Un final inexorable. Jorge Chamorro
mundo del paciente y que eso alterará sus identificaciones. Para atravesar identificaciones primero hay que conmoverlas, no hacerles de espejo.
Es por este motivo que Lacan dice “cuídense de comprender”. Es lo que Lacan propone en el famoso cuadro de Holbein que está en la tapa del Seminario 11, donde los embajadores están junto a un objeto que se ubica en la parte inferior, un “ovni”, un algo no reconocido que cuando uno se va alejando se transforma y uno se ve mirado por ese objeto que no reconocía.
El objeto me mira y me interpela en ese lugar que es el lugar de la muerte en el cuadro de Holbein. La anamorfosis de la calavera encarna algo de la muerte y desde ahí interpreta el analista. Desde donde somos mirados, índice de la presencia del objeto a, es desde donde interviene el analista.
¿Cómo presentifica Lacan el objeto a mirada? Cuando un objeto que nos mira aparece en una lata de sardinas, en el medio del mar, o cuando aparece en un tipo en un bote, decimos: “Ese es el objeto a mirada”. Pero, ¿puede ser que la lata de sardinas me mire? Sí, efectivamente, me mira. ¿Saben por qué? Porque es el objeto extraño que no reconozco y que irrumpe en mi campo de modo equivalente a una alucinación verbal. O por ejemplo, estamos hablando en este salón y de repente cae del techo una enorme víbora: nos sentiríamos mirados por eso. Esa intrusión nos cambia el campo y nos determina con su presencia de mirada: en ese caso no son ojos que miran, se trata de una presencia que nos mira y nos interpela como un objeto extraño que irrumpe.
Si el objeto a mirada irrumpe, ustedes miran al sujeto y él tiene que estar desconcertado, angustiado o en pánico; si en cambio el sujeto está lo más tranquilo y dice “¡ay que linda latita!” [Risas], no es el objeto a mirada.
Si cuando ustedes intervienen el sujeto dice “muy interesante esto”, entonces la operación de la interpretación no se produjo. La operación de la interpretación es muy difícil de sostener con método y sistematicidad. El efecto de interpretación no se logra con facilidad. Siempre menciono la sensación que yo tenía frente a las interpretaciones de Pichon-Rivière. Cuando hablaba con él en la intimidad, ya fuera en un control o en una entrevista, yo sentía que nunca se podía hablar con él en serio. Su respuesta siempre retornaba desde otro lugar, me respondía otra cosa.
En una oportunidad le consulté por una paciente que me había llamado y me había dicho: “Mi hermano se tiró por la ventana”. ¿De qué piso?, pregunté. Ella tenía miedo de mirar para abajo y me llamó a mí. El sujeto se había tirado del sexto piso pero cuando fueron a ver no estaba… O sea, se tiró del sexto piso, se paró, abrió una puerta que daba a un living, entró, había un cumpleaños, dijo “feliz cumpleaños” y se fue a la casa [Risas]. En el control con Pichon-Rivière dijo: “¡Qué interesante!“. Comenzó a preguntar y a preguntar y a preguntar y al final se paró y dijo una sola cosa: “Incesto” [Risas]. Dijo “incesto” porque era en el sexto piso y eran dos hermanos [Risas]. Sí, era por eso, dijo “incesto” y bum, se terminó el encuentro. Andá y arreglate con lo que dijo y qué es y qué no es [Risas]. Pichon-Rivière era un sujeto muy de ese estilo. Habló en serio solo cuando habló de él y de la muerte.
Retomando la cuestión del saber recordemos entonces que el planteo es que el saber es opuesto al conocimiento, es un significante al que llamamos significante 2. En la enseñanza de Lacan el primer nombre del saber es el significante 2, que se distingue del significante amo, que es el S1. ¿Qué es lo que sabe el saber de este significante? Un saber no sabe nada, produce una articulación con este significante. Recuerden que hay dos movimientos: uno de anticipación y otro de retroacción. El significante 1 es siempre con otro. El significante 1 anticipa un S2, que es el del saber, y el S2 –saber– cae retroactivamente sobre el S1, cambiando el sentido.
