Observando observadores. Rodrigo Flores
actuando; tiene que señalarse a sí mismo las cosas que tienen significado. En segundo lugar, en virtud de este proceso de comunicación consigo mismo, la interpretación se convierte en una cuestión de manipular significados. El actor selecciona, controla, suspende, reagrupa y transforma los significados a la luz de la situación en la que está ubicado y de la dirección de su acción”. Con ello Blumer desea señalar justamente el proceso de interpretación y definición que deben realizar los actores sociales, cada vez que transitan por situaciones diferentes.
Desde este enfoque, los grupos, organizaciones y comunidades se encuentran constituidos por actores sociales que se encuentran insertos en procesos permanentes de significación e interpretación del entorno circundante. Se destaca así, que una explicación verdadera es el resultado de un acuerdo social e históricamente condicionado, donde la forma de definir la realidad social queda expresada por lo que es posible aprehender de ella. Este proceso de conocimiento es efectuado por medio de los sentidos y se elabora a través de la mente de los actores.
Ello pone un punto de inflexión con el enfoque analítico, pues la realidad, para el interaccionismo simbólico, nunca será reflejada en su verdadera naturaleza. Con ello, se pone énfasis en la idea de que se puede adoptar el papel del otro para comprender conductas por medio de la definición de la “situación” desde el punto de vista de los participantes. Dicha postura tiene enormes implicancias para el criterio de validez del conocimiento, pues él ahora pasa a depender del consenso que es necesario desarrollar entre aquellos que interpretan esa realidad. Sus datos son los discursos sociales y el contexto de justificación es el significado cultural.
Haciendo este brevísimo repaso de consideraciones epistémicas, es necesario indicar los aportes y contribuciones de la etnometodología en las técnicas cualitativas. La etnometodología puede ser entendida como un tipo de investigación particular cuyo foco de atención se encuentra en las formas que adquieren las acciones cotidianas, sean ellas conversaciones, formas de saludo, despedida, preguntas y cuestionamientos. Para ello, se excluye de su programa el estudio de las causas o formas de existencia de determinadas formas de conducta. La etnometodología centra su enfoque en el conocimiento cotidiano que disponen los individuos sobre su propia sociedad y el uso en que dicho conocimiento es puesto en juego en sus acciones cotidianas de interacción con otros. La complejidad de su análisis consiste en poder determinar la forma en que los actores sociales aplican reglas abstractas y percepciones de sentido común a situaciones concretas.
De aquí, las realidades humanas, las de la vida cotidiana, se manifiestan de muchas maneras: a través del comportamiento e interacción con otros miembros de su grupo, de mímica, de gestos, del habla y conversación, etcétera. Ello requiere ser estudiado a fondo, con el objeto de llegar a una adecuada interpretación. De este modo, todo investigador cualitativo se enfrenta a un conjunto de impresiones, documentos y notas que lo desafían a buscar el sentido o los sentidos que puedan tener. Sin embargo, no se pretende abordar la realidad social desde cero; se usa, con prudencia, los recursos que la propia sociedad le ofrece. La interpretación estará influida por instrumentos locales, como categorías reconocidas, vocabulario familiar, tareas organizativas, orientaciones profesionales, cultura grupal y otros marcos conceptuales que les asignan significado a los asuntos en consideración.
Por ejemplo, Harold Garfinkel (1917), fundador de la etnometodología, tuvo por interés de estudio el dar cuenta cómo las personas interaccionan en el marco de las estructuras sociales de la vida cotidiana, dando valor a preguntas fundamentales sobre los fenómenos que se dan por sabidos en la vida y en la acción, cómo se hacen las cosas y cómo se han hecho desde siempre (Garfinkel, 1984). Para este autor, las actividades, las circunstancias y el razonamiento sociológico prácticos poseen un lugar equivalente a lo banal ordinario y a lo trascendental extraordinario. En este sentido, lo social se encuentra en constante construcción, por lo que los hechos sociales sólo pueden ser entendidos en cuanto son concebidos como realizaciones que tienen cabida en una sociedad determinada.
