Salto de tigre blanco. Gustavo Sainz

Salto de tigre blanco - Gustavo Sainz


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      Yo creo que cada vez que pronunciamos la palabra fascinante nos estamos refiriendo al pene. En latín, un fascinum era la imagen de un pene erecto que la gente idolatraba, y que colgaba en la cocina o en el dormitorio, o bien llevaba al cuello como amuleto…

      Yo pasé la tarde con Primavera. Estuvimos en el Kineret tomando café. Primavera me cae muy bien. Un día leí que amamos en los demás aquello que reconocemos como propio… En mi caso es cierto. Primavera me cae perfecto porque tiene las mismas inquietudes que yo tengo (o he tenido). Puedo platicar con ella y sé que me entiende. O al menos trata… Trata de entender. Esto por ejemplo no me ocurre con Tormenta Tropical, mi amiga de toda la vida… Yo no la entiendo. Sus valores no son los míos. Su matrimonio me parece absurdo. Su familia me parece siniestra. Lo que desea hacer en la vida me parece tan, pero tan mediocre. Y la mediocridad es algo de lo que huyo despavorida. Me parece tan aterrador ser conformista… Por eso Alguno me maravilla y me sorprende. Es tan distinto. ¡Lo adoro! Esta tarde cuando le platicaba a Primavera mi dilema respecto a Ninguno o Alguno, advertí lo increíblemente tonta que soy… Mi elección estaba hecha. Quiero a Alguno. Mi dulce y querido amigo… No puedo recordarlo sin pensar en su dulzura y su infinita comprensión para conmigo. ¿Cómo puedo compararlo siquiera con Ninguno? Aún tengo mucho miedo pero ya no me importa. Si lo que deseo es huir de la mediocridad, lo que estaba haciendo respecto al amor era exactamente ser mediocre. Esta palabra tiene una connotación para mí: me parece algo tan nefasto como si ni siquiera se pudiera ser malo, absolutamente malo en un aspecto, ni bueno, totalmente bueno. Se es tan incapaz de definirse en algo, sea lo que sea, que vive uno en la medianía… ¡Lo detesto! Y es a lo que yo me encaminaba. Prefería una relación conformista a ser defraudada… Ahora no me importa. Quiero entregarme. Quiero amar a Alguno con todas mis fuerzas. Alguno… Me asusté tanto esta mañana cuando me dijo que el lunes que nos vimos escribió en su Diario que lo nuestro estaba empezando a desmoronarse. ¡Y todo por causa mía! Por ser tan estúpida de no advertir lo que verdaderamente me importa. Esta incapacidad de ver (por eso soy miope, sin duda) me llevó a cometer todo esto: después de ver a Ninguno me sentía tan desconcertada que no quería saber absolutamente nada de Alguno. No quería volverlo a ver, y al mismo tiempo lo desaba desesperadamente. Pero ocurría que yo pensaba que a quien en verdad amaba era a Ninguno… Entonces decidí ver a Alguno, pero no hacer el amor con él. Simplemente no quería. Me aterraba la sola idea de desnudarme y verlo desnudo. Establecí una distancia entre él y yo. Distancia que él desde luego notó. Me despedí rápidamente y huí de su lado. Me negué a verlo al día siguiente. Necesitaba tiempo. Necesitaba pensar…Todo esto ocurría sin que yo le mencionara siquiera que había visto a Ninguno. Bueno, pero cuando llegué a mi casa decidí llamarlo, llamarlo y decirle que yo era una tonta, que lo quiero, que… Lo llamé y no estaba. Lo llamé la noche siguiente. Tenía miedo. Tal vez me mandaría al diablo… Sin duda yo me había portado muy mal… En lugar de eso me encuentro con un Alguno muy dulce… Lo amé… Era justo lo que yo necesitaba, dulzura. Quedamos de vernos hoy… Cuando llegué a su casa en la mañana y lo abracé, la calma volvió a mi espíritu. Aún no lo perdía, aún estaba a mi lado… Pero todavía dudaba al pensar en Ninguno. Temía equivocarme. Pero esta tarde al platicarle a Primavera todo quedó claro. Si pensaba en Ninguno todo era triste y oscuro. Si pensaba en Alguno todo era chispas, alentador, alegre, positivo, dulce, claro. ¿A quién amo? A Alguno… Alguno, sólo pienso en el momento en que por fin te lo diga: te quiero. Te quiero mucho…

      Yo fui de las primeras en llegar a la fiesta de la oficina. Todos trajeron bebidas y bocadillos y empezamos a echar la casa por la ventana desde muy temprano. A las once de la mañana ya estábamos alegres haciendo llover correspondencia rasgada y todavía perfectamente legible, para nuestro azoro, porque no era así como íbamos a alterar el orden del universo. Yo y un colega discutimos sobre esto liquidando una botella más de tequila y la mierda de un año más absolutamente igual a los anteriores y absolutamente igual a los que vendrán. Amor, obras, actos, eternamente, era inevitable, así como un trago más. Hacia las cuatro de la tarde bajé resuelta por perversos propósitos a cazar alguna cosa o a alguien, porque todavía estaba sedienta de tomar más y de amores prohibidos. Hoy sé que por amores prohibidos quiero decir coger con subsecretarios, empresarios, banqueros, administradores de empresa, profesores, periodistas, comerciantes, embusteros… Ellos vienen de azul marino. Adoran los trajes azul marino. Claro que después vomitan su bilis amarillo-verdosa… El amor es colorido. Un arco iris establecido entre Dios y los hombres.

