Más allá de las pruebas/Beyond testing. Deborah Meier
Portafolios en la escuela Mission Hill
Desarrollo de las habilidades para hablar en público desde una edad temprana
Evaluación 6: Evaluación de las escuelas por parte de expertos externos
Proceso de revisión de calidad escolar en Boston
La Oficina de Estándares en Educación, Servicios para Niños y Habilidades
Acreditación de la preparación del educador
Evaluación 7: Juntas escolares y reuniones ciudadanas
Reformar y revitalizar las juntas escolares
Reuniones ciudadanas de Nueva Inglaterra
Construir un sistema de evaluación
Examinar el New York Performance Standards Consortium. Ann Cook y Phyllis Tashlik
Componentes
Impacto en el currículo y la instrucción
Múltiples formas de demostrar aprendizaje
Investigación y discusión
Colaboración y desarrollo profesional
Resultados
Sobre las autoras
Conclusión
Mejores maneras de evaluar el conocimiento
Mantener los propósitos de educación presentes
Replantear las evaluaciones
Defender el bien público
PRÓLOGO
Es inevitable que parta con una alusión personal. En el año 2010, estuve con Deborah Meier en la gran conferencia en educación que organiza la American Educational Research Association (AERA) todos los años en Estados Unidos y que atrae a miles de asistentes. En este foro, tanto los grandes exponentes a nivel mundial, como aquellos que están dando sus primeros pasos en la investigación, se reúnen para presentar sus estudios sobre políticas educativas, teorías curriculares, y el sinfín de temáticas que dan vida a las discusiones pedagógicas que hoy componen nuestro campo de estudio. Específicamente, el 2010, Deborah asumió la tarea de comentar las diferentes ponencias que conformaban una mesa sobre alternativas pedagógicas para democratizar la educación. Entre esas ponencias estaban las de Matthew Knoester y la mía. Doy esta pequeña reseña porque es mi experiencia personal con ellos la que me permite afirmar que ambos autores tienen mucho que aportarnos a través de este libro. El tono personal del texto, mezclado con ejemplos tomados de sus propias experiencias y articulados con sólidos argumentos, debiera permitir que un lector chileno, y es de esperar, de otras regiones latinoamericanas, concuerden conmigo.
Sin embargo, permítanme agregar un par de ideas más a partir de lo reseñado. Mi mención de AERA no pretende ser una mera anécdota. Por el contrario, cuando observo en un país como el nuestro, en donde temas referidos a la escuela están tan centralizados en un Ministerio de Educación, concentrando la toma de decisiones en todo tipo de materias referidas tanto al quehacer escolar como al ámbito investigativo correspondiente, me recuerdo que en AERA no cabían expresiones tipo “la literatura internacional dice” –como lamentablemente solemos escucharlo con demasiada frecuencia en nuestro país–, porque simplemente no existe una sola literatura internacional. La diversidad de voces en AERA –que también encontramos en la Associação Nacional de Pós-Graduação e Pesquisa em Educação (ANPED) de Brazil, o la Red ESTRADO que, aunque con una temática más focalizada sobre el trabajo docente, tiene un alcance Latino Americano–, nos debe recordar que la escuela, el gran legado de la era moderna, no es algo que simplemente se gerencia, se planifica o se administra. La escuela se delibera, se reflexiona, se construye. No puede haber una única voz que, proclamándose especialista silencie otras voces, más aún a aquellas que siendo críticas habitan cotidianamente en la escuela. Son ellas las que están dando la dura lucha para que la escuela no termine siendo una obra ingenieril más.
En ese contexto, Deborah Meier, es una voz como otras, pero tampoco es cualquier voz. Recordándonos el modo de construir pensamiento que tuvo el gran teórico de la educación John Dewey, Meier ha construido consistentemente en el tiempo, una teoría educativa desde su propia práctica como directora, sin abandonar la tarea que es propia de todo profesor: hacer de su experiencia fuente de conocimiento profesional. A través de ella, ha pensado en el valor y los riesgos que provienen de políticas educativas pensadas sin mayor conexión con las escuelas, y ha reflexionado seriamente cómo las escuelas pueden ser más inclusivas en términos de clase y multiculturalidad, pero sin dejar que estos temas se entiendan fuera de contexto. En Meier, no puede haber verdadera inclusión sino se construye desde un modo de pensar y experimentar la democracia al interior de la escuela. En ese contexto, los exámenes estandarizados, foco de este libro, podrán originar muchos análisis respecto de sus sesgos y beneficios, pero dicha reflexión será en vano, si no se contextualiza bajo lo que verdaderamente da sentido a las escuelas. En ello, por cierto, como lo leerán en este texto, Deborah Meier es categórica: las pruebas estandarizadas, incluso con todos sus correctivos, representan un peligro a la vida democrática de las escuelas.
De Matthew Knoester me resulta mucho más fácil hablar, tras 15 años de amistad y compañerismo. Compartimos en el llamado Seminario de todos los viernes organizados por Michael Apple, otro teórico fundacional de la teoría curricular. Por diversas consideraciones raciales, lingüísticas y de pertenencia cultural, de Mathew siempre he apreciado su gran respeto y valoración por el trabajo de otros y su tremendo deseo de conocer los modos de entender el mundo más allá de las fronteras de su propio país norteamericano. No es lo común. Por supuesto, a eso se agrega un trabajo investigativo perseverante que toca temáticas de lectura escolar crítica, exclusión cultural en las escuelas, y, por supuesto, de alternativas democráticas en educación. En ello, ha tenido particular cuidado de no separar teoría de práctica, entendiendo por aquello, no el realizar simultáneamente actividades prácticas y teóricas dentro de los ámbitos que investiga, sino el saber articular ambos procesos en su investigación, escuchando y aprendiendo de aquellos que pertenecen al ámbito escolar. Su propia vinculación con Deborah Meier tiene mucho de esto, habiendo sido Deborah su directora mientras trabajaba como profesor en una escuela de Boston, hace ya algunas décadas atrás. En este texto, se vuelven a unir para pensar juntos, desde sus propios frentes y compromisos educacionales, acerca de un tema tan contingente, y a la vez, tan global.
Como se suele decir, un libro se entiende más si se conoce a los autores, y espero que mi presentación de ellos contribuya en este sentido. Por lo pronto, que ayude a visualizar desde un principio lo que debería esperarse de él, aunque, por cierto, no me corresponde a mí fijar los límites comprensivos del texto. En primer lugar, que no es un libro pensado para impactar a la política educativa, aunque ciertamente, hay muy buenas ideas en él que ojalá pudiesen ser tomadas en cuenta por tanto “policy maker” local. Es un libro que brota de la experiencia de comunidades concretas y cuyas propuestas están orientadas a ser reflexionadas