La cosecha. Eduardo C. Fernández
La reacción del pueblo hispano a la primera edición de este libro, publicado por la editorial Michael Glazier/Liturgical Press en Estados Unidos, en el 2000, me ha entusiasmado enormemente. Varios me han comentado: “¡Ni sabíamos que existía una teología escrita desde nuestra perspectiva aquí en Estados Unidos!”. Esta versión publicada por Buena Prensa,
la editorial jesuita en México, es otro paso importante para dar a conocer a nuestro pueblo hispano que en verdad existe una teología que refleja un caminar, como comunidad eclesial, con Jesús, desde hace siglos, y para reconocer y compartir con el resto del mundo hispanoparlante el fruto de nuestro nuevo mestizaje teológico y cultural.
Le debemos mucho al pueblo latinoamericano y a sus teólogos, al igual que a algunos maestros y escritores de España, que desde la década de los 70 nos vienen animando en nuestro proyecto teológico y pastoral. Recuerdo la exhortación de Gustavo Gutiérrez que en un curso dado en MACC [The Mexican American Cultural Center] en la ciudad tejana de San Antonio, en los años 80, nos insistía en que no podíamos copiar la teología latinoamericana, sino aprender de su método y hacerla nuestra. Esta traducción busca compartir con el mundo hispano parlante los frutos de esa cosecha abundante que Dios nos concedió desde los primeros escritos del padre Virgilio Elizondo, en 1972. En realidad, pocas de nuestras obras han sido traducidas al castellano. La obra que se les presenta significa un aporte para paliar dicha escasez con lo que nuestras teólogas y teólogos están escribiendo. Aunque se hicieron algunas revisiones, especialmente en el primer capítulo que incorpora los resultados del censo de 2000, la mayoría del texto es una traducción de la primera edición en inglés. La continua emigración de población hispana hacia Estados Unidos y la opción preferencial por los pobres renovada continuamente en la Iglesia, hacen muy oportuna la publicación de este libro.
La traducción fue hecha por varias personas, entre ellas el doctor Claudio Delpero, quien entonces estaba en la facultad teológica de la Universidad Pontificia de México, y que decía con respecto a esta introducción a la teología hispana en Estados Unidos:
Cuando en 1994 he contactado por primera vez a los teólogos hispanos, he tenido en seguida la clara impresión de un pensamiento interesante y original, porque juntan las ventajas relevantes de ser latinoamericanos inculturados en Estados Unidos. Llegué en aquel entonces a la conclusión de que, si queremos hablar de “nueva evangelización”, podemos hallar aquí una de las áreas culturales más significativas en el mundo1; una tesis que todavía sostengo, cansado como estoy con tanta gente que busca aparentar originalidad y sigue repitiendo “lo mismo de lo mismo”.
Por esta razón, habiendo sabido que el Padre Eduardo Fernández había presentado en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma una disertación dedicada a la descripción de los principales teólogos hispanos, he pensado que su publicación en castellano podría resultar muy útil. Pues, los teólogos hispanos, a pesar de su respetable producción, son poco conocidos, tanto en el mundo como en Latinoamérica; esta edición se propone llenar una laguna evidente e injustificada2.
También ayudaron en la traducción la hermana Elizabeth Murray Campbell, CCVI, el padre Marco Tulio Martínez, S.J., la doctora Marina Herrera, y la licenciada Neela Kale, las últimas dos completando y revisando lo que se había hecho. Les agradezco inmensamente su labor, igual que a mi provincia jesuita de Nueva Orleans y a mi escuela, la Jesuit School of Theology at Berkeley, que aportaron los fondos. Finalmente, agradezco al padre Carlos Vigil Ávalos, S.J. y al padre Miguel Romero Pérez, S.J., ambos de la Obra Nacional de la Buena Prensa por su gentileza y generosidad en asegurar que esta obra vea la luz del día. Como nuestro padre san Ignacio de Loyola, me lleno de consolación al recordar que nuestro Dios seguirá siendo generoso y proveyendo de lo que más necesitamos.
