Ronaldo: Un genio de 21 años. Wensley Clarkson

Ronaldo: Un genio de 21 años - Wensley Clarkson


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profundo se basa en su habilidad para hablar directamente con muchos de estos personajes. Ha construido estos contactos del inframundo durante muchos años.

      En Ultras ha lanzado una nueva edición de su libro Ronaldo: Un Genio de 21 años, editado en 1998, posterior a la fatídica noche del fenómeno en el mundial de Francia.

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      Nativo o perteneciente a la ciudad de Río de Janeiro.

      Sobrenombre de los indios a los primeros hombres blancos que llegaron a vivir en Río de Janeiro.

      Batucada: Afición

      CBF: Confederación Brasileña de Fútbol

      Chopp: Cerveza de barril

      Pagoda: Baile lento e íntimo similar a la salsa

      Macumba: Magia negra brasileña

      Maria Thuatiras: Grupo de mujeres fanáticas del fútbol

      Novela das oito: Telenovela o Novela

      Pelada: Fútbol callejero

      Urubu: Buitre

      Tras los pasos de un genio

      Advertencia al lector. Este es un libro acerca de uno de los sím­bolos de los años noventa cuya vida nunca ha salido completamente a la luz. Puede que no revele los pensamientos más íntimos o escandalosos de Ronaldo, pero quizás sea la versión más cercana que llegues a leer sobre la vida del futbolista y de la extraña final del Mundial de Fútbol de París.

      ¿Quién es el hombre que se esconde tras la figura del mejor fut­bolista del mundo? ¿De dónde procede su amor por los lujos de la vida y su regate apocalíptico? ¿Cómo es posible que alguien con unos orígenes tan humildes pueda sobrellevar hacerse multimillonario siendo aún un crío?

      La primera vez que me fijé en Ronaldo fue durante la final del Mundial de Fútbol de 1994. Él estaba sentado en el banco de suplentes y, a medida que Brasil se iba acercando más a la final que tanto esfuerzo le costó arrebatar a Italia, iba aumentando la decepción de la afición porque no tuvo ocasión de saltar al terreno de juego para demostrar sus grandes dotes futbolísticos. Nadie sabía a ciencia cierta si realmente era tan bueno, pero la gran mayoría aposta­ba que en cuestión de tiempo, Ronaldo se convertiría en alguien a ser tenido muy en cuenta en el mundo del fútbol.

      Más adelante coincidí con Ronaldo en el club que él había abierto en el distrito de Leblon en Río cinco semanas después de aquellos noventa minutos tan angustiosos de la final de Francia 98. Comencé a interesarme por él al observar la forma en que se com­portaba ante la muchedumbre: se mostraba torpe, tímido e incó­modo, pero con su expresión seria parecía estar diciendo: “volvamos al trabajo”. Junto a él, su ejército de guardaespaldas, agentes, familiares y supuestos amigos observaban todos y cada uno de sus movimientos.

      Me puse en contacto con gente de Río que le conocía bien. Uno de ellos, el famoso fisioterapeuta Filé, me comentó que Ronaldo “se encuentra en una encrucijada. La tormenta recién ha comenzado”.

      Muchos aceptaron abrir viejas heridas y revelar sus auténticos sentimientos por Ronaldo para ayudarme a escribir el libro. Dediqué muchas horas a entrevistar a esas personas, averiguando los extraños hábitos de Ronaldo durante su infancia y la verdadera historia acerca de su relación con unos padres atormentados. Los que me ayudaron, expresaron su auténtico deseo de que este libro fuese la única versión veraz e imparcial de la vida de Ronaldo y de los altibajos de Francia 98. Estaban convencidos de que Ronaldo comprendería que mi única intención era acercarme a la verdad. Estoy enormemente agradecido a los que decidieron apoyar mi ver­sión sobre todas las demás. Espero, de todo corazón, que este libro sea el fiel reflejo del valor y la determinación de los que se atrevie­ron a expresar su opinión.

      Las brillantes actuaciones de Ronaldo sobre los terrenos de juego de todo el mundo constituyeron otra fuente de información muy importante. Dicen tanto de su vida que me proporcionaron el hilo perfecto para poder coser las distintas partes de la narración. La vida de Ronaldo es el fútbol, y su fútbol nos da una idea de su vida.

