Colección de escritos publicados en Nueva España por diferentes cuerpos y sugestos particulares. Mariano Peset Mancebo

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la gracia, ni de vosotros la unidad, que estrecha á los fieles en vínculo de paz, conforme á la doctrina del Apóstol (3).

      Ea pues, hijos mios, mis desvelos por vuestro bien eterno y temporal, y la confianza en vuestra docilidad excitan mi zelo hoy mas que nunca, para libraros de los desastres que os amenazan. ¿Que espíritu malévolo, que furia infernal quiere conmover las tranquilas moradas de los pueblos comarcanos, acaso con el fanático y atrevido pensamiento de acercarse á nosotros, sin conocer que vendrian á buscar su sepulcro? ¿Acaso porque la Divina misericordia quiere compadecerse de tantos infelices extenuados con la escasez, allí mismo el demonio prepara el veneno á los sencillos habitantes? Tal parece su oculto designio. Y si la Divina providencia nos quiere dar un nuevo testimonio de proteccion, congratulémonos dándole Jas mas sinceras gracias; pero si nuestra ingratitud no reconoce su benéfica mano, temamos su justa indignacion.

      Sí, amados habitantes, ya lo seais de mi Diócesi ó de otra qualquiera; yo no puedo prescindir de avisaros el riesgo que corren vuestras almas, y la ruina que amenaza á vuestras personas, si no cerrais los oidos á la tumultuaria voz, que se ha levantado en estos dias en los pueblos de Dolores y S. Miguel el grande, y ha corrido hasta la ciudad de Quetétaro. Algunas personas díscolas, entre las quales oigo con dolor de mi alma el nombre de un Sacerdote digno de compasion y vitando por su mal exemplo, parece son los principales fautores de la rebeldía. Dime, dime, pobre engañado por el espíritu maligno, tú que lucías antes como un astro brillante por tu ciencia, ¿como has caido como otro Luzbel por tu soberbia? ¡Miserable! no esperes que mis ángeles (así llama la Escritura á los Sacerdotes) vayan tras de ti, como aquella multitud que arrastró el ángel cabeza de los apóstatas en el cielo: todos pelearán con el Prepósito de la Milicia Eclesiástica, y no se volverá á oir tu nombre en este Reyno de Dios, sino para eternos anatemas. ¡Bendito sea el Señor, que me ha consolado con la dicha de que ninguno de mi Clero haya manchado hasta ahora la buena opinion, y espero contribuirá como hasta aquí á Ja conservacion de la quietud pública! Pero ya que al frente de los insurgentes s: halla un Ministro de Jesucristo (mejor diré de Satanás) preconizando el odio y exterminio de sus hermanos, y la insubordinacion al poder legítimo, yo no puedo menos de manifestaros, que semejante proyecto no es ni puede ser de quien se llama cristiano, es contrario á la ley y doctrina de Jesucristo; y si el observar lo que él mismo nos manda sobre la caridad con nuestros hermanos os conducirá al cielo; el practicar lo contrario os llevará infaliblemente al infierno. Mirad que precursor del Anticristo se ha aparecido en nuestra América para perderos.

      Si yo tratara de probar esta verdad con la multitud de testimonios divinos que la autorizan, me dilataria mucho; pero os hago el honor ó justicia de creer que no dudareis de las proposiciones que un Prelado ingenuo os dice con sencillez, esperando le deis crédito.

      Quando tenia el mando político os hablé de la pueril rivalidad y necios partidos de europeos y criollos. El buen ciudadano no debe conocer otro que el de la religion que le honra, y la razon que le ilustra: el buen cristiano, el que prefiere á todo la ley del Redentor, no solamente debe cumplir con los deberes de hombre civil, sino tambien debe mirar con amor á su próximo, como Dios se lo manda. ¿Y será amarle inspirar odio contra él? ¿será amarle afligir su persona y privarle de sus intereses, atentar contra su reposo y vida? Es claro que no. Pues á esto se dirige el plan inquieto de esos enemigos de vuestra vida é intereses. Vosotros mismos podéis conocerlo, pues no ignorais que los capítulos principales de la ley de Dios comunicada por los Profetas, su divino Hijo y los Apóstoles, son amar al próximo como á nosotros mismos. No os dexeis pues alucinar de quien os proponga lo contrario: mirad que el interes eterno de vuestra alma es preferible á todos los temporales que falsamente os promete el principal agente de la insurreccion, y que ciertamente no lograreis aun en el caso no esperado de que los sediciosos llevasen al cabo sus perversas ideas, que todas se dirigen á perderos y arruinaros.

      ¿No lo veis verificado en la revolucion de Francia? Algunos pocos han sido ensalzados: todos los demas, ó han perecido hasta el número de dos millones de hombres en las campañas de veinte y un años, ó han quedado en la misma indigencia y clase en que estaban colocados, si no han sido reducidos á otra de mayor penuria. Lo mismo sucederia á vosotros: trabajariais para engrandecer al mas intrépido; y quedariais casi todos defraudados de vuestros deseos. El mejor gobierno de cada pais es el que actualmente tiene, dixo ya años hace sin poder resistir á la fuerza de la verdad uno de los mayores revolvedores de la Francia, porque son tales y tantas las desgracias que han de intervenir para mudarlo, que jamas podrá compensarlas felicidad alguna. ¿Que deberá decirse ahora despues de haber aprendido lo que nos enseña el exemplar de Francia? Es cierto que Napoleon domina, prospera y subyuga; ¿pero este impío ensalzado sobre los cedros del Líbano por su astucia infernal, dexará de experimentar quando menos lo piense la muerte desastrada que ha sorprehendido á todos los demas perseguidores de la Iglesia, como refiere individualmente Lactancio Firmiano en el libro de morte persecútorum: se ha abreviado la mano del Señor, ó dexarán de cumplirse en algun tiempo sus palabras?

      ¿A quantos errores y extravíos os conducirá un hombre que ademas de haber prostituido su carácter con odio condenado por nuestra santa ley, se ha asociado con algunos otros publicando la


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