Espacios y emociones. Lorena Verzero
y de los afectos”. Los tres travelling concepts23 a reconstruir –milieu, atmósfera y afectivo– están teóricamente situados en la zona temática fronteriza entre planteamientos espaciales y el estudio de los afectos y de las emociones. Los primeros dos términos tienen una larga y vasta historia conceptual que no podemos reconstruir en este contexto; elegiremos, por tanto, algunos usos conceptuales que nos parecen instructivos para desplegar el argumento en el marco de los estudios literarios y culturales. Para fundamentar el tercer término, el afectivo, recurriremos a debates recientes que lo sitúan como puente conceptual entre los estudios sociales y culturales y el enfoque temático de los afectos.
En primer lugar, revisaremos el concepto del milieu tal como Erich Auerbach lo presenta en su obra magistral Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental (1). Partiendo de ahí queremos abordar un concepto vecino de milieu: el de atmósfera, que reconstruiremos en su acuñación dentro de la filosofía fenomenológica (2). Con el término del afectivo condensamos y sintetizamos las reflexiones y reconstrucciones conceptuales (3) que, en una ulterior etapa, queremos aplicar al análisis de una novela contemporánea en la que el abordaje del espacio y de las emociones es de gran importancia: El aire (1992) del escritor argentino Sergio Chejfec (II).
1.1. ‘Milieu’ en Mímesis
El concepto del milieu tiene escasa presencia en los estudios literarios. No es un término clásico, convencional o profundamente conceptualizado en la teoría literaria. A pesar del hecho de que pocas veces fue tratado con rigor terminológico, el término sí solía y suele ser usado esporádicamente en los estudios críticos. La obra magistral Mimesis: Dargestellte Wirklichkeit in der abendländischen Literatur (1946) [Mímesis. La representación de la realidad en la literatura occidental; trad. al castellano de 1950], del filólogo y romanista Erich Auerbach, constituye en cierta manera una excepción. En un capítulo de este libro, Auerbach usa la palabra francesa, el extranjerismo milieu, para interpretar una escena de la novela Le Père Goriot de Balzac. Auerbach se centra en un pasaje que describe la figura de Mme Vauquer en la pensión e interpreta al personaje en función del entorno material-espacial en que vive y se mueve. La descripción del interior de la pensión y de su dueña se superponen. El texto constata una
armonía entre su persona, por un lado, y la habitación en la que se encuentra, la pensión que dirige, la vida que lleva, por otro; en una palabra, la armonía entre su persona y lo que nosotros (y también Balzac a veces) llamaríamos su milieu (ambiente). (Auerbach, 1996: 442)
En la traducción castellana del texto llama la atención que milieu está acompañado por la versión traducida entre paréntesis, ‘ambiente’. En otro pasaje, Auerbach describe el lugar donde Mme. Vauquer vive y trabaja como su Lebensraum (en la versión alemana), el así traducido ‘espacio vital’, término que explica del siguiente modo:
todo espacio vital se le figura [a Balzac] como un ambiente sensible y moral que impregna el paisaje, la habitación, los muebles, enseres, vestidos, figuras, caracteres, maneras, ideas, acciones y destinos de los hombres, por lo cual la situación histórica general de la época aparece como una atmósfera total que empapa todos los espacios vitales particulares. (Auerbach, 1996: 445; las cursivas son mías)
Podemos observar en estas citas un uso cuasi sinonímico de los significantes milieu, ambiente y atmósfera, términos muy cercanos y situados en el mismo campo semántico. Mientras en la primera cita se introducen milieu y su traducción “ambiente”, es en la segunda cita que el texto castellano menciona un “ambiente sensible y moral”, donde la versión original habla de una „sittlich-sinnlichen Atmosphäre“. Atmosphäre en alemán se convierte en la traducción en ‘ambiente’, lo que sugiere la conclusión –abstrayendo de las significaciones particulares en los diferentes idiomas– que los tres términos parecen sinónimos.
