De la sociedad de las naciones a la globalización: Visiones desde América y Europa. Mercedes Samaniego
en la Liga y, para ese entonces, embajador de Chile en Italia41, manifestó, en primera instancia, su voluntad por promover el cese de las hostilidades a través del diálogo42.
Paralelamente en Londres, durante el primer trimestre de 1936, el embajador de Italia en Gran Bretaña y otrora Ministro de Exteriores de Mussolini, Dino Grandi, solicitaba a su par chileno en la capital inglesa, Agustín Edwards43, una “acción” por parte de Santiago con la finalidad de “obtener la abrogación de las sanciones” impuestas; petición por la que Edwards se vio obligado a pedir instrucciones a su cancillería, la cual “asintió en apoyar el levantamiento de sanciones si otra Potencia así lo propusiera”44.
Asimismo, el 8 de abril de ese año y ante el nuevo fracaso de las negociaciones que aspiraban a concluir el conflicto, el representante permanente de Chile ante la SDN, Fernando García Oldini45, insistía en “expresar nuevamente los sentimientos conciliadores del Gobierno de Chile”46.
Sin embargo, el 11 de mayo de 1936, tras la ocupación de la capital etíope a manos de las fuerzas italianas, la embajada establecida en Santiago hizo llegar a la cancillería una nota verbal informando de las últimas novedades producidas al otro lado del mundo:
“La Real Embajada de Italia tiene el honor de poner en conocimiento del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile que el territorio y la población pertenecientes al Imperio de Etiopía han sido puestos bajo soberanía plena y total del Reino de Italia.
El título de Emperador de Etiopía será agregado al de Rey de Italia para sí, y sus sucesores.
La Etiopía estará gobernada por un Gobernador General con el título de Virrey, del cual dependerán tanto el Gobernador de Eritrea como el de la Somalía. Del Gobernador General dependerán las autoridades civiles y militares en el territorio de su jurisdicción”47.
Aquella declaración por parte de Italia modificó el panorama en lo sucesivo para Chile. Con la guerra terminada, las preguntas saltaban a la vista: ¿Qué hacer con Italia, en el entendido de que las sanciones habían resultado estériles, y que las negociaciones no habían logrado acabar con el conflicto? ¿Mantenerlas, a modo de castigo, por consumar la invasión a Etiopía? ¿Levantarlas, considerando que no cumplían ya con el objetivo primigenio, cual era impedir el desarrollo de acciones hostiles por parte del país transalpino?.
II.2. DEL LEVANTAMIENTO DE SANCIONES
La Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, para 1936, da cuenta de que para Santiago, las medidas adoptadas contra Italia, una vez consumada la conquista de Etiopía y el fin de la guerra, ya no tenían sentido. Por lo tanto, teniendo en cuenta su espíritu inicial, y viendo que dicho objetivo no se había cumplido –ya que las tropas italianas para mayo de 1936 ya habían tomado la capital africana- el gobierno sudamericano optó por proponer el alzamiento de las sanciones contra Roma.
Un día después del comunicado de la nota verbal entregada por la representación italiana en Chile, Manuel Rivas Vicuña fue el encargado de transmitir al Secretario General de la SDN las instrucciones llegadas desde Santiago:
“Sr. Secretario General: Tengo el honor de poner en conocimiento de V.E que mi gobierno es de opinión que, en virtud de los últimos acontecimientos que han puesto fin a la guerra entre la Etiopía e Italia, corresponde levantar las medidas económicas, financieras y otras, dictadas con ocasión de este conflicto.Ruego a V. E poner en conocimiento de los Organismos competentes esta iniciativa de mi gobierno a fin de que se dé la tramitación del caso”48.
Similar criterio quedó patente en las declaraciones del Presidente Alessandri, diez días después del anuncio transalpino:
“El gobierno de Chile estima y sostiene que deben suspenderse las sanciones, que fueron dictadas como medidas represivas que no alcanzaron su objetivo y que, hoy día, introducen graves perturbaciones en la economía general del mundo y en la de los países que la aplican. Queremos, principalmente, remover del camino un factor de grave inquietud que puede alterar la paz del mundo. Es nuevamente un sentimiento sincero de paz el que ha determinado nuestra actitud y el que fija la posición tomada frente al problema de las sanciones, juzgado después que la guerra ha terminado”49.