      Yo amanecí crudo y además sufro extraños mareos que ya se me han presentado tres o cuatro veces durante la mañana. Tomo aspirinas. Todo el fin de semana Armonía conmigo, deliciosa, de buen humor, guapa. Fuimos de compras. Un proyector sonoro super 8, libros, mariposas disecadas, en fin. Ayer comimos con Elipsis y Polisíndeton en la Cochera del Bentley. Volvimos a casa bajo una lluvia repentina. Hicimos el amor y Armonía alcanzó el orgasmo más prolongado de nuestra breve historia, y en cambio yo eyaculé contenido y escaso, asustado de embarazarla, pues era su día diecinueve. Por la noche fuimos a casa de Jitanjáfora y Calambur. Cena espectacular a media luz, conversación chisporroteante, sofisticada, estimulante, snob, erudita. ¿Los temas? El fetichismo, el amor colectivo, el exhibicionismo, el voyeurismo, el onanismo, el coito anal, la zoofilia, la coprofilia, la necrofilia, la fellatio y la Sucesión Presidencial. Calambur pontificaba. Sí, nos parece bastante hermoso y bueno que un hombre goce con una mujer, pero nos parece feo y mal que goce con excrementos, con un animal o consigo mismo. ¿Por qué esta jerarquía? En nuestros días cualquier cosa puede ser objeto de deseo, y cualquier objeto de deseo es legítimo en sí. Su elección está determinada por los componentes libidinales del sujeto, y es perfectamente absurdo reprocharle la elección en la cual se ha fijado… Al salir Armonía me preguntó si me acostaría con un cadáver, si me parecía congruente que una mujer gozara con otra mujer, y si alguna vez había hecho el amor por conducto anal. Yo le pregunté si se masturbaba. ¿Es malo? No, pero yo creo que si te masturbas, te conoces mejor a ti misma, conoces tu sexualidad y tus puntos erógenos, y cuando hacemos el amor sabes conducirte al orgasmo, ya sabes cómo se provoca… ¿Y no cualquiera lo sabe? Desgraciadamente no. No cualquiera…

      Yo creí que Guayaba era Piña Colada, y que sólo se había cambiado el peinado… Guayaba, la chica que ingresó anoche, entró en mi cuarto con una enfermera… Guayaba se acostó en la otra cama y lloró mucho, muchísimo… La acaricié y la enfermera se molestó… No entiende lo que significa acariciar a alguien que está desesperado… Al rato vinieron Chocolate y Mermelada, y ellos y Guayaba se rieron mucho… Entró también Gorgonzola y me trajo un libro para que lea a Browning… Eran las 10:40 y ya me levanté… Junta a las once… Me di un regaderazo… Me gustó… Pero saqué dos pantaletas y dos pares de calcetines y me volví a deprimir… Me siento tan estúpida que no puedo ni siquiera sacar la ropa adecuada… Me vestí y volví a llorar… ¿Por qué será que me deprimo en relación con el baño o la ropa?… Me siento tonta… Atontada… Como drogada…. ¿Cómo puede una funcionar sintiéndose así?… ¿Cómo voy a poder funcionar durante el resto de mi vida sintiéndome así?… Vinieron de visita los papás de Zanahoria… Ellos son los que se escandalizaron el otro día cuando vieron a Mermelada y Chips Ahoy abrazados en Palenque… Chips Ahoy vino a saludarme y a que la ayudara a desenredar su collar… Tuvimos una sesión de terapia con el Dr. Tylenol… Mencioné la omnipresencia de mi mamá y Langosta habló de la omnipresencia de su padre… Zanahoria nos explicó que se había quemado las manos en agua hirviendo como sacrificio a quién sabe qué Dios por haber pecado… Oh Yavé, oh Huitzilopochtli, oh Jesucristo, oh Jeová, oh Buda… Todos los dioses de nuestra sociedad presente y pasada… Tomen nota… Pobres personas que sufrimos… Pobre niño que se quema las manos… Comimos temprano… Todos amables… Vino Piña Colada a comer… Fui amable con Guayaba y me fui a vomitar al baño… Estoy inflada de tanto melón y tanta sandía… Por todas partes hay galletas, café, fruta… Alguien gritó ¡a jugar volibol!… Y después de tres peloteadas empecé a llorar… Detesto el volibol… Me enojé… Caminé alrededor de la alberca, vuelta y vuelta, aprisa, furiosa y más furiosa, pateando una silla que me estorbaba a cada vuelta, hasta que la tiré a un lado… Me quité el suéter y lo azoté contra una banca de cemento al pasar por allí… Fui a pegarle al espiro con las dos manos, los dos puños, pero no se dejaba alcanzar, y seguía


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