La escritura del sueño. Olga González de Molina

La escritura del sueño - Olga González de Molina


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rel="nofollow" href="#ulink_2ae693bf-535e-5c43-887d-e8fa6b2a8e1c">22- Miller, J.-A., “Sentido y agujero”, El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2012, pp. 165-180.

      23- Lacan, J., L’insu que sait… Inédito. Clase del 8-3-77.

      24- Milller, J.-A., “Períodos en la enseñanza de Lacan”, El ultimísimo Lacan, op. cit., p. 211.

      25- Miller, J.-A., Piezas sueltas, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 90.

      Mirta Raquel Prilik

      En un alba sin pájaros el mago vio cernirse contra los muros el incendio concéntrico. Por un instante, pensó refugiarse en las aguas, pero luego comprendió que la muerte venía a coronar su vejez y a absolverlo de sus trabajos. Caminó contra los jirones de fuego. Éstos no mordieron su carne, éstos lo acariciaron y lo inundaron sin calor y sin combustión. Con alivio, con humillación, con terror, comprendió que él también era una apariencia, que otro estaba soñándolo.

      Lo indecible. Más allá del desciframiento

      Pensando en las formas posibles de abordaje de los sueños, me detengo en dos aspectos: lo traducible y lo intraducible.

      Lo traducible se podría pensar como lo que se desliza por el carril de las cadenas significantes y del lenguaje, valiéndose de metáforas, metonimias, sustitución, desplazamiento y condensación.

      Pero, por otro lado, tendríamos aspectos no traducibles de los sueños, que pasan tal vez por un “sentir”, por lo que resuena en el cuerpo, lo que toca el cuerpo, emparentado de alguna manera con lalangue. ¿Acaso lo que roza lo real?

      El sueño toca un real que se puede leer por analogía con los bordes de los agujeros del cuerpo. En este caso: la boca. Después de todo, Freud armó sus zonas erógenas en función de los orificios del cuerpo y sus bordes.

      El ombligo tiene la particularidad de cerrarse y ofrecer en su lugar una cicatriz, un estigma que remite a un agujero. El ombligo del sueño es el punto donde el mismo está más cerca de lo Unerkannte, lo no reconocido. Parece ser un punto en el que la condensación resulta insuficiente, porque no está vinculado sino por un único hilo al contenido manifiesto. Ritter pregunta si en esto no reconocido podríamos ver un real no simbolizado, ante lo cual el sueño se detiene, y si se trata de un real pulsional. En su respuesta Lacan dice:

      Freud caracterizó la pulsión por la función del orificio del cuerpo. Parte de una idea de la constancia de lo que pasa por este orificio. Lacan dice que esta constancia es un elemento real que intenta figurar con algo matemático: constancia rotacional, tratándose de aquello que se especifica del borde del agujero. También en el inconsciente algo es significable de modo por entero análogo y es eso ante lo cual Freud se detiene como ombligo del sueño, y emplea el término unerkant. Es lo que en otra parte designa lo urverdrängt, lo reprimido primordial, eso que se especifica por no poder ser dicho en caso alguno, por estar en la raíz del lenguaje.

      Lo que del sueño, resuena en el cuerpo

      ¿Podríamos pensar que el contenido del sueño, en su recorrido, toca un punto de real, y esto tiene como efecto el resonar en el cuerpo?

      La resonancia en el cuerpo, en el sueño, la podríamos pensar en relación a un cuerpo que no se define por la imagen, ni por la forma, ni siquiera por el “Un cuerpo”. Acá surge el cuerpo en tanto sustancia gozante, definida como: “eso que se goza”, un cuerpo situado a nivel de la existencia. Se establece un dualismo entre sustancia significante y sustancia gozante.

      En la homeostasis del goce del cuerpo, irrumpe el Uno, como disturbio:

      Se produce una repetición de goce mudo, que se hace fuera de sentido, goce opaco al sentido, que sería del orden de la adicción y no de la adición, que se repite sin modificaciones. Un S1 suelto que no se liga a ningún S2. ¿Unos de goce que no hacen cadena, que no hacen articulación entre sí, que impactan en el cuerpo?

      Se trata de un goce repetitivo que en tanto adicción no tiene relación con el S2, representante del saber, sino solo con el S1.


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