¿Cómo sabe este saber? Sabe por articulación. En esta articulación se define lo que somos cada uno de nosotros como sujetos, no como personas. Si yo digo S1 y cada uno de nosotros pone un S2, ahí vamos a aparecer como sujetos. Si uno dice “cuotas”, como significante 1, ¿cuál es el significante 2? Para mí es “Torquato Tasso”. Yo, como no había pensado en eso, me represento por esta articulación, este es el saber que introduce el significante 2. Por eso Masotta decía que el sujeto es intersticial, el sujeto es representado por una articulación entre estos dos significantes, por eso este doble movimiento anuncia la singularidad, la particularidad.
La ruptura del universal del sentido de dos palabras articuladas es para Lacan el primer movimiento de destitución de los sentidos, condición para la creación de efectos de sentido. Si yo frente a “Cuota” digo “Torcuato Tasso”, y te pregunto a vos a qué te remite (se dirige a una alumna)…
P.: “Impago” [Risas].
J. CHAMORRO: Ahí no, eso no sirve porque eso mantiene el sentido. Lo que necesitamos es algo que caiga sobre el segundo significante y le cambie el sentido. Traten de pensar que si el segundo significante está en el diccionario, esto es, si ese significante participa del sentido común, no es un significante del saber. Buscamos un significante imprevisible que tenga solo alguna consonancia. Por eso a “cuota” no se une “impago”, sino que se une por ejemplo a “cuac cuac” [Risas]. En este caso “cuota” quiere decir “pato” y “pato” quiere decir “sin un peso”. [Risas]
Toda esta articulación que produce un efecto de gracia es coherente con la afirmación de Freud respecto de que para el acceso al inconsciente la vía regia es el chiste. La cuestión del saber tiene también una relación con la verdad, conexión que luego nos va a llevar a la noción del deseo de saber.
En el discurso analítico el saber va a ocupar el lugar de la verdad, pero en este caso la verdad habla y habla en el significante del saber. La verdad habla y el inconsciente aloja a la verdad, a la verdad inconsciente que aparece en el saber a través de los significantes. La fórmula del saber va al lugar de la verdad. Esto quiere decir que el inconsciente no está formado por efectos de verdad. Hay efectos de verdad que se producen en la vida y en el análisis y que son reconocibles.
También es importante prestar atención sobre las diferencias entre los efectos de verdad de un análisis y los efectos de goce, dado que más allá de la verdad, lo que vamos a encontrar es lo real. Recuerden que en el horizonte de estos efectos de verdad va a aparecer lo real del lado del deseo de saber. En el pasaje de los efectos de verdad a los efectos de goce pasamos del deseo del analista como implicado en el deseo del Otro, al deseo de saber. El deseo de saber implica que en el inconsciente hay saber, no verdad sino saber. Cuando nos acercamos al saber empieza la temática del deseo de saber y el horror a la verdad o el horror al saber.
¿Qué es el horror a la verdad y el horror al saber? La represión. El deseo de saber es un deseo sin represión. El amor al saber y el horror al saber tienen que ver, para Lacan, con lo que se llama la represión. ¿Qué es un deseo de saber que no implica la represión? Estamos hablando ya no de la represión secundaria sino de la represión primaria.
El deseo del analista es un deseo sin represión. Cuando el deseo no tiene represión, ¿qué consecuencia tiene? Ese caso es cuando uno sabe lo que quiere, cuando uno habla y no es hablado. Es cuando un sujeto no es hablado sino que habla y dice lo que quiere y sabe lo que quiere.
Un sujeto analizado tendría que ser un sujeto que sabe lo que quiere. Pero cuidado, ¿cómo se hace esa distinción entre un infatuado que cree que sabe lo que quiere y un sujeto que no es hablado? La noción de acto es la que puede ayudarnos a hacer esa distinción. No es con mi conciencia que digo que sé lo que quiero, son mis actos los que lo demuestran.
Recuerden que primero el deseo de saber estaba del lado del paciente, Lacan lo pone del lado del analista. El punto final de un análisis es el acceso por parte del paciente a un deseo de saber, lo que equivale nada más y nada menos que al levantamiento de la represión primaria freudiana.
Miller empleo en Caracas una fórmula para referirse a esto: “Lo imposible a decir (represión primaria), se puede escribir…”. La escritura implica un levantamiento de la represión primaria. La referencia es el texto “Del Trieb de Freud al deseo del analista”. Cuando algo de la pulsión se articula al deseo del analista, ahí trabaja el deseo de saber.
Si ustedes van leyendo los tres capítulos