La forma que poseen los etnometodólogos de comprender la realidad social los vincula estrechamente con el análisis institucional y el de la pragmática, al poner el acento en los procesos que los miembros de una conformación social utilizan para reconocer el mundo y hacerlo familiar. La tarea del investigador es dar cuenta de los medios utilizados por los miembros de la sociedad para ordenar su vida común. Para ello requiere indicar una estrategia que le permita descubrir lo que hacen los miembros de un determinado colectivo o comunidad, para posteriormente desentrañar el significado íntimo del mundo social al que pertenecen. Esto implica realizar un muestreo cualitativo que permita focalizar la mirada de las observaciones y la realización de análisis que posean pertinencia y adecuación.
Ontología | Realista/subjetivista, la realidad existe “allá afuera”; sin embargo, se encuentra influida por dimensiones históricas y contextuales. El conocimiento de lo social se realiza por medio de un involucramiento activo del investigador. |
Epistemología | Dualista/objetivista, los que son esenciales en la adopción de una activa e inclusiva mirada del investigador para dar cuenta de estructuras latentes. Los valores y otros juicios emitidos por el actor social son incluidos de forma automática, por considerarlos ricos y densos en la explicación de lo social. |
Metodología | Naturalista. La realización de estudios en condiciones naturales, asociados a “donde ocurren las cosas”, se vuelve algo necesario e indispensable. Preguntas y técnicas se dirigen al rescate de significados profundos. Surgen explicaciones asociados a lo simbólico. |
Las implicancias más directas de los enfoques antes descritos para la metodología cualitativa, dicen relación con la necesidad de rescatar las percepciones e intereses más profundos de los actores sociales. La misma idea de “actor social” que se desenvuelve en un “escenario”, como si se tratara de una obra, en la cual despliega consistentemente diversos roles o papeles que deben ser bien interpretados, van justamente en esta dirección. Este es el caso de Goffman (1984); por ejemplo, en sus clásicos estudios en instituciones, donde el individuo queda prescrito al rol mayoritario que desenvuelve o le es asignado.
De esta manera, la influencia sobre la metodología cualitativa se despliega en la consideración de un contexto social determinado —interacción social—, el cual es descrito en forma profusa y sostenida, por medio de técnicas de levantamiento de información pertinentes.
El desarrollo e implementación de dispositivos técnicos de levantamiento de información de campo, realizada en contextos naturales, se colige como necesaria e indispensable. Estrategias de muestreo intencionado o “bola de nieve” se infieren como fundamental de implementar, de acuerdo a la realidad del fenómeno en estudio. Técnicas como la observación participante adquiere un nuevo matiz, al permitírsele al investigador dar cuenta, en un contexto no intencionado, de fenómenos sociales como una experiencia de primera mano, que se supone cualitativamente distinta a aquella que pueda provenir de un relato.
En el caso de la entrevista, ella se complejiza para dar cuenta de estructuras latentes y de sentido. Este es el caso de la utilización de la entrevista en profundidad o su variante etnográfica (Spradley, 1979), por medio de la cual se entregan consejos y directrices para formular preguntas orientadas a develar significados. Del mismo modo, el desarrollo de etnografías complejas, denominada “descripción densa”, fue desarrollada profusamente (Geertz, 1973), y orientada a dar cuenta de símbolos y significados.
1.2.3. El caso de la teoría fundamentada
Hemos indicado que este capítulo pretende destacar los aportes que presentan los distintos paradigmas a la investigación cualitativa. En el caso de la Grounded Theory, no nos encontramos hablando de un “paradigma”, tal como lo hemos tratado en este texto. No obstante, su influencia sobre el desarrollo de la metodología cualitativa ha sido tal, que merece tratarse con algún nivel de detenimiento. Grounded Theory no es sólo un método ni un modo de trabajo —que también lo es—, sino que su importancia radica en ser la única propuesta que emerge desde la metodología cualitativa, que pretende a partir del levantamiento de datos empíricos, elaborar teorías explicativas de rango medio sobre fenómenos sociales.