Supervisión de coaching. Damián Goldvarg
Mentor Coaching se enfoca en desarrollar habilidades a partir de recibir feedback, fruto de la observación o la escucha de una sesión, basándose en el modelo de competencias homologadas por la ICF. La Supervisión de Coaching, además de trabajar sobre habilidades técnicas, se ocupa de explorar el quién del coach y lo que le sucede como resultado de sus interacciones con los clientes.
• Preguntas valiosas para elegir un supervisor de Coaching: ¿qué entrenamiento y qué experiencia tiene como supervisor y como coach? ¿A qué asociación profesional pertenece? ¿Cuál es su filosofía de Supervisión? ¿Qué modelos y qué teorías utiliza para supervisar? ¿Qué expectativas tiene de sus supervisados? ¿Cómo evalúa el progreso y el éxito del proceso?
• El acuerdo, la evaluación y el cierre son los tres elementos clave del proceso de Supervisión de Coaching. En el acuerdo quedan asentadas las expectativas, las responsabilidades y los temas importantes para el éxito del proceso, como la confidencialidad, los pagos, cómo serán medidos los resultados y cómo el coach recibirá retroalimentación sobre su trabajo. La evaluación incluye elementos medibles, como lo son el aprendizaje de una nueva técnica o la aplicación de una norma ética, y otros más difíciles de cuantificar, pero que tienen mucho valor, como la creación de un espacio de reflexión o la posibilidad de explorar emociones. La estipulación del cierre debe estar determinada desde el principio del proceso, y en ella es conveniente que figure, entre otros aspectos, cómo quiere el coach terminar su proceso y qué expectativas tiene.
• Las etapas de desarrollo del aprendizaje del supervisor, según Carroll y Gilbert, son: la dependencia del crítico interno que opera como supervisor, la internalización cdel supervisor y el desarrollo del supervisor interno. En la primera etapa se observa una tendencia a ser crítico consigo mismo y un movimiento interno que va desde la “incompetencia inconsciente a la incompetencia consciente” (Robinson); en la segunda hay un cambio durante el cual se incorporan las actitudes y las formas de pensar del supervisor; y en la tercera se comienza a desarrollar el supervisor interno, sumando lo aprendido a las propias reflexiones, experimentaciones, observaciones y lecturas.
1. Para mayor información, visitar la página web de la EMCC: www.EMCCouncil.org.
2. Ver website de la ICF: www.coachfederation.org.
3. El sponsor es la persona u organización que paga por el servicio de Coaching que recibe el cliente.
4. Para ampliar conocimientos sobre este tema puede ser de utilidad consultar el libro Mentor Coaching en acción, que escribí junto a Norma Perel y fue publicado por Ediciones Granica en 2016.
Capítulo 2
Fundamentos psicológicos de la Supervisión de Coaching
Un coach profesional que busque ser efectivo tiene que comprender las dinámicas que subyacen a la relación que tiene con su cliente, y esta exigencia de entendimiento es incluso mayor en la Supervisión de Coaching, donde se busca ofrecer oportunidades valiosas de desarrollo y de aprendizaje. Aunque no sea necesario ser psicólogo para supervisar efectivamente, familiarizarse con los modelos y las distinciones elaboradas por la Psicología permite contar con un mayor repertorio de acciones a la hora de indagar en el quién del coach y explorar los desafíos surgidos en las relaciones con sus clientes.
De acuerdo con Bluckert (2006), la sensibilidad psicológica (psychological mindedness) es la capacidad para reconocer comportamientos, pensamientos y sentimientos (de uno mismo y de los otros), de indagar sobre ellos y de encontrar las relaciones que los unen. Esta capacidad requiere autoconocimiento y empatía con los otros, apertura, conexión con la situación presente (el aquí y ahora), curiosidad para descubrir y entender lo que sucede más allá de lo que parece que sucede, y proactividad para relacionarse con los otros. La sensibilidad psicológica, en definitiva, supone el deseo de hacer múltiples y constantes esfuerzos y de actuar con disciplina para encontrar el sentido más profundo de las experiencias propias y de las de los demás.
Según Bluckert, los clientes de Coaching Ejecutivo valoran primordialmente tres características de quienes prestan el servicio: excelencia profesional, conocimiento sobre el área de negocios y sensibilidad psicológica.
Estoy convencido de que la sensibilidad psicológica es clave para el trabajo del supervisor, aún más relevante que en el trabajo de Coaching; por eso en este capítulo presento brevemente tres teorías psicológicas que ofrecen distinciones prácticas a la vez que fundamentales para el trabajo en Supervisión de Coaching: el Psicoanálisis, la Gestalt y el Análisis Transaccional.
Psicoanálisis
Sigmund Freud y sus discípulos ofrecen distinciones que resultan de gran utilidad para entender las dinámicas inter e intrapersonales. En el Modelo de los Siete Ojos, de Hawkins (2006), que explicaré en el próximo capítulo, al explorar las relaciones que existen entre los diferentes niveles de interacción entre supervisor, supervisado y cliente nos encontramos con que este autor aplica conceptos tomados del Psicoanálisis: la transferencia y la contratransferencia. El rol del supervisor consiste en examinar estas dinámicas para crear conciencia acerca de cómo impactan en el trabajo de los supervisados.
A continuación, brindo definiciones breves y prácticas de los términos que más se emplean en Supervisión de Coaching, tomadas del Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (1973).
Transferencia
La transferencia consiste en trasladar a relaciones del presente aspectos vividos durante vínculos del pasado. Laplanche y Pontalis la definen como “la situación en la que un sujeto transfiere inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos, afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos”. El establecimiento de este lazo afectivo intenso es automático, inevitable e independiente de todo contexto de realidad. La transferencia es, además, la herramienta fundamental con la que cuenta el analista para conducir el tratamiento.
En el ámbito del Coaching esto suele darse, por ejemplo, cuando el cliente, de manera inconsciente, se vincula con su coach como lo hizo con su padre o con su madre, y repite en el aquí y ahora de la sesión una dinámica vivida en el pasado. En Supervisión, los casos de transferencia más frecuentes están vinculados a la atribución de características paternales que hace el coach a su supervisor.
La transferencia puede ser positiva, cuando aparecen sentimientos amistosos o afectuosos hacia el analista, el coach o el supervisor; o negativa, cuando se expresa por medio de sentimientos hostiles. Puede aparecer en tres modalidades:
• Como proyección.
• Como idealización.
• Como competencia.
Proyección
Laplanche y Pontalis definen a la proyección como una “operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso objetos que no reconoce o rechaza en sí mismo”. En la proyección, las características propias que el sujeto atribuye a otro (o incluso a una cosa) son, por lo general, negativas, aunque existe también la proyección positiva, que se da cuando el sujeto atribuye a otro cualidades dignas de ser admiradas, como sucede, por ejemplo, en el enamoramiento.
En el ámbito de la Supervisión se verifica la presencia de una proyección, por ejemplo, cuando un supervisor es percibido por su supervisado como una persona autoritaria y crítica, cuando en realidad estas características negativas están presentes en el mismo supervisado, aunque