Tarot en PHI: Paradigma Hermético Iniciático. Leo En PHI
no existía el número Cero.
No obstante, sí es verdad que entre el 0 y 22, la energía que mejor lo representa es la del Cero: Todas las posibilidades en estado potencial, y ninguna manifestada en lo real, simbolizadas en un signo autocontenido, que no tiene principio ni fin.
Observemos la Carta. En la imagen, un joven risueño parece disfrutar del movimiento de sus manos sobre los hilos de una marioneta, completamente indiferente del abismo que se cierne a sus pies y sus espaldas... y de la marioneta en sí. En su mundo, sólo una pluma danzante que surca el cielo; lo demás es sólo Espacio, subrayado por el símbolo astrológico de Urano (el Cielo).
Estas figuras hacen referencia a dos típicas caracterizaciones de este Arquetipo: el Osado y el Simplón, y atención que este segundo término dista años luz de tener connotaciones desdeñosas.
El Loco es un Arquetipo que expresa la máxima Libertad de la que puede disfrutar un Ser Humano, sea ésta debida a la ausencia de miedos, desconocimiento, irresponsabilidad… o bueno, locura, claro está.
Ahora bien, no significa necesariamente que este personaje carezca de límites: en su aspecto más positivo, esta carta puede señalar a una persona que carece de límites impuestos por otro a los cuales acate obedientemente y sin cuestionar. No se trata de que ese sujeto no respete la ley, ni carezca de conciencia moral: la diferencia es que él ha incorporado como Propias esas leyes externas, y las respeta y las cumple porque entiende que es una parte integrada a una sociedad a la que no debe Desplazar para alcanzar sus objetivos… así como tampoco debe permitir que esa sociedad lo Desplace a él, Desviándole de su Camino.
Sin embargo, esta concepción Iniciática del Loco no es, lamentablemente, la que más comúnmente suele señalar este Arcano.
El alpinista desprovisto de vértigo que cuelga del peñasco es absolutamente inconsciente del peligro que corre, o peor aún: lo sabe y no le importa. El Loco busca siempre su Goce, y eso estará por delante de cualquier sabia y bienintencionada advertencia que pueda llegarle desde el “mundo exterior”, la cual descartará y desestimará probablemente sin destinarle mayores miramientos. La persona que ama a su familia, pero la pone en riesgo cada vez que es incapaz de refrenar el placer de vivir una aventura, por ejemplo, podría ser un caso de este alpinista. Quien atraviesa una situación financiera delicada y sucumbe a la fascinación de los tragamonedas de un casino, podría ser otro. Esto no quiere decir, por supuesto, que cualquier acto compulsivo refleje la figura del Loco en la sombra de esa persona; se trata de ejemplos emblemáticos que, en lo particular, como siempre, hay que analizar en profundidad qué Sucede detrás de lo que en lo concreto está sucediendo.
El Simplón hace referencia a los bufones reales. Cierto es que en la época medieval este cargo muchas veces lo ocupaban personas con un intelecto por debajo de lo normal (Sally Field, en su impecable actuación como la madre de Forrest Gump, le increpa al director de la escuela, que se negaba a admitir a su hijo precisamente por esta situación: “Y dígame Usted; ¿qué significa normal, después de todo?”), pero también es cierto que el bufón era el único que podía tratar al rey como un igual sin que ello conllevara una ofensa. La frase “Los Niños y los Locos dicen siempre la Verdad” puede estar detrás de esta particular excepción. El Simplón habla de una persona que piensa en hacer algo, y directamente se dirige a hacerlo, sin planificar ni detenerse a medir los riesgos o quizás evaluar alternativas mejores a la manera en que se le ocurrió que podía lograrlo. Es importante, y en este sesgo del Arcano se suele confundir frecuentemente, entender que no estamos hablando de una persona tonta ni rústica: simplemente, es alguien que se arroja al mar sólo porque se le cayó la pelota desde la cubierta del barco. También puede representar a individuos con un gran Mundo Interior dentro del cual disfrutan perderse. Pueden parecer desconectados, inconexos incluso, eternamente ensimismados y con dificultad para enfocar su atención, pero creánme que mientras los de afuera desesperan por su aparente indiferencia -de la cual frecuentemente son totalemente ignorantes-, por dentro ellos ¡la están pasando genial!
