El mediterráneo medieval y Valencia. Paulino Iradiel Murugarren
iban articulando los distintos territorios de la Corona.
Ya en la tercera parte, los cinco capítulos finales exploran un escenario distinto y concreto y representan etapas de una reflexión que recorre desde sus inicios, como no podía ser menos, toda la trayectoria investigadora. «Valencia en el Mediterráneo medieval» es el referente indiscutible de estos capítulos y de este proceso a través del estudio de la producción manufacturera, de las redes de comercio, de las catástrofes demográficas y de los mercaderes en el contexto de las corporaciones urbanas de oficios y de la organización política municipal. El análisis del comercio y de la función de los mercaderes no constituye una novedad desde el punto de vista historiográfico –ni ahora ni siquiera en la segunda mitad del siglo pasado–, tratándose de uno de los focos temáticos tradicionales de la historiografía urbana valenciana. Pero lo que aquí se pretendía poner de relieve era la evolución de las producciones mercantiles (las mercancías) y las connotaciones político-institucionales con respecto a la producción y organización artesanal, sobre todo textil, y en general la eficacia de las intervenciones de las políticas económicas implementadas, aspectos que están lejos de haber recibido un tratamiento completo en lo que respecta al área valenciana bajomedieval. «Ciudad mercantil», «burguesía», «mercaderes-empresarios» y, últimamente, «artesanos emprendedores» son conceptos clásicos o que han irrumpido con fuerza en este proceso. En torno a ellos se concreta también una auténtica pugna de definiciones e interpretaciones que provocan incertidumbres debido a la pluralidad de elementos manejados. En este sentido, organización del trabajo dentro y fuera de las corporaciones, movilidad social o profesional y movimientos demográficos medidos a través de epidemias y crisis catastróficas son realidades que van de la mano, pero que también producen diversidad de alineamientos coyunturales que contrastan con la unidireccionalidad –sea de crisis o de «edad de oro» de la economía– con la que habitualmente viene interpretándose este período. En la valoración comparativa de la fisonomía de las ciudades, la consideración del ordenamiento corporativo y de la consistencia demográfica presenta una función ambigua. Si, por una parte, predomina el trabajo libre no corporativo y con poca sujeción a normas y a competencias técnicas reguladas, por otra, los historiadores de la economía tienden actualmente a considerar el factor demográfico como una variable que no está ligada a procesos económicos, necesariamente causales, de crecimiento o de crisis.
El recorrido que acabo de exponer permite entrever hasta qué punto los temas tratados han logrado imponerse como trayectoria de investigación coherente pese a la diversidad de argumentos y de enfoques. Prioritariamente, la historia «razonada» del Mediterráneo y el diálogo con la producción historiográfica local se imponían per se como objetivo, pero también el esfuerzo debía dirigirse hacia la consideración de lo que los autores representativos de la disciplina habían producido. La aportación crítica, en definitiva, consistía en destacar algunos elementos relevantes que pudieran dar cuenta de una visión de conjunto indicando tendencias y sugiriendo posibles desarrollos futuros. Soy consciente de que, en nuestra profesión de historiadores, las posibilidades de éxito en este intento son reducidas debido a la existencia de algunos peligros, sobre todo evidentes cuando se trata de la intersección entre economía e historia. Por una parte, hay que evitar un recetario de explicaciones demasiado generales aplicables solo a lugares «imaginarios» o a situaciones teóricas. Por otra, hay que evitar igualmente que la historia económica pueda aparecer como una simple yuxtaposición de descripciones empíricas donde cada historiador procura contraponer, frente a cualquier esquema teórico, su verdad, su experiencia de investigaciones concretas y, por tanto, limitadas. Ni modelos únicos, ni simple «expresión geográfica» local, ni barra libre para que cada uno pueda «decir la suya». En realidad, habría que proporcionar a los estudios de esta materia que llamamos «historia social y económica del Mediterráneo medieval» una curiosidad y una sensibilidad que son condiciones de una buena elección de temas, de fuentes y de métodos con respecto a tres aspectos fundamentales de la común materia de estudio: 1) el factor tiempo, o mejor los hombres en el tiempo, según la conocida expresión de Marc Bloch, como salvaguarda de todo inmovilismo, de presentismos infundados o de modelos demasiado teóricos para situaciones «imaginarias»; 2) la desigualdad de desarrollos que, a través de los desequilibrios que se establecen entre los diversos grupos sociales, se combina con coyunturas, ciclos y divergencias («gran divergencia» o «pequeña divergencia») entre países y ciudades; 3) la interacción continua entre todos los factores que determinan el funcionamiento de las sociedades y sus transformaciones lentas o brutales, factores que no son solo de orden económico sino también culturales, políticos, técnicos e institucionales.