Eduardo C. Fernández, S.J.
Jesuit School of Theology at Berkeley, USA.
31 de julio de 2008
Fiesta de san Ignacio de Loyola
Notas:
1 Cf. Claudio Delpero, La credibilità della Chiesa ieri, oggi, domani, Glossa, Milano, 1994, pp. 129-153 (ed. esp. aum: La credibilidad de la Iglesia ayer, hoy, mañana, Clavería, México, 1995, pp. 207-233).
2 Esta cita fue escrita el 11 de febrero de 1997.
Introducción
La mayoría de la gente ni siquiera sospecha que Estados Unidos ocupa el quinto lugar entre los países hispanoparlantes del mundo. Solamente México, España, Argentina y Colombia tienen un número superior de hispanohablantes. Según el informe rendido en marzo de 2000 por el Buró del Censo de Estados Unidos, el número de hispanos residentes en la Unión Americana había alcanzado para ese año la cifra de 32.8 millones, o sea que constituían el 12,0 % de la población total1. Sin embargo, muchos observadores hacen notar que esta cifra no incluye el gran número de trabajadores indocumentados ni a sus familias. La mayoría de estos hispanos son católicos. Su presencia, tanto hoy como a lo largo de la historia, ha llamado la atención tanto de la Iglesia de Estados Unidos como del resto del país. Los obispos de esta nación, en su carta pastoral titulada La presencia hispana: reto y compromiso, que publicaron en 1983, notaban:
No hay cultura europea más antigua en nuestro país que la hispana. Los españoles y sus descendientes ya estaban en el sudeste y sudoeste a fines del siglo XVI. En otras regiones de nuestro país la afluencia constante de inmigrantes hispanos ha hecho que estos fueran más visibles en tiempos más recientes. Mirando al futuro, se ve claramente que la población hispana
cobrará mucha más importancia, tanto en la sociedad en general como en la Iglesia en Estados Unidos2.
A pesar de que esta presencia se remonta a un tiempo anterior a la fundación de Estados Unidos, solo recientemente, en los últimos 30 años aproximadamente, estas voces hispanas han empezado a oírse dentro de la teología académica. Estos pioneros, que han comenzado a escribir teología desde una perspectiva hispana, están abriendo el camino para las generaciones futuras.
El propósito de nuestro estudio
Este trabajo es un estudio descriptivo y analítico sobre los escritos de algunos teólogos hispanos, considerados dentro de la tendencia general en la Iglesia hacia teologías más contextuales. Un tema principal en el presente trabajo es que estos autores provienen de la realidad actual de los hispanos residentes en Estados Unidos y dirigen su interés hacia la misma. Dada la contextualización de su teología, representan una corriente distintiva en el interior de una Iglesia pluralista.
¿Latino? ¿Hispano? ¿Qué hay detrás de un nombre?
Se ha gastado mucha tinta sobre la palabra más apta para referirse a esta comunidad, o, dicho más correctamente, a las varias comunidades, que por lo menos en una parte, remontan sus raíces culturales a la península ibérica. El Buró del Censo de Estados Unidos, al dejar que las personas determinen si son “hispanas” o no, emplea este término para juntar indiscriminadamente a una amplia categoría de personas sin respetar sus grandes diferencias. Por ejemplo, a menudo la gente habla de una persona que acaba de llegar de un país de América Latina, o de España, de la misma manera que habla de una persona de apellido español, nacida en Estados Unidos y cuyos antepasados vivían hace siglos en lo que hoy es territorio de Estados Unidos, pero que en aquel tiempo formaba parte de España o de México. Por otro lado, los hispanos suelen referirse a sí mismos en términos de sus raíces nacionales, definiéndose, por ejemplo, como “cubanos” o “mexicanos”. Otra auto designación común es la del “americano con guion”, por ejemplo, “cubano-americano” o “méxico-americano”.