se irán incorporando comportamientos, actitudes y maneras de pensar del supervisor que conduce el proceso, y se usarán como modelo. Hay un movimiento desde la “incompetencia consciente” a la “competencia consciente”, que llega a un estadio en que el supervisor en formación necesita incorporar el feedback recibido y aprender de su supervisor. Cuando trabajamos con nuestro supervisor internalizado nos preguntamos: “¿Qué diría mi supervisor en esta situación?”. En este diálogo interno acudimos a la voz de nuestro supervisor internalizado para que nos diga qué hacer. Por ejemplo, un coach trae un tema que puede requerir derivación a un psicólogo, por lo cual puede que no sea apropiado para el trabajo de Supervisión, pero el supervisor no está completamente seguro. El supervisor puede preguntarse: “¿Qué diría mi supervisor acerca de trabajar con este tema o derivar al cliente a otro profesional?”.
Tercera Etapa. Desarrollo del supervisor interno
En esta etapa, el supervisor en formación comienza a desarrollar su propio supervisor interno, integrando lo aprendido de su supervisor y de sus propias reflexiones, experimentaciones, observaciones y lecturas. Es la etapa de desarrollo del criterio personal de buena práctica que permite juzgar por nosotros mismos cuándo somos efectivos en nuestro trabajo y cuándo no lo somos. Hay un movimiento de la competencia consciente a la competencia inconsciente. En este momento se está ya en proceso de desarrollar o redefinir un estilo de Supervisión que será personal, aunque pueda, de alguna manera, parecerse al estilo del supervisor que acompaña en el camino de aprendizaje. Es la etapa en que el supervisor acude a su propio supervisor interno para resolver un dilema o trabajar con un desafío que le presenta un supervisado.
Testimonios de supervisados
En los siguientes testimonios, coaches que han trabajado con un supervisor, comparten sus experiencias y resultados para ilustrar los beneficios que han obtenido del proceso.
En las sesiones de Supervisión grupal obtenemos muchos beneficios: reflexión de la situación que se expone, conocimiento y profundización en nuestros puntos fuertes y en las áreas de mejora, aprendizaje y feedback multiplicado, y despertar de la conciencia acerca del autocuidado que debemos observar como acompañadores de procesos de Coaching, a veces altamente emocionales.
El trabajo de Supervisión me ayuda a ser mejor coach y a tener mayor compasión conmigo y con mis clientes. Es muy recomendable y necesario para mirarnos a nosotros mismos, como aprendizaje continuo y como método para explorar temas que no sabemos con quién comentar.
Carolina García Berguecio
PCC (Chile)
Recibir Supervisión ha sido de las mejores cosas que me han pasado a nivel profesional. Soy psicóloga de formación y coach. Inicié mi proceso con grandes dudas en relación a cuándo ser coach y cuándo psicóloga. A nivel conceptual, la diferencia fue siempre clara; pero en la práctica de Coaching surgía todo el tiempo la voz interior del psicólogo. Desde la primera reunión con mi supervisora comencé a clarificar las herramientas, exploré mi experiencia en ambas disciplinas y pude crear el espacio necesario para trabajar el presente y poder así facilitar un futuro definido por mi cliente.
La Supervisión fue y sigue siendo un ámbito integrador para mí. Me permitió dejar atrás la pelea entre mi coach y mi psicóloga internas. Ahora me muevo más libremente, buscando, explorando nuevas formas de trabajo.
Leticia Zuno
(Panamá)
Mi experiencia como participante de grupos de Supervisión o como asistente de un supervisor me permitió y me permite mejorar mi práctica profesional día a día, y poder hacerles una mejor oferta a mis clientes. Creo que la Supervisión es una gran experiencia que todo coach debe tener, porque nuestro trabajo puede llegar a ser muy solitario, y el hecho de contar con el aporte de una mirada diferente es clave para no caer en la automatización de errores y para aumentar la seguridad en nosotros mismos. Entiendo que a la hora de elegir un coach es vital asegurarnos de que cuenta con el apoyo de un supervisor, ya que esto habla de su responsabilidad como profesional y de los resultados que pueda tener con su cliente.
Débora Romero
ACC (Argentina)
La experiencia de Supervisión de Coaching resultó muy afortunada tanto para mí como para el trabajo con mis clientes. Fundamentalmente porque antes de tenerla no sabía que no sabía algunas cosas. El acompañamiento, la calidez, la claridad y las maneras sencillas de desenvolver el proceso que utilizó mi supervisor generaron en mí rediseños emocionales e intelectuales que me permitieron dar grandes saltos en procesos que tenía estancados, que me preocupaban y me confundían. La mayor ventaja por la cual recomiendo a todos contratar un supervisor radica en que mi experiencia fue hecha viviendo en un lugar remoto del planeta, por lo que un proceso personal de seguimiento y potenciación de mis habilidades resultó de lo más asertivo. Las reglas generales no siempre funcionan, y yo encontré, con la Supervisión, modos particulares de abordar situaciones para las que no me habían adiestrado en formaciones generales.
Fernanda Bustos González
Coach Ejecutiva (Argentina)
Mi supervisor es respetuoso, profesional, y se muestra comprometido con la mejora de mis competencias de Coaching. Su guía impacta profundamente en mi trabajo como coach porque siempre me invita, como socia reflexiva, a explorar preocupaciones y descubrir quién estoy siendo con mi cliente. La Supervisión me permite explorar mis creencias, mis hipótesis y mis emociones, y cultivar habilidades y herramientas poderosas de Coaching. Las sesiones de Supervisión son un gran apoyo y me permiten mostrarme vulnerable y comprometerme con el proceso de aprendizaje.
Alicia Agüero
MCC (Argentina)
Resumen del capítulo
• El EMCC define a la Supervisión de Coaching como la interacción que ocurre cuando el coach comparte con el supervisor las experiencias que tiene con sus clientes, con el objetivo de recibir apoyo y establecer un diálogo reflexivo que produzca un aprendizaje colaborativo y beneficie al coach, a sus clientes y a las organizaciones a las que estos pertenezcan.
• La Supervisión involucra a colegas que tienen un código profesional en común y entablan un intercambio que busca el crecimiento del coach; y tiene un objetivo específico: reflexionar sobre la tarea que desarrolla el coach y aumentar su efectividad a partir de explorar no solo lo que hizo y lo que hará en futuras sesiones, sino también el quién del coach, sus emociones, sus creencias, sus bloqueos y sus puntos ciegos.
• Preguntas frecuentes que se trabajan en la Supervisión de Coaching: ¿qué hago con un dilema ético? ¿Qué hago si tengo el mismo desafío personal que trae el cliente? ¿Cómo puedo obtener credibilidad de un cliente que tiene más edad que yo? ¿Qué hago con mi cliente cuando no hay avance en el proceso?
• De acuerdo con Proctor (1986), la Supervisión de Coaching tiene tres funciones: la normativa se enfoca en proveer estándares de comportamiento para el coach e incluye lineamientos éticos, legales y profesionales; la formativa consiste en ofrecer un espacio de aprendizaje y reflexión que estimule el desarrollo profesional del coach; y la restaurativa o de apoyo, en ofrecer oportunidades para explorar inseguridades y reacciones emocionales, y para lo que en términos metafóricos podríamos definir como “recargar baterías”.
• El supervisor de Coaching tiene que ser capaz de: 1) despertar la confianza del coach y alentarlo para que desafíe sus límites profesionales; 2) mostrarse abierto y vulnerable para que el coach sienta que la relación se da entre pares; 3) ser seguro en su trabajo sin dejar por eso de apreciar y respetar el estilo de cada coach, y 4) no tratar