De pixeles a paisajes. Armando Trujillo Herrada
de sitios arqueológicos y datos medioambientales. Mapas temáticos de Suelos, ríos, geología, etcétera.
Fuente: elaboración del autor con base en criado, 1999; parcero, 2002; grau, 2002, 2017.
Así, la presente investigación pretende identificar y explicar los elementos que se distribuyen en esta matriz espacial; el estudio va encaminado a conocer el patrón de asentamiento, la jerarquización de sitios arqueológicos, los niveles de interacción entre sitios y su relación con bienes susceptibles de ser explotados económicamente, con el propósito de conocer la organización social de la tradición Teuchitlán.
El desarrollo del trabajo fue el siguiente: por un lado, recopilamos y sistematizamos información que se obtuvo de investigaciones arqueológicas, informes técnicos y cartografía medioambiental de la región de estudio. en segundo lugar, fue necesario conformar una base de datos digital georreferenciada que incluía la información relacionada con la tradición Teuchitlán y los datos medioambientales. Este proceso de investigación fue muy importante porque se homogeneizaron los datos bajo una misma proyección cartográfica para poder ser analizados y presentados de una forma clara. Para llevar a cabo este paso es fundamental realizar una crítica de fuentes debido a que los datos obtenidos en nuestro estudio son, en su mayoría, bibliográficos, por lo que los métodos de obtención varían de investigador a investigador. El propósito de examinar estas fuentes de información es la de conocer sus límites interpretativos y su validez para nuestro estudio. Posteriormente, se debe desarrollar una metodología que permita aplicar los sig a la investigación arqueológica dirigida a los análisis de exploración económica, de visualización y de movilidad.
Para efectuar los análisis anteriormente citados es preciso crear subcapas (por ejemplo, mapas de pendientes, de dirección de pendientes, de superficie de coste, de superficie de fricción, etc.) que nos ayuden a definir aspectos como el tiempo y/o energía en el desplazamiento sobre el paisaje de la región de estudio. De la misma forma, se busca establecer una caracterización del paisaje que alberga los sitios arqueológicos con la finalidad de definir los elementos significativos culturales y medioambientales que se entrelazan para conocer la configuración de la tradición Teuchitlán.
Finalmente, se contrastan los datos obtenidos del análisis espacial y la configuración del paisaje con modelos de formación social anteriormente utilizados para explicar el desarrollo de esta tradición; estamos interesados en conocer los alcances interpretativos aplicando una metodología diseñada para responder preguntas de investigación concretas, siempre considerando la calidad y el tipo de datos, la escala y los análisis espaciales.
La cuestión de la organización político-social y económica en la tradición Teuchitlán
La tradición Teuchitlán fue una de las sociedades complejas más tempranas en el Occidente De México, específicamente, durante el Preclásico tardío y hasta inicios del Clásico temprano (400 a. C.-450 d. C.). Su ritmo social a escala regional permitió la proliferación de asentamientos con elementos distintivos como el estilo arquitectónico caracterizado por estructuras circulares, la explotación de yacimientos de obsidiana y la utilización de paisajes agrícolas del Valle de Tequila (véase figura 1).
Los primeros reconocimientos en el área de estudio se llevaron a cabo en la década de 1970, cuando el doctor Weigand (1993) realizó estudios pioneros en arqueología. Estos trabajos proporcionaron una gran cantidad de información que permitió definir la tradición Teuchitlán, pero fue solo hasta la década de 1990 que se iniciaron los trabajos sistemáticos de excavación y restauración en algunos sitios arqueológicos.
La tradición Teuchitlán se ubica alrededor del volcán de Tequila, ocupando un área aproximada de 2500 km2; es definida a partir de los trabajos de Phil Weigand (1993), quien registra sitios monumentales y zonas habitacionales gracias a la identificación de los sitios arqueológicos en fotografías aéreas y su corroboración en campo. Su trabajo dio como resultado una serie de mapas con la distribución de los sitios y las zonas habitacionales, además de algunos dibujos detallados de los sitios más importantes.
Figura 1. Mapa ubicación del núcleo de la tradición Teuchitlán. Fuente: elaboración del autor con base en Weigand, 1993.
Estas primeras incursiones por parte de Weigand en la zona del Valle de Tequila permitieron sentar las bases para que la tradición Teuchitlán fuera considerada como una sociedad compleja digna de investigar, lo que propició futuros trabajos de prospección y excavación en lo que se conoce como la zona nuclear de la tradición Teuchitlán (por ejemplo, Anderson et al., 2013; Blanco, 2009, 2018; Cach, 2005; Esparza, 2010; Heredia, 2010, 2015, 2017; Herrejón 2008a, 2008b; Smith y Herrejón, 2004; Smith, 2008a, 2008b; Soto de Arechavaleta, 1990; Weigand, 1996 y ss.).
Como se verá más adelante, la tradición Teuchitlán ha sido explicada desde distintos puntos de vista de acuerdo con las tendencias teóricas y los datos disponibles conforme avanzan las investigaciones (Beekman, 1996a, 2000, 2008a; Heredia, 2010; Smith, 2008b; Weigand, 1996). En este apartado las propuestas son mencionadas brevemente con el objetivo de mostrar un panorama de la problemática, pero serán explicadas con mayor detalle en capítulos subsecuentes.
La primera propuesta de organización social en torno a la tradición Teuchitlán es atribuida a Weigand (1996), quien retoma el concepto de estado segmentario, concebido por southall (1988), para explicar la sociedad Alur (África) dentro de la teoría de la antropología política. Weigand propone que la tradición está organizada bajo un esquema de estado segmentario, el cual consiste en “un conjunto político compuesto de segmentos centrales y periféricos que se dan por alianzas de parentesco, mismos que disponen hasta cierto punto de una autonomía virtual” (Southall, 1999: 33).Para Southall (1988: 52), “el estado segmentario es uno en el cual, las esferas de soberanía ritual y soberanía política no coinciden. La primera se extiende ampliamente hacia una periferia flexible y cambiante. Esta última se limita al dominio central, al núcleo”.
En el análisis de las características de la tradición, Weigand (1996) puede distinguir ciertas similitudes con el modelo de estado segmentario; por ejemplo, menciona la distribución, espacialmente los sitios, su organización a partir de un aparato administrativo y el poder ejercido bajo un ritual compartido.
Beekman (1996a) coincide con la propuesta de Weigand (1996) y la retoma para explicar la periferia de la tradición; realiza un recorrido por el corredor de La Venta, entre Teuchitlán y el Valle de Atemajac al este, donde localiza sitios defensivos que, presuntamente, vigilaban las fronteras de la polity. De acuerdo con estos hallazgos, el núcleo parece haber tomado una forma política unitaria, pero fuera de estos límites su poder político y económico se desvanecía imitando más una administración segmentaria, hegemónica (Beekman 1996b: 143).
Siguiendo la idea de una administración menos centralizada en la tradición, Beekman (2008a: 176) principalmente, junto con otros investigadores (López y López, 1996; Pickering y Cabrero, 1998), expresan la idea de una organización basada en linajes, es decir, “grupos corporativos de descendencia que reconocen a sus antepasados