      Cuando nos reunimos en agosto de 1998, Ronaldo midió mucho sus palabras y respondió a todas mis preguntas con calma y sere­nidad, a pesar de que las masas le estuviesen agobiando. Estoy enormemente agradecido de que ni él ni ninguno de sus principales agentes, Alexandre y Reinaldo, intentasen frenar mi proyecto de escribir el libro. Aunque Ronaldo nunca lo apoyó de forma oficial, tampoco puso trabas a ninguno de los amigos que decidieron cola­borar conmigo. Por todo esto, creo que el libro ha tenido un buen resultado. Con todas sus generosas contribuciones, he logrado dibujar una imagen con palabras que refleja plenamente la talla de este hombre. Aquí está todo reunido: la mayor de las miserias, la huida de los barrios marginales, el ascenso al estrellato y el misterio de aquellos noven­ta minutos desgarradores que cambiaron la imagen del fútbol mun­dial.

      Ronaldo no es la primera estrella de fútbol en la historia del deporte que se ha convertido en un símbolo. Sin embargo, sí es el primero en pertenecer, de los pies a la cabeza, a las grandes marcas deportivas, a los patrocinadores y, durante los dos últimos años, a dos de los clu­bes de fútbol más ricos del planeta. Miles de chicos y chicas adoles­centes enloquecidos le acosan donde quiera que vaya. Los sesenta y los primeros años de los setenta, fueron de Pelé; los ochenta, de Maradona, y, según parece, los últimos años de los noventa pertenecen a Ronaldo. Incluso el Papa bendijo al brasileño antes de Francia 98.

      El célebre gol que marcó ante el Compostela el 12 de octubre de 1996, cuando jugaba en el Barcelona, se convirtió en uno de sus distintivos. Para los amantes del fútbol, es uno de esos momentos que permanecerá en la memoria para siempre. Fue un gol comparable al de George Weah, del Milán, contra el Verona, o al segundo gol de Maradona a Inglaterra en 1986. En el gol de Ronaldo inter­vinieron tres elementos que hacen imposible someter a cualquier tipo de lógica o conocimiento las posibilidades de un pie y un balón. Incluso después de haber visto la imagen diez veces, es imposible comprender qué fue lo que pasó exactamente.

      Tras recibir el balón, Ronaldo se deshizo de un grupo de jugado­res que le salieron al paso, superó a rivales que habrían derribado a jugadores de menor valía y regateó a cinco jugadores del equipo contrario. Al final, con dos defensas flanqueándole y cuando pare­cía que iba a perder el equilibrio, acarició el balón sin esfuerzo apa­rente, superó al guardameta contrario y marcó el gol.

      Ese momento tan brillante duró tan sólo catorce segundos, pero refleja a la perfección los motivos que hacen ser tan especial a Ronaldo. Cuando le entran al choque, no se tira de forma melodramática; simplemente, esquiva. Dispara a través de las filas enemigas como si de una catapulta se tratara. Es un brasileño con el físi­co marmóleo de un alemán.

      El famoso gol fue retransmitido miles de veces en las cadenas de televisión de todo el mundo. Los supuestos expertos se dedicaron a discutir incesantemente el mérito de la jugada. Sin embargo, nadie pareció estar cansado de verlo. Fue prácticamente una obra de arte.

      Es imposible intentar explicar en pocas palabras la locura que invadió al mundo. Quizás, al igual que ocurre con muchos otros genios, la mejor forma de abordar la cuestión sea desde distintos puntos de vista.

      En el pasado, sólo unos cuantos jugadores han suscitado tanto interés. Sin lugar a dudas, el primero de la lista sigue siendo Maradona. Los hay que incluso han llegado a afirmar que Ronaldo es otro Maradona. Ambos fueron delanteros muy brillantes que consiguieron salir de ambientes marginales; los dos fueron descu­biertos, empaquetados y vendidos casi como esclavos a una edad excesivamente prematura; pero los puntos en común acaban ahí. Maradona tenía un inquietante botón autodestructivo dentro y fuera del terreno de juego. Hasta la final de Francia 98, Ronaldo nunca había cometido ni un error. Sin embargo, tiene


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