El Loco es una Fuerza disruptora por naturaleza; es esa Energía que aparece y gira las tornas en una historia: imprevisible, indomable…, incluso travieso e irresponsable. Es ese personaje que nos cuesta clasificar como “bueno” o “malo”, porque nunca parece actuar conforme a los preceptos morales que gobiernan a los demás caracteres de la obra; no porque se rebele a ellos, sino porque es inerme a los mismos. Carl Jung, en “El Hombre y Sus Símbolos” y otras obras, nos habla de un Arquetipo llamado Trickster, que vendría a traducirse como el Tramposo, el Loco o el Bufón, presente en gran cantidad de mitos y cuentos infantiles, y responsable (si de algo puede ser responsable) de los giros y vericuetos más impensados de la trama.
Podríamos decir que las cualidades de este Arquetipo que conviene mantener e incluso cultivar son el Arrojo, el Sabor por la Aventura y el disfrute de su libertad y mundo interno. El Consejo desde el Hermetismo, para quien se identifique con esta carta es Aprender a Considerar al Otro, lo cual no significa -como el ego de una persona de estas caracterísiticas podría querer susurrarle- Desplazarse por los Demás, sino que implica Sumar una instancia de Reflexión y Evaluación antes del impulso que intenta expresarse espontáneamente. Y una vez que el resultado de dicha instancia sea que el Desde Dónde es el correcto, y de que nos hemos asegurado que no actuamos desde lo automático de nuestra Programación, podemos darle rienda suelta y utilizar toda la fuerza del Loco a favor de nuestro verdadero Deseo!
I
El Alquimista
El Uno es la primera manifestación de Todas las Posibilidades, ahora decantadas en Una. El Uno es Falo, y como tal representa al Principio Activo Masculino. Hace referencia a los Inicios, en cuanto ese Falo perfora la Completud del Cero, permitiendo atravesarlo y asomar la cabeza (como un bebé en un parto) a un mundo nuevo. Este nacimiento implica la fuerza de un verdadero estallido de energía (habrá que ver en cada caso de qué tipo de energía se trata), sin el cual este Inicio hubiera sido imposible. Sin embargo, debido también a haber sido el Primero, existe una cierta juventud, o inexperiencia, que dificulta el manejo, canalización y direccionamiento de esas energías.
Ése es el desafío del Alquimista… porque también ese es su Gran Poder. En el Tarot en PHI prescindí de denominar a esta carta como El Mago, así como en la imagen de la carta prescindí intencionalmente de recurrir al típico anciano de apariencia sabia, con el dominio consumado de su propio Poder, como tantas veces es mostrado en otras Barajas. No es una figura como Merlín, Gandalf… ni Dumbledore, ya puestos -otro célebre Mago Maestro de la ficción moderna-; no es el Arquetipo de esta carta el del Viejo Sabio. En constraste, nuestro Mago aparece como un hombre relativamente joven que recientemente ha logrado ejercer su Voluntad sobre los Elementos; sin embargo, tampoco es un aprendiz inexperto: de hecho lo vemos en la imagen combinar exitosamente los cuatro Elementos o Tattwas Alquímicos (el Fuego -representado por la Vara-, el Agua que lo rodea, el Aire -representado por la Espada- y la Tierra -las rocas sobre las que está parado-), a través tanto de lo que se concibe como Conocimiento Académico -representado por el Libro-, como por el Azar -representado por los Dados-, para generar la Gran Obra de los Maestros Alquimistas: la Piedra Filosofal, aquella que transmuta en Oro todo lo que toca.
En Hermetismo normalmente nos referimos a cuatro Figuras provenientes de la tradición chamánica: el Guerrero, el Mercader, el Sacerdote y el Mago. El Iniciado debe comenzar por el Guerrero, o todo lo que realice como Mercader o Sacerdote tendrá un Desde Dónde fallido, ya que es el Guerrero quien mantiene a raya la Falla, aquello que nuestro psiquismo pone en juego cada vez que nos acercamos a un Borde, con el fin de alejarnos de él. El Mago es la integración de las tres Figuras anteriores, y como tal es Más que la Suma de las partes. Este Mago implica y conmesura un conocimiento propio y un trabajo personal que al de esta carta le queda demasiado grande. Es por ello que en el Tarot en PHI decidí renombrarlo para que no se preste a confusión, dándole un título que se amolde más a mi entendimiento de la energía de esta carta, y que no menoscabe sino resalte el verdadero Poder de la misma: el Reconocernos como Seres Divinos, y por lo tanto capaces de Crear.
Por ello he llamado a esta carta El Alquimista,