Colección de escritos publicados en Nueva España por diferentes cuerpos y sugestos particulares. Mariano Peset Mancebo

Colección de escritos publicados en Nueva España por diferentes cuerpos y sugestos particulares - Mariano Peset Mancebo


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habitantes

       Proclama que la nobilísima Ciudad de México dirige á los fidelisimos habitantes de Nueva España

       Manifiesto del ilustre Claustro de la Real y Pontificia Universidad de México, publicado de orden del Superior Gobierno

       Exhortacion del Excmo. é Illmo. Sr. D. Francisco Xavier de Lizana y Beaumont, Arzobispo de México, á sus fieles y demas habitantes de este Reyno

       Pastoral que el Illmo. Sr. Dr. D. Manuel Ignacio Gonzalez del Campillo, dignisimo Obispo de la Puebla de los Angeles, dirige á sus Diocesanos

       Manifiesto que el Obispo de la Puebla de los Angeles dirige á sus Diocesanos

       Edicto instructivo que el Illmo. Sr. D. Manuel Abad Queypo, Obispo electo de Michoacan, dirige a sus Diocesanos

       Edicto segundo del mismo Señor Ilustrísimo...

       Exhortacion que los Diputados para las próximas Cortes hacen à los habitantes de las Provincias de la Nueva España

       Exhortacion que dirige á los habitantes de la Provincia de Valladolid su Diputado

       Diálogos patrióticos entre Filopatro, Acerayo y Morós.

       Primero

       Segundo

       Tercero

       Quarto

       Quinto

       Sexto

       Séptimo

       Octavo

       Nono

       Décimo

       Undécimo

       Duodécimo

       Décimotercio

       Décimoquarto

       Décimoquinto

       Discurso sobre los males que puede causar la desunion entre espanoles ultramarinos y americanos, aprobado por el Ilustre Claustro de esta Real y Pontificia Universidad, en el que se juntó la tarde del 4 de Octubre de 1810. Escribíalo el P. D. Juan Bautista Diaz Calvillo, Doctor teólogo por la misma Universidad, y Presbítero de la Real Congregacion del Oratorio de San Felipe Neri de esta Corte

       Reflexiones del Doctor Don Luis Montaria sobre los alborotos acaecidos en algunos pueblos de Tierradentro, impresas de orden de este Superior Gobierno á costa de los Doctores de la Real y Pontificia Universidad

       Foncerrada michoacanense, Oidor de Mexico, habla á sus compatriotas por la felicidad pública.

       Reflexiones del patriota americano Licenciado D. Fernando Fernandez de San Salvador, Asesor ordinario por S. M. de esta Intendencia

       Manifestacion que hace Mariano Primo de Rivera de sus sentimientos y deseos en las circunstancias tristes de la época presente, á los habitantes todos de estos reynos

       Exhortacion que á los habitantes de México hace un individuo del ilustre Colegio de Abogados, Relator de esta Real Audiencia

       Voz imperiosa de la verdad, y desengaños poluicos contra preocupaciones vulgares. Por el Capitan D. José Maria Quirós, Secretario de la Real Junta del Préstamo patriótico y del Consulado de Ver a-Cruz

      EL VIREY DE NUEVA ESPAÑA

      A TODOS SUS HABITANTES.

      Conseguido en la formacion del Supremo Consejo de Regencia de España é Indias, que á nombre de nuestro adorado Rey y Señor D. Fernando el VII gobierna el Reyno, el deseo general de la Nacion que aspiraba á depositar su confianza en una autoridad concentrada conforme á nuestras leyes, y mas á propósito que la anterior Junta Central para desplegar aquella energía y actividad que son necesarias á fin de conducir la Nacion en las críticas circunstancias en que se encuentra; principió aquel Cuerpo representante de la Autoridad Soberana á dirigir sus miradas paternales y benéficas hácia todas las partes de nuestra dilatada Monarquía para dispensarles el auxîlio y proteccion que respectivamente pudiesen necesitar. Entre las que mas llamaron su atencion fue una este importante Reyno, cuya feracidad, riqueza y demas qualidades apreciables que lo califican le hacen preferente objeto de la codicia, ambicion y voracidad del tirano Napoleon. Y deseoso S. M. de poner á cubierto este pais de una invasion que lo reduxese á la mas insufrible tiranía, de establecer en él los principios de justicia y equidad que pudiesen elevarlo á la prosperidad de que es susceptible, y de renovar y estrechar cada vez mas los sagrados vínculos que lo unen á la Madre Patria: entre otras providencias que ha tomado y tomará oportunamente, tuvo la dignacion de nombrarme á mí por Virey de este Reyno, para que persuadido y penetrado yo de sus ilustradas y justas ideas, pudiese contribuir á su realizacion. Aunque esta eleccion honraba demasiado mis cortos méritos y talento, supliqué sin embargo por tres veces á S. M. me permitiese continuar mis servicios en los exércitos, porque me era muy sensible dexar la península en ocasion en que los pérfidos enemigos de nuestra independencia cometian en ella tan sacrilegas profanaciones y atentados. S. M. no tuvo á bien condescender á mis súplicas, y yo no pude tomar otro partido que obedecer ciegamente sus superiores mandatos, consolándome con la idea de ser el instrumento de que se valia S. M. para establecer en este Rey no el orden, la equidad y la justicia en lo interior, y e! respeto y consideracion para con los extrangeros, que son y han sido siempre los mas vehementes deseos de la universalidad de la Nacion. Estas miras tan saludables, tan benéficas y tan justas han ocupado constantemente mi atencion desde mi nombramiento para servir este Vireynato. Ya me lisongeaba yo anticipadamente de ser el instrumento de vuestra prosperidad y seguridad: contaba con que siendo dóciles á mis insinuaciones, excitaria cada vez mas en vosotros aquel amor á la Madre Patria que ha sido siempre vuestra divisa; y me prometia que guiados, como ella, por los principios heroicos que la han conducido en la lucha terrible que con asombro y admiracion del mundo sostiene contra el mas infame tirano que vomitaron los abismos, opondriais una barrera impenetrable á sus provectos locos é insensatos de universal usurpacion. ¡Pero qual ha sido mi desconsuelo al ver desvanecerse aquella agradable perspectiva que era el objeto de mis anhelos, y el fin adonde se dirigen todos mis pasos y providencias! Sí, Españoles Americanos, mi sentimiento es inexplicable, y agrava mucho mas mi dolor la consideracion de que sois vosotros mismos los que os oponeis.á vuestra felicidad.

      Deseoso de curar vuestros males, y de vencer todo obstáculo que se oponga á ella, desde mi entrada en esta Capital, me he ocvipado constantemente en conocer vuestra situacion, y mi corazon ha sido penetrado del mayor sentimiento al conocer la rivalidad, division y el espíritu de partido que reyna entre vosotros. Este mal, si por desgracia continuase, seria el principio de nuestra ruina, seria el fomento de una injusta odiosidad entre


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