Adicionalmente, fue el mismo Rivas Vicuña quien, casi un mes después de su primera intervención, tuvo que exponer la tesis chilena del levantamiento de sanciones al proponerse otra resolución del Consejo de la SDN en orden a reiniciar las conversaciones “respecto al conflicto y de no modificar el régimen de sanciones existentes”. Por su intermedio, Chile se negó a votar la citada resolución, dejando en claro que para Santiago resultaba fundamental levantar las medidas destinadas a castigar a Italia, dado que:
“habiendo terminado la guerra (…) ellas ya no tienen objeto y afectan no solamente al país contra el cual han sido tomadas, sino también a los que las aplican. Mi gobierno –señalaba Rivas Vicuña- es de opinión que, en el momento actual, la adopción de su punto de vista contribuiría eficazmente a atenuar la crisis económica y política que sufre el mundo”50.
En cuanto a las sanciones contra Italia, la medida sugerida por Chile tuvo una amplia aceptación por parte de los otros países miembros del organismo, siendo rechazada única -y lógicamente- por Etiopía51. Estados tales como África del Sur, Panamá y Venezuela se abstuvieron, mientras la delegación mexicana no concurrió a la votación52.
En lo relativo al aspecto restante –la anexión del país africano-, Chile instruyó a su delegado no inmiscuirse en asuntos en los cuales los intereses nacionales no estuviesen en juego, tratando además de “proceder, en la medida de lo posible, de acuerdo con los representantes de los demás países americanos”. Cabe destacar que esto no fue del todo efectivo, ya que México, por ejemplo, defendió en lo sucesivo tanto la causa etíope como más tarde la española, mostrando así una línea de continuidad en su política exterior53.
Ya para el mes de julio de 1936, Chile haría público su deseo de realizar reformas a la SDN, con el afán de hacerla más inclusiva. En mayo de ese mismo año, el Presidente Alessandri había advertido en su cuenta pública anual que la Liga se encontraba “lejos de la Universalidad” deseada, al no albergar en su seno a “cuatro países americanos y otras grandes naciones”. Todo ello redundaba en “la conveniencia de estudiar muy a fondo la actual situación –decía Alessandri- para resolver lo que mejor corresponda”54. Sobre este punto, es importante poner en el debate un aspecto importante; Chile esperaba estudiar la citada modificación al Pacto, “con la participación de los Estados No Miembros de la SDN, invitándolos (…) sea a dar sus opiniones, sea a tomar parte en los trabajos de la Comisión que se designe al efecto”55. En otras palabras, integrar al debate tanto a Estados Unidos como Alemania.
De paso, el mandatario chileno lamentaba que de todos los asuntos vistos por la SDN desde su creación, muy pocos tenían directa relación con los territorios americanos. Su aspiración era que cualquier modificación al seno del Pacto se hiciese considerando los intereses regionales como elemento prioritario. En el fondo, Santiago esperaba modificar la estructura de la Liga, de manera que su intervención “se limitase a los casos en que nuestros intereses (tanto los de los países americanos como los de los chilenos) se viesen afectados”56. Ello incidía directamente en la votación que la SDN debía de hacer en cuanto a la anexión de Etiopía por parte de Italia. Chile optó entonces por abstenerse, lo que redundó en la salida de Rivas Vicuña de la delegación chilena en Ginebra57.
II.3. VENCEDORES Y VENCIDOS
Finalmente, con fecha 15 de julio de 1936 y con la anuencia de Chile, oficialmente se levantaron las sanciones establecidas contra Italia, lo cual fue celebrado como un triunfo en el país transalpino. Según Portales, ello se vio reflejado en la publicación de un artículo en el diario Il Messagero de dicho país, el cual llenó de elogios a Chile por tomar “la iniciativa en Ginebra para la abolición de las sanciones económicas” impuestas a Italia. El mismo autor indica que Alessandri señaló que Mussolini, el año 1939, le manifestó que “sentía una viva y eterna gratitud por la actitud