Antología poética de Julia Wong (1993-2019). Julia Wong

Antología poética de Julia Wong (1993-2019) - Julia Wong


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      por las cosas que apuramos repetir

      como si el tiempo fuera el coro de una balada con una sola estrofa

      antes de dormir

      se debe hacer el amor

      unas mil ciento veintisiete veces

      sino no vale

      con lo que fuera y como fuere

      para hacer del cuerpo figurines danzando

      elvándose como retazos danzando

      como jirones de tocuyo al viento

      elevándose

      un día o menos de la mitad

      ya estamos artereoescleróticos

      las falanginas inclinadas a la artritis

      las palmas de mis manos parecieran José

      observando a sus hermanos implorarle

      como en sueños andados sin desquiciarme todavía

      como perra, pelada, para nadie y sin palabra

      te he visto sin edad

      sin miedo

      te he visto oscuro

      oscuro y relucías como el hierro de la arena

      como un ángulo marino con ojos marinos

      con todo el líquido espumante del mar

      la edad de los hombres sin tierra quema

      puedes saber cuánto si la tocas.

      AL CAMAL

      Me pregunto si me abrirás

      utilizando un cuchillo de camal

      como un trofeo

      herida estoy

      toro salvaje al fin

      sobre la lona nada se hace

      reviéntame el ojo, las cejas, el labio

      mientras meces mi cara con tu puño

      me acuerdo de ti, rival

      de tus rodeos

      veo mi cuerpo balanceándose

      apenas levanto las piernas

      frunces el ceño

      me das con los hombros

      bailando fugazmente hasta partirme

      TEMIENDO

      que el juego de estar sola

      me gustara demasiado

      jugué

      a bifurcarme de otra rareza

      a caminar detrás

      a redimir culpas prestadas

      a desaparecerme

      (cual llama de juglar en su garganta)

      en el gigantismo prometedor

      de una maraña multimedia.

      Belleza artificial

      y el juego me aburrió tanto

      que a pesar del

      m

      i

      e

      d

      o

      me fui un día a un rinconcito

      del sobrevivir pintoresco salvaje del mar

      y le agradecí a Dios

      La justicia

      El juego más lindo de jugar

      a abandonarse a la libertad del centro.

      ESTA NOCHE TENGO MIEDO

      aparecen esas obligatorias búsquedas en el pasado

      inmensa

      exploto de infelicidad y desasosiego

      Te veo

      como cielo océano

      prolongándose bajo mi tierra

      Me acurruco en la leyenda de los soles

      por esta necesidad genuina

      de no enfadar a los dioses

      con un nuevo intento de subversión

      Ya no soy Xolotl

      Me atraparás de nuevo

      No acarrearé transgresión

      Ya no sufrirás con mi edad

      si dices que por ser hembra

      soy como la luna que cayó en cenizas

      y se quemó menos

      (por eso brillo menos)

      LOS ÚLTIMOS BLUES DE BUDDHA

      2002

      LA PARTIDA

      Veo a ese hombre grande

      por primera vez fuera de mí,

      allí está

      tomándose un trago

      para soportar la despedida

      escuchando canciones

      de una mujer negra

      para no sentir la blancura del dolor

      como el hielo

      uno frente al otro

      un hombre tan largo

      como un camino enredado

      y arenoso hasta la India

      y yo puro dolor y esperanza

      POSDATA

      De madrugada

      las palabras aparecen

      como ráfagas de

      televisor prendido.

      Este acto de apretarse el

      pecho a las 3:30

      y ver correr la leche en el inodoro

      duele

      mi pecho tierno y amante

      está guardando calenturas indecentes

      me duele, Gabriella, me duele

      y yo sé

      Gabriela,

      yo sé

      que tú duermes dulce y en paz

      y sueñas que yo

      guardo la leche en tarros brillantes.

      ARNERO

      I

      No me escuches, sino quieres

      mis pensamientos pesan más que la lluvia

      por eso me gané el silencio.

      ¡Qué haremos con las mujeres!

      si son tantas, ay, si son tontas.

      Como gruesa de lápices

      amarrada con cintas brillantes

      así somos las mujeres

      así somos las mujeres chinas.

      Yo crucé Pekin en bicicleta

      saludé al verdulero en la carreta

      sus ansias sus silbidos

      su risa chefa.

      Mirádme bien la cara

      que yo soy no tan igual, no tan igual.

      Los


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