Historias del hecho religioso en Colombia. Jorge Enrique Salcedo Martínez S J

Historias del hecho religioso en Colombia - Jorge Enrique Salcedo Martínez S J


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dichos dos padres para poblar un monasterio de la Orden de los franciscos en un pueblo de vuestra majestad que se llama Turbaco.73

      Este convento para 1559 sería temporalmente abandonado debido al asalto del que fue objeto la ciudad de Cartagena, por parte de los piratas franceses Juan y Martín Cote, por lo cual los religiosos franciscanos deciden trasladarse a la villa de Tolú, hasta que por pedido de las autoridades de Cartagena retornan a reedificar el convento de esta ciudad. La situación de este convento, al igual que la del resto de conventos franciscanos en el Nuevo Reino, era precaria, debido a las pocas rentas que estos poseían:

      En el navío de aviso que fue de esta costa de Tierra Firme esta año de 1583 escribimos los capellanes y siervos que vuestra majestad tiene en este convento de San Francisco de Cartagena, suplicando que fuese servido mandar librar vuestra real cédula para que por ella se nos haga en este convento un cuarto o dormitorio, donde los religiosos huéspedes que por orden de vuestro real Consejo a estas partes pasan a la predicación evangélica y conversión de los naturales sean hospedados y aposentados los días que aquí estuvieren porque se padece tanta necesidad y estrechura, que por no haber aún para los moradores, sirve de dormitorio la iglesia y los lugares donde los divinos oficios se celebran, para lo cual y para reparos de la pobre iglesia que tenemos, pedimos a vuestra majestad en merced y limosna, se nos dan los novenos de los diezmos de este obispado lo que han restado después del cumplimiento de vuestra real cédula librada para las obras de la santa iglesia catedral de este obispado.74

      Respecto al convento de Cartagena, Asencio afirma que “está fundado fuera de la ciudad junto a unas casas y huertas llamadas Getsemaní. Es convento de veinte frailes, dos predicadores. Tiene cinco doctrinas de indios malibúes”75.

      Mantilla señala que, a finales del siglo XVI, la provincia de los Doce Apóstoles del Perú mostró interés por el convento de Cartagena, para que este formara parte de su jurisdicción, pues

      [...] el Comisario general del Perú, en vista de que aquel convento era el primero que encontraban los frailes cuando venían a Tierra Firme, y escala obligada de los que continuaban al Perú [...]. Para conseguir sus propósitos habían escogido el camino fácil de la delación, argumentando que en el convento de Loreto no se vivía con el buen ejemplo y la disciplina a que estaban obligados los frailes menores.76

      Cabe observar que los conventos de Cartagena y Tolú eran parte de la “Custodia de Tierra Firme”, la cual, después del Capítulo General de la orden en Valladolid, en 1565, pasa a la provincia de Santafé. Este inconveniente con Lima es solucionado en 1587, cuando fray Esteban de Asensio, en el Capítulo General de la orden celebrado en Roma, regresa “con el decreto que había expedido el Capítulo mediante el cual ordenaba a la Provincia de los XII Apóstoles del Perú que restituyera a la del Nuevo Reino la posesión de su convento en Cartagena”77.

      El quinto convento importante en la provincia es el de Trinidad de Muzo, fundado por fray Esteban de Asencio, cuando era comisario provincial en 1566: “Está fuera de la ciudad en buen sitio. Tiene cinco frailes moradores, dos doctrinas de indios musos”78.

      El sexto convento es el de Nuestra Señora de La Palma, del cual Asencio dice: “Fundose en el tiempo del primero Provincial, año de sesenta y siete. Su vocación es de Nuestro Padre S. Francisco. Está dentro de la ciudad; tiene cinco frailes, un Predicador, dos doctrinas de indios colimas”79.

      El séptimo convento es el de “Enserma” (sic) de la Gobernación de Popayán: “Fundole Fray Esteban de Asencio, con comisión del tercer Provincial, año de setenta y dos. Llámase Nuestra Señora de la Concepción. Tienen ordinariamente cinco frailes moradores un Predicador, dos doctrinas de indios. Está dentro de la ciudad”80.

      El octavo convento mencionado por Asencio es el de Cartago, ciudad que pertenece a la Gobernación de Popayán: “Fundose en tiempo del quinto Provincial, año de sesenta y ocho. Su avocación es Nuestro Padre San Francisco, dentro de la ciudad. Tiene dos frailes moradores”81.