Este libro no habría sido posible sin los diálogos esporádicos, fructíferos intercambios de ideas y encuentros constantes –no necesariamente siempre físicos– con Mario Del Treppo, Marco Tangheroni, Stephan Epstein, Giampiero Nigro, Alberto Grohmann, Giovanni Cherubini, Gabriella Piccinni, Giuliano Pinto, Rinaldo Comba, David Abulafia y Giacomo Todeschini. Nadie como ellos para surcar estelas mediterráneas, aprender en seminarios de estudio, sentir el estímulo para descifrar los comportamientos económicos medievales sin esquemas preconcebidos. Otros acompañantes de debates y andaduras profesionales también deben ser recordados, en especial los que algunos han llamado «la generación de Estella»: José Ángel García de Cortázar, Juan Carrasco, Ángel Sesma, Nacho Ruiz de la Peña, Toni Riera, Manolo González, López de Coca, Ruiz Domènec y tantos otros de los que renuncio a citar nombres porque son muchos, españoles y extranjeros, con quienes hemos compartido durante décadas mesa (de ponencias, primero, se entiende) y mantel. Los compañeros del Departamento de Historia Medieval de Valencia y los alumnos de «historia económica» me han aguantado durante treinta y cinco años y me enseñaron mucho más de lo que yo les haya podido proporcionar. Los primeros «doctorandos» tras mi llegada a Valencia, Enric Guinot, firme apoyo como director en la actualidad del departamento, y Toni Furió, excelente continuador de trayectorias económicas y mediterráneas, me animaron, más de lo que creen, a la realización de esta publicación. Quiero agradecer especialmente la colaboración de Germán Navarro y David Igual por el entusiasmo que siempre han demostrado en la programación de seminarios y homenajes y en la selección y discusión –probablemente con un criterio mejor que el mío– de esta recopilación. Toñi, Miguel y Javier son completamente ajenos a los contenidos y a la «materia» de estos trabajos, pero me ayudaron y me acompañaron siempre, desde las proximidades del Cabo de la Nao en Jávea, a descubrir el horizonte mediterráneo –en este caso físico y material, además de mental–, me enseñaron las cosas importantes que no siempre coinciden con el trabajo habitual y a ellos va dedicado este libro.
PAULINO IRADIEL
Valencia, octubre de 2016
Referencias bibliográficas de los capítulos
1. «Definir y medir el crecimiento económico medieval». Inédito. Ponencia presentada en La crescita economica dell’occidente medievale. Un tema storico non ancora esaurito. XXV Convegno Internazionale di Studi (Pistoia, mayo 2015). Aparecerá, en versión italiana, en las Actas del Congreso.
2. «La transición y los aspectos del desarrollo comercial y manufacturero en la Europa bajomedieval y moderna», en R. Reyes (ed.), Cien años después de Marx, Madrid, Akal, 1986, pp. 420-425.
3. «Antes de la identidad, las identidades. Reflexiones desde la periferia». Inédito. Aparecerá en el Homenaje a Pablo Fernández Albadalejo que preparan los compañeros de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid.
4. «Economía y sociedad feudo-señorial: cuestiones de método y de historiografía», en E. Sarasa y E. Serrano (eds.), Señorío y feudalismo en la Península Ibérica (ss. XII-XIX), Zaragoza, 1993, vol. I, pp. 17-50.
5. «Medievalismo histórico e historiográfico», en F. Sabaté y J. Farré (coords.), Medievalisme: noves perspectives, Lleida, Pagès Editors, pp. 19-31.
6. «Fuentes de derecho privado: protocolos notariales e historia económica», en F. Ammannati (ed.), Dove va la storia economica? Metodi e prospettive. Secc. XIII-XVIII, Florencia, Firenze University Press, 2011, pp. 225-248.