Auerbach pone el foco de su atención en los procedimientos literarios de Balzac que construyen visiones del milieu. El novelista francés no solo recurre al teorema del milieu –que en el positivismo del siglo XIX fue usado para describir y analizar las fuerzas ambientales y sus efectos en los seres vivos en determinados entornos– en el famoso prólogo a la Comédie humaine, sino que lo utiliza también en sus textos literarios para plasmar los ambientes del mundo narrado. Auerbach ve en la técnica narrativa de Balzac un “realismo ambiental”, que trasmite la visión de una unidad orgánica y diabólica: “Balzac ha sentido en toda su obra […] los ambientes más diversos, como unidad orgánica y hasta demoníaca, y ha tratado de transmitir esta impresión al lector” (Auerbach, 1996: 445).24 La designación del programa estético del autor reza en la versión castellana como “realismo ambiental de Balzac” (Auerbach, 1996: 445), mientras que la versión alemana del texto habla de „Balzacs atmosphärische Realistik“ (Auerbach, 2001: 441), o sea de “un realismo atmosférico”. Nuevamente se puede observar cierta confusión de los términos originales y de los derivados del latín y el griego clásicos. Mientras que en la versión alemana el realismo balzaciano es clasificado como atmosférico, en la versión castellana se opta por “lo ambiental”.25
A este realismo ambiental de Balzac, en que el personaje y su entorno son presentados como una unidad orgánica, Auerbach contrasta otra concepción del entorno que encuentra en Stendhal, quien acopla a sus personajes de manera muy laxa con su medio. Éste funciona ahí nada más que como un marco espacial-exterior, o como dice Auerbach:
el hombre parece casi haber sido arrojado casualmente en el ambiente en que vive: éste representa una resistencia, con la cual puede componérselas mejor o peor, pero no un suelo nutricio propiamente dicho, con el que se halle orgánicamente ligado. (Auerbach, 1996: 437)
Esta segunda noción de milieu –o como dice la traducción, de “ambiente”– no ejerce influencias o fuerzas sobre los personajes. No existe ahí un vínculo orgánico entre espacio y personaje, y este último no parece nada más que un átomo, desvinculado de los contextos históricos, de los ambientes sociales, de los milieux. En Stendhal el ambiente/milieu no es más que el escenario y lugar de la acción; el espacio literario se reduce a la función de trasfondo de los hechos narrados. En contraste con este modelo de milieu, la idea del milieu orgánico en Balzac estructura las descripciones de los personajes y de su ambiente, espacio vital y hábitat. La ecología de la acción literaria está ahí conformada por la unidad del milieu, que implica un nexo importante entre espacio y acción:
El tema de la unidad del ambiente se ha apoderado de él [Balzac] con tanta fuerza que los objetos y personas que lo constituyen cobran para él, con frecuencia, una especie de segunda significación, diferente de lo racionalmente concebible, pero mucho más esencial: significación que podría definirse de la mejor manera con el calificativo de “demoníaca”. (Auerbach, 1996: 443)
En tal unidad demoníaco-orgánica los objetos de la vida cotidiana adquieren una “segunda significación” conformada por fantasías, especulaciones, imágenes y sensaciones. Para concebir esta unidad mágica, esta estrecha relación y conexión entre los personajes y el entorno, Auerbach usa el concepto de atmósfera. Esta idea del milieu como atmósfera se refiere a un medio que impregna todas las acciones y expresiones del ser humano en un determinado ambiente –o, como Auerbach señalaba en el pasaje ya citado: la “atmósfera total que empapa todos los espacios vitales particulares” (Auerbach, 1996: 445)–. A este nivel, “lo atmosférico” significa dos cosas: por un lado, la unidad de los elementos heterogéneos que conforman un milieu; y por otro lado, remite a las distintas fuerzas fantasmales que penetran todo, que dejan efectos, sin necesariamente aparecer ni manifestar marcas visuales; prácticamente de forma invisible (Balke y Engelmeier, 2016: 65). En el marco de la reconstrucción histórico-filológica de la representación de la realidad en la literatura occidental, Auerbach muestra que, según las características del texto literario, el milieu puede tener dos significaciones distintas: o se reduce a la idea de escenario y lugar de acción (el caso de Stendal),26 o, por el contrario, vehiculiza la idea de que el escenario y el entorno de la acción ejercen una fuerte influencia en el ecosistema del mundo diegético (el caso de Balzac): se trata en este segundo caso de un vínculo intrínseco e intenso entre el espacio de la historia narrada, la acción de los personajes, sus estados anímicos y sus imaginaciones, afectos y fantasías.
1.2.