      El noveno convento está en la ciudad de Espíritu Santo, provincia de La Grita: “Fundose por comisión de fray Francisco de Guzmán, Comisario de Indias y de Corte, año de setenta y nueve. Está dentro de la ciudad; tiene solo tres frailes moradores. Por la pobreza y necesidad de la tierra, dos doctrinas de indios. Es guardián fray Juan Manuel, de la Provincia Santa Fe de Santiago. Predicador, buen relijioso y acreditado en su profesión”82.

      El décimo convento es el de Mompox, que es parte del obispado de Cartagena: “Fundolo, tomando el sitio y posesión para ello, dentro de la ciudad, y llamándolo San Antonio de Padua, el sexto Provincial fray Pedro de Azuaga, año de ochenta y dos. Tiene cinco frailes moradores, un Predicador, tres doctrinas de indios malibúes”83.

      El undécimo convento es el de la ciudad de Ocaña, del obispado de Santa Marta; su primer guardián es fray Gaspar Rincones: “Fundose en tiempo de fray Francisco de Gaviria, séptimo provincial, año de ochenta y cuatro. Su avocación es de Nuestro Padre San Francisco. Tiene tres frailes moradores”84.

      El duodécimo convento es el de Mariquita: “Fundose por comisión en tiempo de el séptimo Provincial Fray Francisco de Gaviria. Su vocación es de Nuestro Padre San Francisco. Tiene cinco frailes moradores, un Predicador, dos doctrinas de indios panches”85.

      CONCLUSIONES

      En primer lugar, independientemente de los intereses económicos y políticos, es evidente que le corresponde a la Corona castellana la tarea de cristianización del Nuevo Mundo. Los Reyes Católicos se convierten en el siglo XVI en los “padres espirituales de los indios”, como explica Mendieta86; será entonces la figura del Patronato el referente de todo el proceso de evangelización.

      Estos hombres venidos de Europa lograron en el Nuevo Reino de Granada su primera conquista, aunque sin aceptar la diversidad y la diferencia de lo encontrado; religiosos temerosos de Dios, que les exige cumplir su “voluntad”, que no era otra que lograr la “salvación eterna” de cada uno de los habitantes de la tierra e imponer un cristianismo redentorista. La población indígena se hace objeto de la preocupación de estos observantes, que consideran su deber lograr la conversión de los nativos para alcanzar la salvación eterna.

      Hay un afán misionero, una urgencia en la misión salvífica, lo que implica acelerados procesos de bautismo, penitencia y matrimonio, organización de misiones, custodias y conventos. Se fundan 10 de ellos en solo 15 años, entre 1550 y 1565. No puede dudarse de que también los indios fueron “creados a Imagen y semejanza de Dios” y que también fueron “redimidos por la sangre de cristo”.

      OBRAS CITADAS

      Fuentes primarias

      Archivo General de Indias (AGI). “Informe de fray Jerónimo de San Miguel a Carlos V”. Bogotá, 11 de septiembre de 1551. Audiencia de Santafé 188.

      ____. “Informe de fray Juan de San Filiberto a Carlos V”. Bogotá, 1553. Audiencia de Santafé 188.

      ____. “Real Cédula del 7 de junio de 1550”, 1550. Indiferente General 532.

      Fuentes secundarias

      Arcila Robledo, Gregorio. “Orígenes de la orden franciscana en Colombia”. En Apuntes históricos de la provincia franciscana de Colombia. Bogotá: Imprenta Nacional, 1953.

      Baradas, Joseph. “Segunda parte: La Iglesia en América. Cap. 6. La Iglesia católica en la Hispanoamérica colonial”. En Historia de América Latina, de Leslie Bethell, vol. 2. Barcelona: Editorial Crítica, 1990.

      Castañeda, Paulino, y Juan Marchena. “Cap. IV. La organización eclesiástica”. En La jerarquía de la Iglesia en Indias: el Episcopado americano. 1500-1850, 153. Madrid: MAPFRE, 1992.

      De Asencio, fray Esteban. “Primera fuente impresa. Historia Memorial”. En Gregorio Arcila Robledo, Provincia franciscana de Colombia: las cuatro


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